Este es un buen momento para que demos un paso atrás y volvamos a considerar la fragmentación, pero desde otra perspectiva. Fíjate en lo que estamos haciendo aquí, estamos intercalando nuestro aprendizaje, volviendo a revisar y profundizar nuestra comprensión de un tema que ya hemos tratado. Hay una conexión muy interesante entre aprender ciencias y matemáticas, y aprender un deporte. A que eso es una sorpresa. Cojamos el fútbol, por ejemplo. No se aprende a regatear en un día. Tu cuerpo perfecciona su capacidad de correr con el balón entre los pies, esquivando los pies de los oponentes a partir de muchas repeticiones, a lo largo de un período de años. La repetición continua crea memoria muscular, de modo que tu cuerpo sabe qué hacer a partir de un solo pensamiento, un fragmento en lugar de tener que recordar todos y cada uno de los pasos complejos que implican evitar las patadas de los contrincantes cuando tienes la pelota y llevas como una sola misión hacia la portería. Bueno, pues de la misma manera, una vez que entiendes por qué haces algo en matemáticas y en ciencias, no tienes que volver a explicarte el cómo, cada vez que lo haces. ¿Te acuerdas de cuando usábamos las judías para aprender a multiplicar y poníamos diez filas de diez para saber cuánto era diez por diez? Bueno, hoy ya no necesitas las judías, pero en su día, ayudó mucho a acordarse de esas filas. Por ejemplo, memorizas la idea de que simplemente debes sumar exponentes, esos números en el superíndice cuando multiplicas números que tienen la misma base: diez a la cuarta por diez a la quinta es igual a, pues sí, diez a la novena. Si usas mucho este procedimiento a lo largo de distintos problemas, puedes entender el porqué, qué es lo que hay detrás de la regla y lo entiendes mucho mejor que si obtienes la misma explicación convencional de un profesor o de un libro. Una comprensión mayor resulta del hecho de que tu mente le dio sentido a esa regla en lugar de, simplemente, aceptar que alguien te lo cuente y aceptas lo dicho. Recuerda, la gente aprende al tratar de darle significado a la información que recibe. Rara vez se aprende algo complejo simplemente haciendo que alguien más te lo cuente. Los maestros del ajedrez, los médicos en la sala de emergencia, los pilotos de caza y muchos otros expertos a menudo tienen que tomar decisiones complejas muy rápidamente. Ellos lo que hacen es apagar su sistema consciente y, en cambio, confían mucho en una intuición muy bien entrenada y recurren a un amplio repertorio de fragmentos. En algún momento, entender conscientemente por qué haces lo que haces te ralentiza e interrumpe el flujo del aprendizaje. Sin embargo, te permite que puedas tomar decisiones mucho más rápido. ¿Los maestros de ajedrez y las personas que pueden multiplicar números de seis dígitos en sus cabezas son excepcionalmente brillantes? Pues no necesariamente. Te voy a decir con franqueza la verdad, que la inteligencia sí es importante. Pero a veces ser más inteligente a menudo equivale a tener una memoria de trabajo más grande. Tu memoria mejorada puede hacer, pongamos, nueve cosas en lugar de las cuatro que habíamos hablado. Y puedes agarrarte a esas nueve cosas y, entonces, es más fácil aprender. Ahora bien, hace que hay algunas cosas que sean más difíciles, como por ejemplo, el ser creativo. Y ¿por qué es eso? Bueno, pues ¿recuerdas a nuestro viejo amigo o enemigo, según lo veas, Ainzteul? La idea que ya tienes en mente, una manera de enfocar determinados problemas puede bloquear pensamientos nuevos. Una memoria de trabajo magnífica puede mantener tus pensamientos tan firmes que los nuevos no entren. Una atención tan estrechamente controlada podría necesitar de un soplo ocasional de aire fresco, en otras palabras, hacer que tu foco de atención cambie, incluso si no quieres que cambie. Si eres de esas personas que no puedes tener mucho en la mente a la vez, que pierdes la concentración y empiezas a soñar cuando vas a conferencias o que necesitas ir a algún lugar tranquilo para concentrarte y así poder usar el máximo de tu memoria de trabajo, si eres de esos, bienvenido al clan de los creativos. Tener una memoria de trabajo algo más pequeña significa que puedes generalizar más fácilmente tu aprendizaje en combinaciones nuevas y más creativas, porque tu memoria de trabajo, que crece a partir de las capacidades de concentración de la corteza prefrontal, no guarda todo tan estrechamente. Es más fácil obtener la información de otras partes del cerebro. Estas otras áreas, que incluyen la corteza sensorial, no solo están más en sintonía con lo que sucede a tu alrededor y en tu entorno, sino que también son la fuente de sueños y, por supuesto, de ideas muy creativas. Es posible que tengas que trabajar más arduamente algunas veces o, incluso, la mayor parte del tiempo para entender lo que está sucediendo. Pero una vez que lo has entendido y lo fragmentas, puedes tomar ese fragmento y darle la vuelta de múltiples direcciones, dando una dimensión creativa que ni siquiera tú creías que eras capaz de hacer. He aquí otro punto para poner en tu fragmentador mental es la práctica, el concepto de la práctica deliberada de los aspectos más difíciles del material que estás tratando de estudiar. Del mismo modo que levantando pesas puedes obtener músculos mucho más grandes, también puedes seguir ciertos patrones mentales que se profundizan y agrandan en tu mente con la práctica. Tanto si tienes un don natural o si te cuesta comprender los fundamentos, debes darte cuenta de que no estás solo si crees que eres un impostor. Piensas que esa capacidad que tienen otros de que les vaya bien en los exámenes y en el trabajo, seguro que, incluso en tu familia, algunos piensan que las cosas buenas que haces son fruto de la suerte. Este sentimiento es tan común que incluso tienen nombre: el Síndrome del Impostor. Si sufres de este tipo de sentimiento, de la falta de aptitudes, ten en cuenta que muchos otros lo comparten en secreto. Cada uno tiene dones diferentes. Como dice el viejo dicho, cuando una puerta se cierra, otra se abre. Mantén la frente en alto y la vista puesta en esa puerta que se ha abierto. Soy Teresa Martín Retortillo. Gracias por aprender a aprender.