Aún cuando se creó todo este complejo sistema para abarcar a todas las instituciones públicas del país, la verdad es que, por distintas razones y motivos, el sistema no ha logrado ser eficaz. Todavía existen muchos retos en el futuro inmediato. La organización Transparencia Internacional publica anualmente un importante índice sobre las percepciones de corrupción en todos los países. México, desafortunadamente, se encuentra en un lejano lugar, 138, de un total de 180, el cual es el nivel más alto en corrupción. Entre los retos del nuevo sistema, permítanme platicarles de cinco. El primero, hasta fechas muy recientes, se nombraron algunos de los funcionarios encargados de estos temas. Todavía, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, no tiene a los magistrados que se van a encargar de la sala de lucha anticorrupción. Otro reto es el de la coordinación. Hay un comité de coordinación, pero hasta que no entendamos muy bien qué quiere decir y cómo deben trabajar juntos todas estas instituciones, el reto sigue existiendo. Un tercer elemento tiene que ver con la política nacional anticorrupción, apenas está siendo formulada, y es este documento, este instrumento, el que va a definir la ruta por la cual todas las instituciones tienen que ir transitando para hacer efectiva y exitosa su labor en contra de la corrupción. Además, aquí se van a establecer los mecanismos de vinculación y de participación ciudadana y, además, los mecanismos de profesionalización de los servidores públicos, para que puedan estar blindados, protegidos, en contra de prácticas corruptas. Otro reto tiene que ver con las nuevas leyes que faltan, como por ejemplo, La Ley General de Contrataciones, o bien, la Ley de Adquisiciones y Arrendamientos del sector público, o la Ley de Obras, todas estas leyes muy importantes que tienen que ver, justamente, con la contratación de proveedores y de empresarios. Y el último reto, quizá, el más importante, es que el nuevo gobierno define muy bien qué quiere con el Sistema Nacional Anticorrupción, si necesita reestructurarlo, cambiarle algunas partes o, simplemente, fortalecerlo para que éste pueda cumplir con los objetivos que tiene planteados.