El Código de Hammurabi fue el primer intento de codificar las leyes de una sociedad. Se trató, sin embargo, de una excepción. Durante la mayor parte de la historia, las leyes fueron orales. En el siglo XVIII, el filósofo Jeremy Bentham advirtió que la ley oral planteaba el riesgo de la interpretación arbitraria por parte de los jueces. Bentham propuso escribir todas las leyes del mundo en un gran libro. Ese gran proyecto de codificación era necesario para una justicia transparente. Pasó el tiempo y llegó la era de la red. En 1996, el criptógrafo Nick Szabo predijo que Internet cambiaría la naturaleza de los sistemas legales y propuso el concepto de contratos inteligentes. Los contratos legales están escritos en lenguaje natural. Como el lenguaje es ambiguo, puede ser interpretado de manera arbitraria. La ejecución, además, depende del sistema judicial, que suele ser lento y manipulable. Por todo esto, las partes nunca tienen la certeza de que el acuerdo será ejecutado. Los "smart contracts", por el contrario, están escritos en código de computadora. Este código es claro y objetivo, sin lugar para interpretaciones arbitrarias. La ejecución se realiza de manera automática cuando se cumplen las condiciones predefinidas. Por todo esto, las partes pueden tener una certeza casi total de que el acuerdo se cumplirá tal como fue pactado. En su artículo original, Szabo usaba el ejemplo de una compra de un auto. Alice y Bob firman un "smart contract" en el que Bob se compromete a comprar el auto de Alice en cuotas. Un día, Bob deja de pagar. Como estaba estipulado en el contrato, la llave digital de Bob deja de funcionar y ya no puede encender el motor. La ejecución es automática, Alice recupera su auto sin perder tiempo ni dinero en la corte. Szabo propuso la idea de los "smart contracts" en la década del '90. Durante mucho tiempo quedó como sólo eso, una idea. Hasta que, en 2013, un canadiense de 19 años llamado Vitalik Buterin lanzó el desarrollo de una nueva "blockchain" llamada Ethereum, es una plataforma capaz de ejecutar programas de manera descentralizada. En un sentido, Ethereum es un "blockchain" como el Bitcoin, un conjunto de computadoras anónimas que mantiene un registro compartido. Ethereum tiene una moneda llamada Ether, que puede almacenarse en una "wallet" y comprarse y venderse, como el Bitcoin. La principal diferencia es que Ethereum tiene un lenguaje de programación más sofisticado, especialmente diseñado para escribir y correr "smart contracts". Alice y Bob firman un "smart contract" por el que Alice acuerda comprar un sitio web desarrollado por Bob. El contrato está escrito con la lógica de código de computadora. Si Alice paga a Bob 1.000 Ethers antes del 30 de enero, el registro de dominio y las claves de acceso del sitio serán transferidas a Alice. El "smart contract" es publicado en el "blockchain" de Ethereum. Apenas Alice envíe el dinero, el website de Bob se transfiere automáticamente. Todas las computadoras de la red actualizan su registro para establecer que la propiedad del sitio ahora pertenece a Alice. Ethereum fue la primera plataforma de "smart contracts", pero no es la única. Con el tiempo surgieron otros proyectos como RSK, NEM, EOS y NEO. Aunque tienen características técnicas levemente diferentes, todas compiten entre sí para que los emprendedores las elijan para la construcción de aplicaciones descentralizadas y todas tienen en común que garantizan la inmutabilidad del código. Esta inmutabilidad es lo que permite a Alice tener confianza en la transacción con Bob. Sabe que, si él no cumple el contrato le devolverá la posesión del auto. No hay nada que Bob pueda hacer al respecto, no puede ir a un abogado o sobornar a un juez. El contrato se ejecutará de manera irrevocable. Como el Código de Hammurabi, los "smart contracts" están escritos sobre piedra.