[MÚSICA] ¿En qué consisten esos zombis? Te lo voy a explicar en este video. Imagínate conducir marcha atrás por una calle por primera vez en tu vida. Algunos de vosotros podéis considerar que esta propuesta muy interesante, incluso divertida. Pero estoy segura que la primera vez que lo haces requiere de un esfuerzo abrumador, estás hiper alerta, y la avalancha de información que tienes que procesar quizás te haga sentir que la tarea es imposible. Pero una vez que lo has fragmentado en los distintos pasos, mirar hacia atrás, mirar por el retrovisor, meter la marcha, empezar a acelerar. Y una vez que lo has practicado lo suficiente el fragmento echar hacia atrás, you conlleva toda una serie de acciones y no requieren casi esfuerzo. Lo único que tienes que hacer es pensar en hacerlo y you estás. Estás en camino. Tu cerebro entra en un tipo de modo zombi. Donde estás medio consciente y unos pocos factores clave son los que importan, todo lo demás es casi automático. Lo mismo ocurre al andar en bicicleta. Al principio cuesta, pero luego es mucho más fácil. Desde el punto de vista neurocientífico, la fragmentación está relacionada con el hábito. El hábito nos ahorra energía, nos permite liberar nuestra mente para otro tipo de actividades de mayor impacto, de mayor valor añadido. Entras en este modo zombi habitual mucho más a menudo de lo que piensas. Y esto es lo que precisamente el hábito nos da. No tienes que estar pensando de manera enfocada sobre lo que estás tratando de hacer mientras que lo haces. Ahorra mucha energía. Los hábitos pueden ser buenos o malos. Pueden ser breves como cepillarte el pelo o pueden ser largos como por ejemplo sentarte unas horas delante de la televisión al volver del trabajo. En general, piensa en los hábitos como en cuatro componentes, con cuatro partes. La primera parte es la señal. Es ese disparador que te lanza en modo zombi. La señal puede ser algo tan simple como ver el primer elemento de una lista de cosas que te has hecho, que tienes que hacer. A la hora de empezar la tarea de la semana, o bueno, o ver el mensaje de un amigo, o puede también, por ejemplo, ser una llamada. Una señal por sí misma no es ni útil ni dañina, es la rutina. Lo que hacemos en respuesta a la señal es realmente lo que importa. Bueno, pues veamos la segunda parte de los hábitos, la rutina. Este es tu modo zombi. La respuesta habitual de la rutina en la que tu cerebro está acostumbrado a caer cuando recibe la señal. Las respuestas zombis pueden ser útiles, inofensivas y a veces también dañinas. Bien. El tercer componente del hábito es la recompensa. Cada hábito se desarrolla y continúa porque uno recompensa. Nos da una sensación de placer inmediata. La postergación es un hábito fácil de desarrollar porque la recompensa es mover el enfoque de tu mente de algo doloroso a algo mucho más placentero y pasa de manera muy rápida y muy fácilmente. Pero los buenos hábitos también pueden ser recompensados y precisamente encontrar maneras de premiar esos buenos hábitos es importante en el estudio. La cuarta parte, la creencia. Los hábitos tienen poder porque crees en ellos. Por ejemplo, tal vez sientas que nunca puedes cambiar tu dieta a una más sana, pero cambiar tus hábitos de comida es posible porque estás convencido en los beneficios que te aporta, y entender bien esos beneficios refuerza tu creencia, por lo tanto refuerza y aumenta la posibilidad de cambiar los hábitos. Para cambiar un hábito tendrás que cambiar tu creencia de fondo. Pues en el estudio pasa exactamente lo mismo. La creencia de fondo de que lo que estás estudiando es importante o es valioso para ti es crítica para cambiar hábitos. Es incluso interesante que le pongas cara y ojos. Es decir, ¿qué pasaría cuando domines esta materia? ¿Qué cosas serías capaz de hacer, que hoy no puedes hacer? El tener claro la creencia de fondo ayuda a cambiar los hábitos. Soy Teresa Martín-Retortillo. Gracias por Aprender a Aprender.