[SONIDO] Continuamos con nuestras sesiones sobre América Latina en la política mundial. Sin duda que para participar en los asuntos mundiales es necesario tener algún tipo de integración, de coordinación, de unidad. Así lo hicieron los europeos y fueron bastante exitosos ellos, a partir de estar destruídos por las guerras mundiales como fue el caso de Alemania, como fue el caso de Francia, empiezan a conversar, a unirse en torno al carbón, en torno al acero, en torno a la economía y arman lo que hoy día es un verdadero milagro de cooperación internacional como es la comunidad europea. En América Latina, esos pasos vienen desde siglos anteriores con Simón Bolívar y otros grandes pensadores, pero nos ha, hemos tenido dificultades para ir vinculándonos entre nosotros, no solo en las palabras, en las palabras tenemos muchos deseos de integración, pero en los hechos. En este sentido vamos a revisar el primer caso de esquemas de cooperación, donde al inicio, hacemos acuerdos de libre comercio, uniones aduaneras, pero posteriormente viene otra ola de procesos de integración donde se incorporan elementos sociales, elementos políticos y hoy día, incluso se habla de acuerdos de tercera y cuarta generación. En este sentido, hablamos un poco de un regionalismo que camina a varias velocidades. Algunos países más integrados, otros países más lentos y un poco, la oferta que Chile ha hecho en este sentido, ha sido aceptar las divergencias que existen entre nosotros para ponernos a trabajar con las realidades que cada país y que cada bloque tiene. Si ustedes ven, estamos hablando de un proceso tan antiguo, como es el caso de la Organización de Estados Americanos, pero que vemos el opuesto, donde países más bien que tienen una visión muy crítica de la Organización de Estados Americanos, se organizan en torno al ALBA, el fenómeno Chávez, el fenómeno de esta vinculación, de un grupo de países en el ideal bolivariano y con una plataforma muy anti imperialista para tratar de reunir a los países de la región en torno a una visión propia, distinta a la que nos entregaba la OEA, a la que entregaba UNASUR u otras. Pero también, junto a estos procesos, se van produciendo novedades, como es el caso de la CELAC, que es una agro unión, por primera vez, de todos los países de la región en la cual participan todos, incluso Cuba, pero sin la participación de Estados Unidos. Y se van produciendo distintas cumbres a través de distintos caminos de integración. Una de esas cumbres curiosas es la que estamos viendo aquí en pantalla, ¿no es cierto? Que es la reunión del año pasado, del 2014 en Panamá, donde empiezan a juntarse nuevamente países de las Américas, con Estados Unidos y otras sin Estados Unidos, como es la del CELAC. Ahora, si ven ustedes en la pantalla, cada país tiene sus propios ideales, sus propias estrategias de desarrollo y por lo tanto México tiene una relación casi simbiótica con la economía y la política y la sociedad norteamericana, muy distinta a la que tiene Brasil, Argentina o Chile. Por lo tanto, es difícil que países con estrategias de desarrollo económicos tan diversas, con ideales políticos tan distintos, puedan unirse en una plataforma común, como fue el caso de la Unión Europea. Y cada uno de esos actores, Venezuela, Chile, México, Colombia, América Central, tienen sus propias problemáticas. La idea ha sido de que aceptemos estas diferencias y podamos unirnos más allá de estas enormes diferencias que hacen de cada país una especie de pequeño planeta en sí mismos. Pero también dentro de estos planetas hay otros actores internacionales, que se ilustra de esta manera, que tienen mucho interés en la región. Tradicionalmente, por supuesto, estuvieron los europeos, después Estados Unidos, pero sin duda que la Unión Soviética tuvo su papel. Pero ahora aparecen otros que están interesados, como es el caso de Irán, la India, la República Popular China, que tienen interés de llegar a nuestras playas con su producto, con sus ideas, con su maquinaria, con su industria. Y eso provoca cierta competencia en el sentido que cada país de nuestra región trata atraer a India, a China, a otros países a sus propios intereses, de manera de poder hacer comercio, de ampliar sus mercados, etcétera. En este sentido, quizás cada uno de estos actores tiene intereses distintos. Para China es una aspiradora que busca recursos, ¿no es cierto? Para su desarrollo económico. Eso nos conviene mucho a los países que tenemos materias primas. Por eso es que al descender el desarrollo de China nos afecta a todos. Otros buscan minerales, otros productos agrícolas, otros productos manufacturados de alta categoría, en el caso de la India, por ejemplo, nos trae no solo sus camionetas, sus vehículos, sino que también en el caso de Rusia llegan, sobre todo, mucha maquinaria de tipo militar, de defensa, y otros en cambio, nos ofrecen servicios de telecomunicaciones, de tecnología, etcétera. Otros traen petróleo y gas, o buscan petróleo y gas en países como México o Perú que exportan estos productos. En este sentido, nuestras relaciones con los grandes quizás podríamos resumirlas en estas 5 posibilidades. O nos acoplamos a los grandes, especialmente a Estados Unidos, y esto es un poco lo que ha sido la política de algunos años durante México, ha ido cambiando, pero ha sido así. El plan Colombia es una típica expresión de esta, acoplarse un poco a los intereses de Estados Unidos o acomodarse, como lo ha hecho García, en el caso de Perú, Chile con la firma de los TLC y su ingreso al ALCA, u otros que han tenido una posición un poquito más distante, como es el caso de Argentina con la presidencia de los Kirchner, ¿no es cierto? Y muy desafiante, muy negativa, yo diría, y muy, yo diría, distinta a la posición de Estados Unidos, fue la de el ex presidente Chávez y su continuador Maduro, donde se desafía precisamente esa hegemonía norteamericana en nombre de la integración de la región. Otros se han aislado un poco más, como es el caso de Paraguay. Y hoy día la gran interrogante es, ¿hacia dónde se mueve Cuba? Sin duda que hay una mejor relación. Ha terminado el proceso de guerra fría entre Estados Unidos y Cuba, pero no sabemos dónde va a terminar ese proceso. En nuestra región empieza a aparecer también una forma propia de, you no entender solo las relaciones internacionales de América Latina desde un punto de vista político, sino ver también las relaciones económicas, los intereses en materia de informática, de tecnología. Otros actores empiezan a participar. Las compañías multinacionales, el sector privado, las empresas, se empiezan a modificar las instituciones internacionales, como Fondo Monetario y otras, para adecuarlas a las necesidades de la región. Empiezan a aparecer otras alternativas, ¿no es cierto? No solo la liberal, sino que la marxista, la constructivista, distintas maneras de poder salir de nuestros propios problemas y tener una propia visión de lo que ocurre en el mundo y después prestar atención, no solo a los distintos actores, países separados, Uruguay, Paraguay, Brasil, sino también al funcionamiento del sistema internacional. Porque, querámoslo o no, todavía la geografía tiene su peso, pero también no podemos caer en la trampa de la geografía, es decir, porque somos un continente vamos a estar solo ligados a nuestras propias relaciones continentales, tenemos que salir afuera, comunicarnos con el resto del mundo. ¿Hasta qué punto tenemos libertad para hacerlo? A veces es difícil porque hay mucha dependencia en nuestras economías, tanto de Estados Unidos, de Europa, de China y de otros lugares, pero ese es, un poco, el eterno dilema de nuestra región, cómo ir logrando más espacios de autonomía y para eso cada camino, cada sub región, cada país va eligiendo su propio camino. En la actividad que vamos a recomendar se van a reforzar algunos de los aspectos que hemos visto en esta sesión. [AUDIO EN BLANCO]