La semana pasada hicimos una breve revisión de la historia de la ciencia.
Cómo es que la humanidad ha ido perfeccionado sus maneras de explicar el
mundo desde la antigüedad hasta nuestros días.
Durante todos estos siglos la ciencia ha generado múltiples conocimientos que le
han dado muchos beneficios a la humanidad.
Sólo por mencionar un par de ejemplos, gracias a la ciencia tenemos una red de
comunicación global. O por ejemplo, sólo en el último siglo se
ha duplicado la esperanza de vida en todo el planeta.
Todavía hay muchísimas preguntas que la ciencia no puede responder, muchas
relacionadas con la economía, con la ecología, con el cerebro, con las
relaciones humanas. Sin embargo, la ciencia, como mencionamos
la semana pasada, es un proceso constante.
Siempre estamos tratando de buscar mejores explicaciones para los fenómenos
que nos rodean. La semana que viene veremos métodos
científicos que utiliza la ciencia para buscar verdades.
Pero en esta semana primero vamos a ver qué es lo que entendemos por verdades.
Pero ¿qué es la verdad?, podríamos decir que es lo opuesto de la mentira.
- Estoy en tu casa - ¡Con otro! - Pero es a ti a quien quiero - ¿Cómo
dices? - Pero es a ti a quien quiero - ¡Tomemos
otro trago! -¡No fue nada personal!
Usted sabe que yo siempre lo he admirado y lo considero como a mi proprio padre.
-Antes que mi cariño por usted está el amor a mi patria.
- Si, y a los galones que Iturbide te ofreció, ¿no?
- Sí, no le voy a negar que en mi decisión influyera el haberme dado cuenta
de que en el ejército analista nunca iba a pasar de ser un oficial de segunda.
Hay muchos tipos de mentira, desde “yo no fui” hasta “la última y nos vamos”, y
generalmente la mentira se reprueba socialmente.
Desde pequeños nos enseñan que mentir es malo, sin embargo esto no previene de que
muchas personas mientan. Famosamente, el canciller alemán Otto von
Bismarck dijo que ''Nunca se dicen tantas mentiras como antes de una elección,
durante una guerra, o después de una cacería''.
Muchas veces es difícil decidir si alguien está mintiendo o no.
Por ejemplo, si mi hija dice que voló en una mariposa gigante para llegar hasta
una nube, no necesariamente voy a pensar que está mintiendo, voy a pensar que es
una fantasía. Y esto aplica no sólo a niños sino
también a adultos. Por ejemplo, hay muchos juegos donde es
necesario mentir. Por ejemplo, si uno juega a cartas uno
tiene que pretender que no tiene una buena mano para poder ganar.
También hay mentiras sociales, que uno las dice por convención.
Por ejemplo, cuando alguien dice “préstame dinero” aunque todos saben que
no lo van a regresar, se dice de esa manera, o también por ejemplo, si alguien
pregunta “¿cómo te va?” y uno contesta “bien” simplemente porque no quiere
incomodar a la otra persona al decir “es que mi tío acaba de fallecer”, o también
en la poesía, expresiones como “cabellos de plata” o “piel de bronce” no las
consideramos como mentiras, son metáforas.
o también, por ejemplo los actores, no decimos que están mintiendo, están
actuando. Generalmente la sociedad condena las
mentiras pero vemos que es muy difícil decidir si algo es mentira o no, y esto
genera muchos problemas no sólo en ciencia, sino también en filosofía y en
religión. Los intentos por generar lenguajes que
sean unívocos, que sean muy precisos, que no den lugar para ambigüedades, son
inútiles porque no se puede tener una precisión infinita.
La palabra “banco” tiene muchos significados.
Un banco puede significar un grupo de peces o algo para sentarme o un lugar
donde yo voy a depositar dinero, o también puede ser la orilla de un río.
Podemos tener muchos significados para la misma palabra.
Si quisiéramos ser completamente específicos nunca terminaríamos un
enunciado. En lugar de decir “paseaba por un banco”,
tendría que decir “paseaba por el banco del río tal, a la hora tal, el día tal,
junto a la jacaranda que tiene una rama rota, una altura tal”, y aún así, no
sería lo suficientemente específico, habría lugar para ambigüedades.
Dadas las dificultades para definir qué es una mentira, podría ser más apropiado
ver a la verdad como lo opuesto de la falsedad.
En este sentido podemos ver a la verdad como algo que concuerda con los hechos,
con la realidad. Esto tiene implicaciones no sólo para la
ciencia sino también para la filosofía, para la religión, incluso para el
derecho. Un juicio requiere de una buena
definición de la verdad. Los métodos para encontrar verdades son
necesarios pero no siempre es fácil aplicarlos y además hay muchos de ellos,
los cuales veremos la próxima semana. Todavía no hemos dado una definición de
la verdad porque de hecho, no hay una definición de la verdad que no sea
debatible. El resto de esta semana veremos distintos
aspectos que determinan las verdades. Tal vez, al final de la semana tendremos
una visión más clara de qué es lo que queremos decir con la verdad, y cómo la
ciencia hace una búsqueda constante de ella.