Cuando estás aprendiendo, por ejemplo, una palabra nueva, una idea nueva, un enfoque nuevo para la resolución de problemas, a veces tiendes a practicarla una y otra vez en la misma sesión de estudio. En cierta medida es útil y necesario para continuar estudiando, pero después de dominarla no tiene mucho sentido seguir repitiéndola. Esto se llama sobreaprendizaje. El sobreaprendizaje puede tener su lugar, puede producir una automaticidad que resulta importante cuando se ejecuta un saque en tenis o un concierto perfecto de piano. Si te atascas en los exámenes o al hablar en público, el sobreaprendizaje puede ser muy valioso. ¿Sabías que incluso los oradores públicos expertos practican alrededor de 70 horas para una charla de 20 minutos? La automaticidad puede ser útil en tiempos de nerviosismo, pero hay que evitar que el sobreaprendizaje repetitivo se limite y no se abuse de él en una sola sesión. Las investigaciones han demostrado que puede ser una pérdida de tiempo valioso de aprendizaje. La realidad es que, una vez que comprendes la idea básica durante una sesión, continuar machacándola durante la misma no fortalece las conexiones neuronales ni el almacenamiento en la memoria a largo plazo. Peor aún, enfocarse en una técnica es parecido a aprender carpintería practicando sólo con un martillo. Después de un tiempo crees que todo lo puedes arreglar con la misma herramienta. Sin embargo, repetir lo que estás tratando de aprender en una sesión de estudio posterior está bien y, a menudo, es valioso, puede fortalecer y profundizar tus patrones neuronales. Pero, ten cuidado, repetir algo que ya sabes perfectamente bien es, acéptalo, fácil y también puede generar una ilusión de competencia de que has dominado toda la gama de materiales, cuando en realidad solo te has concentrado en las más fáciles. En cambio, debes equilibrar tus estudios centrándote en lo que te resulta más difícil. Esta concentración en el material más difícil a través de la práctica deliberada, a menudo, es lo que hace la diferencia entre un estudiante bueno y otro excelente. ¿Recuerdas lo que vimos en el módulo anterior? A modo de recordatorio, la práctica deliberada incluía tres conceptos importantes. O, para aquellos que sois más visuales, quizás os sea más fácil recordar las imágenes de aprender a correr el maratón. Todo esto también está relacionado con un concepto conocido como "einstellung". La palabra en alemán "einstellung", que seguro que no estoy pronunciando bien, significa algo así como mentalidad mecánica, es cuando operamos en modo automático y revertimos a solucionar algún problema con técnicas habituales y conocidas. No buscamos planteamientos novedosos o alternativos. En este fenómeno, tu pensamiento inicial simple, una idea que ya tienes en mente o un patrón neuronal que ya has desarrollado y fortalecido a lo largo del tiempo puede impedir que se encuentre una idea o una solución mejor. Recuerda cuando vimos la imagen del "flipper", donde la bola inicial de pensamiento fue a la parte superior del cerebro, pero resultaba que la solución era más adecuada en la parte inferior. ¿Y qué es lo que pasa? Pues que los topes estrechos del modo focalizado y los patrones que has construido anteriormente crean una especie de surco que impide que esa bola salga de ese patrón y, por lo tanto, nos impide construir planteamientos novedosos. A veces hay que desaprender, hay que cambiar nuestros enfoques erróneos. Y para aprender nuevos, lo mejor es no perder tu curiosidad. Es estar dispuesto a probar, es estar dispuesto a explorar soluciones nuevas. Dejadme que traiga a colación el esquema que presentó el psicólogo americano Benjamin Bloom. Aunque es verdad que luego otros psicólogos educativos han evolucionado estas ideas, a mí me es especialmente útil para saber dónde estoy en cada una de las materias que estoy tratando de aprender. Bloom presentó una taxonomía de habilidades cognitivas resumidas en esta pirámide. Tiene varias capas. Se empieza con el nivel más bajo. El primer nivel es el de recordar; se trata de reconocer y recordar la información nueva. En el segundo nivel, pasamos a comprender esa nueva información, a ser capaz, incluso, de describirla. En el tercer nivel, se empieza a utilizar esa nueva información. En el cuarto, ya pasamos a ser capaces de analizar este nuevo conocimiento, poder comparar y contrastar con otros conceptos que ya conocemos; se empiezan a identificar patrones. En el quinto nivel, se pasa a ser capaz de evaluar, a ser capaz de juzgar y aplicar un sentido crítico a esas ideas que hemos aprendido. En último lugar, en el sexto nivel, se pasa a crear nuevas ideas, nuevos conceptos y hacer propuestas nuevas en base a los conocimientos anteriores. Pues bien, cuando padecemos de "einstellung", nos solemos quedar en el nivel cuatro, el del análisis. Ya sabemos suficiente, ya sabemos resolver problemas en esa disciplina o en ese área de especialización, y nos resistimos a aumentar nuestras habilidades cognitivas hacia niveles superiores de la taxonomía de Bloom. Eso es lo que nos pasa con el "einstellung". Un error frecuente que los estudiantes cometen al aprender es empezar a trabajar ciegamente en la tarea, en el problema, sin entender el contexto, sin leer el libro de texto, sin asistir a las clases o sin ver las lecciones en línea, incluso sin molestarse en hablar con alguien que conozca mucho más de ese tema. No saber contextualizar es una receta segura para un aprendizaje mediocre. Es como permitir, aleatoriamente, que un pensamiento se dispare en nuestra máquina de "flipper" en el modo focalizado, sin prestar atención a dónde va realmente esa bola. Por lo tanto, si no tratamos de dirigir la bola en la dirección dónde está la solución del problema, estamos aprendiendo de manera subóptima. Dominar una nueva materia significa comprender no sólo los fragmentos básicos, sino también aprender a seleccionar y utilizar diferentes fragmentos en el momento relevante. Volvemos a la comparación con la caja de herramientas. Importa, desde luego, que tengamos las herramientas, es decir, los conocimientos en la caja, pero es igualmente importante saber qué herramienta utilizar en cada situación. En definitiva, es pasar del segundo nivel, el de comprender en la taxonomía de Bloom, al tercero, donde empieza uno a aplicar ese nuevo conocimiento. La mejor manera de aprender esto es practicando saltar entre contenidos o problemas relacionados que requieran distintas técnicas. Esto se llama intercalación. Se trata de aproximarse al nuevo contenido desde distintos ángulos. Una vez que dominas la idea básica de tu técnica durante tu sesión de estudios, puedes aprender, por ejemplo, a andar en bicicleta con ruedas de entrenamiento, empieza entonces a intercalar tu práctica con nuevos problemas sin esas ruedas de entrenamiento. Por ejemplo, si estás estudiando medicina, puedes revisar las distintas patologías por órgano y, luego, puedes hacer el ejercicio de repasar todas esas ideas nuevas, pero analizándolo esta vez desde el punto de vista de los síntomas. Es decir, si estás estudiando las patologías de la laringe, los pulmones, la boca y luego tratas de recomponer todas esas ideas nuevas, pero analizándolos desde el punto de vista de los síntomas. Por ejemplo, tratar de entender cuáles son las patologías que se ponen de manifiesto cuando uno tiene mucosidades en la nariz. A veces, esto puede ser un poco difícil de hacer, especialmente en la primera sesión de estudio, pero sin duda permite una mejor retención de los conceptos en tu memoria a largo plazo. En ciencias y en matemáticas, en particular, puede ser útil mirar a los conjuntos de problemas más variados sobre el tema que estás estudiando, con frecuencia vienen al final del capítulo en tu libro de texto. Puedes tratar deliberadamente de reconocer de vez en cuando que algunos de esos problemas requieren una técnica en vez de otra. Debes hacer que tu cerebro se acostumbre a la idea de que no basta con saber cómo usar un concepto o un enfoque. Hace falta saber cuándo usarlos e intercalar en tus estudios, haciendo hincapié en repasar a cada momento ambas cosas, el cómo utilizarlo y el cuándo utilizarlo. Todo esto hará que tu aprendizaje sea un poco más difícil al principio, pero, en realidad, te ayudará a aprender mucho más profundamente y a hacer unas conexiones neuronales mucho más sólidas. La intercalación es sumamente importante, aunque la práctica y la repetición son importantes para ayudar a construir esos patrones neuronales sólidos a los que recurrir, la intercalación comienza a crear flexibilidad y creatividad. Es el punto donde dejas el mundo de la práctica y de la repetición y empiezas a pensar con mucha más independencia. Cuando intercalas dentro de un tema o de una disciplina, comienzas a desarrollar tu poder creativo dentro de esta disciplina. Al intercalar entre asignaturas distintas, es más fácil hacer conexiones nuevas e interesantes entre fragmentos de diferentes campos, lo que puede, incluso, ayudar a mejorar, por supuesto, tu creatividad, pero también tu capacidad de resolver problemas. El filósofo de la ciencia Thomas Kuhn descubrió que la mayoría de los cambios de paradigma en la ciencia son provocados por dos tipos de persona: los jóvenes, por un lado, y, por otro, las personas que originalmente se formaron en una disciplina totalmente diferente a aquella donde aportaron sus ideas realmente novedosas. En gran parte, es porque no caen tan fácilmente en el "einstellung", en esos pensamientos bloqueados por el entrenamiento previo. Hay un viejo dicho que dice que la ciencia progresa de funeral en funeral, es decir, que hay que esperar que la gente con viejas ideas muera para que los nuevos científicos puedan ser escuchados y los nuevos planteamientos salgan adelante. Uno de mis ejemplos vivos favoritos es el profesor Daniel Kahneman, quien como psicólogo cognitivo ganó el Premio Nobel de Economía en el año 2002. Sí, sí, de economía, no el de Psicología. Y lo hizo a través de su trabajo en la toma de decisiones en situaciones de riesgo. En realidad, para muchos de vosotros, el aprendizaje puede ocurrir en el trabajo también. Se dice que para aquellos, por ejemplo, en el sector de servicios o en el sector creciente de la economía del conocimiento, hay grandes posibilidades de que al menos dos terceras partes de su aprendizaje ocurra en el trabajo, y no necesariamente a través de programas formales de formación, que imparte la organización o a los que uno va fuera de su organización, sino a través de colegas que impulsan a mejorar lo que uno está haciendo, a través de proyectos que nos animan a explorar y a probar cosas nuevas o, incluso, a través de las sesiones de "feedback" con sus jefes o sus colegas. Hay un grupo de personas no menor que incluso decide si aceptan o no un trabajo basados en sus expectativas de aprendizaje. Creemos que este también es un gran enfoque para el aprendizaje. Aprovecha de tu trabajo. Soy Teresa Martín Retortillo. Gracias por aprender a aprender.