[MÚSICA] Continuamos con nuestro curso sobre América Latina en la política mundial. En otras sesiones hemos visto cómo se va relacionando la región con otras grandes potencias bloques como Europa, el mundo del pacífico, etcétera, y también como desde afuera empiezan a interesarse otras grandes potencias en nuestra región. Pero ha habido un proceso que ha cambiado no solo el lugar de nuestra región en el mundo, sino también el lugar que las grandes potencias tienen en el sistema internacional, y ese fenómeno es conocido como el proceso de globalización. No solo aumentan la velocidad de flujo, de bienes, de ideas, de servicios con una forma instantánea sino con algo mucho más profundo, se cambian las nociones de tiempo y espacio, y nos estamos vinculando nosotros sin pensar o sin tener la necesidad de vincularnos físicamente. Aquí hay una virtualidad en nuestra relación y por lo tanto estamos practicando esta idea y este proceso que es denominado la globalización. Para ir en más detalles, hemos estado reflexionando en la región, ¿no es cierto? Como insertar a nuestro continente en la política mundial, y han aparecido you ciertos esfuerzos sistemáticos para reorientar el estudio de nuestra región en este nuevo ciclo político. En este sentido, hay un legado en saber que no podemos olvidarlo, desde el caso de las primeras grandes propuestas de integración latinoamericana con Simón Bolívar, con las propuestas de don Andrés Bello y después you más recientemente en la post guerra un intelectual del tamaño de Helio Jaguaribe, en el caso de Brasil Juan Carlos Puig, Previs y otros que empiezan a pensar sobre el futuro de nuestra región como una periferia del sistema político internacional y a buscar cómo darle resiliencia, cómo dar alguna fortaleza a las posibilidades de ser más autónomo en un mundo globalizado, donde ni siquiera los grandes tienen plena independencia, porque dependen también de la situación del resto del sistema internacional. Ello ha de alguna manera disminuido las grandes polarizaciones, los grandes procesos revolucionarios, anti imperialista, el discurso anti yankee, persiste en algunos actores, en algunos líderes pero you no tiene el mismo fervor que el pasado, y la relación nueva entre los Castro y los líderes de Estados Unidos demuestra que ese discurso también está un poco obsoleto. Hay búsquedas también de nuevos caminos como es el caso del gran fenómeno de Lula que de alguna manera busca darle a Brasil un papel en la política mundial. Y su sucesora Dilma que ha tenido algunos éxitos pero que también recientemente tiene problemas severos en la conducción de su propia economía. Quizás lo que más se conoce son las famosas Tres D en los 60, que es la idea de Brasil de apoyar la causa del desarme, lograr el desarrollo, luchar por la descolonización. Estas tres D continúan posteriormente con el proceso de recuperar la democracia, hacer de los derechos humanos especialmente la inclusión de los más pobres y débiles al desarrollo y buscar fórmulas de lograr un desarrollo sustentable que respete el planeta en el cual nosotros estamos viviendo. Esas han sido en general, por mostrar solo un ejemplo las grandes prioridades de Brasil. También, ha habido otros aportes de Brasil a la conducción de los asuntos de América Latina, el legado del activismo del gran influyente diplomático de Brasil, el conde del Rio Branco a los inicios del siglo 20. Esta idea de buscar un alineamiento con occidente, pero veía que ese alineamiento no tenía mucha compensa y por lo tanto es uno de los grandes líderes de Brasil, el presidente Vargas va a buscar un camino distinto más independiente, más equidistante, más pragmático, buscando más autonomía y mayor universalismo en las relaciones internacionales de América Latina. Algo parecido ocurre con don Juan Domingo Perón en sus políticas e iniciativas en el caso de Argentina, y también de alguna manera en otros países del sur se van buscando soluciones distintas, más independentistas de las tradicionales. Lo más curioso que va a ocurrir en los últimos años, es esta nueva mirada que va a tener Brasil sobre su participación en el sistema internacional y a su vez este acercamiento de México, no solo a Estados Unidos con su Alca, con los acuerdos de libre comercio de Estados Unidos, pero también un buscar una nueva relación con el atlántico, con el pacífico, con Brasil. Eso está ocurriendo y quizás las 2 grandes potencias de la región México-Brasil, y ¿por qué no? Argentina en el futuro, van a ir jugando un papel determinante en la conducción de las relaciones internacionales de América Latina. Esto nos hace apostar que quizás ese tradicional desunión que existía entre Brasil y Argentina durante casi 40 años, ahora se está terminando este periodo, hay más cooperación entre ambos países, también hay más cooperación entre Chile y los países del Mercosur, pero también entre el Mercosur y los países de la alianza del pacífico, y esto quizás ocurre por este proceso de globalización que termina la política de bloques y de guerra fría, por eso es que se le denomina apolar, y que permite mayor espacio y autonomía a nuestras regiones, al mundo del desarrollo. Quizás la estrategia más innovadora en este sentido fue la estrategia chilena de una amplia inserción con una mirada positiva al proceso de globalización, atrayendo inversiones, servicios, haciendo negocios, invirtiendo en otros países, y en ese sentido creo que la estrategia chilena ha entregado ciertos frutos en el sentido de que acepta las diferencias que existen en la región, pero también quiere ser una especie de puente que una la experiencia que Chile tiene en sus relaciones con el pacífico con las relaciones que existen entre el atlántico y los países europeos. En ese sentido, la conversación entre Mercosur y alianza del pacífico creo que puede generar muchas iniciativas. A su vez este proceso de globalización curiosamente fortalece por un lado a los grandes pero también los debilita, porque les da mucho poder a los más pequeños. Estos flujos que no tienen control aumentan el poder de las potencias emergentes y se habla incluso con mucho optimismo del ascenso del sur, es decir esta crecimiento enorme de países pequeñitos como Singapur, Nueva Zelandia, Corea, pero también de los mayores como es India, Japón, China, y ¿por qué no? Dentro de América Latina, México, Brasil, Chile, en este ascenso del sur. Este ascenso del sur no es para romper relaciones con el norte, pero sí para fortalecer las posibilidades de desarrollo de nuestros países en este proceso de política global, donde prácticamente no hay ninguna área que no haya sido afectada como lo muestra esta gráfica de qué manera la cultura, los derechos humanos, la inclusión social ha sido afectada en algunos casos positivamente por el proceso de globalización y en nuestro caso, con mucha fragmentación y con mucha exclusión. Creo que lo más importante ha sido esta caída de esta división entre atlántico y pacífico, la posibilidad de que puedan hacerse experimentos tanto de cooperación en el pacífico como en el atlántico, en el pacífico con la alianza del pacífico y en el resto de los países de América Latina con los países del Mercosur. Creo que con esto hemos entregado este otro elemento, you no solo América Latina ante las potencias, sino también América Latina ante este proceso de globalización que tiene sin duda dimensiones económicas, políticas, estratégicas, culturales e incluso en el mundo de la cultura y de la espiritualidad. [AUDIO EN BLANCO]