[SONIDO] [SONIDO] El concepto de Smart City es una de esas cosas que, en todo este debate que ha habido sobre la ciudad inteligente y demás, los cinco, diez últimos años nos hemos empeñado en llegar a intentar tener una definición, un concepto relativamente pacífico, compartido y en realidad yo soy más partidario de decir, igual es una solución fácil, pero decir que da un poco igual el que exista o no una definición compartida, principalmente porque mi sensación es que no la va a existir. Existen muchísimas definiciones o conceptos diferentes porque al final el debate sobre las ciudades inteligentes o las smart cities está muy mediatizado por quién es el que emite o propone una determinada solución. Yo no sé si es una cuestión de que al final es un movimiento que ha emergido muy rápido, nos hemos puesto a hablar unos y otros de manera acelerada pero creo que principalmente es por que hay diferentes visiones sobre la ciudad, sobre el modelo de ciudad y sobre el papel de la tecnología en la sociedad contemporánea, ¿no? Evidentemente hay un factor diferencial frente a otros modelos urbanos, otros modelos de ciudad que de alguna forma sí que es el elemento tecnológico, entonces una definición de ciudad inteligente tiene que haber algún tipo de formulación sobre cuál es la propuesta de las tecnologías o sobre qué es lo que se propone que las tecnologías pueden aportar en la ciudad. A partir de ahí es donde empieza la diversidad de conceptos porque depende mucho en algunos casos de las tecnologías que incluyas en el mix o en la coctelera entonces pues, puede suceder que haya definiciones que estén muy pensadas en temas energéticos o definiciones que estén muy pensadas en cuestiones relacionadas con el internet de las cosas, unos algoritmos. Puede haber otras soluciones que estén pensando más en términos de gestión y de eficiencia en la administración pública. Hay todo un, una divergencia en definiciones que al final tienen que ver con cuál es el punto de partida. La definimos la smart city como un ayuntamiento inteligente pensando sobre las instituciones públicas, que de alguna forma se modernizan gracias a la tecnología o estamos realmente hablando de ciudad y por lo tanto el elemento de partida y el central no es las instituciones o lo público, la gestión pública, sino que tiene que ver con muchos otros fenómenos urbanos de la vida en la ciudad y entonces los componentes y la forma de entender esa inteligencia aplicada en el contexto urbano, empieza a ser muy diferente de las que pueden ser muy tecnocráticas o las que pueden ser muy tecnológicas o etcétera. Bueno, yo creo que es un término controvertido por muchas razones, una es porque creo que se ha presentado de manera muy orgullosa, me sale decirlo. Es decir, se ha presentado, yo estoy aquí y estoy inventando la rueda, estoy inventando la ciudad y por tanto, no me he puesto ni siquiera a mirar atrás sobre lo que sabemos de las ciencias sociales, de los estudios urbanos, de sus múltiples facetas y disciplinas, y por tanto hay un elemento de arrogancia que creo que desde el principio ha sentado muy mal, sobre todo cuando estaba muy impulsada y promocionada desde el ámbito más tecnológico del sector privado. Ha sido una reacción de, ¿estás inventando ahora la seguridad en los espacios públicos o estás inventando ahora los temas de movilidad o los temas de sostenibilidad? Cuando llevamos décadas y décadas acumulando conocimientos sobre esto. Entonces yo creo que ahí hay un mecanismo primero de, espera que you sabíamos mucho sobre ésto y vamos a intentar ponerlo en común. Yo creo que ha habido otro elemento que es, que se ha manifestado siendo muy selectivo, es decir, acudiendo a hablar de solucionar equis problemas sobre la ciudad, sin habernos preguntado si esos son los verdaderos problemas urbanos y no otros y eso al final tiene que ver con esta frase de, el que tiene un martillo sólo ve clavos, ¿no? Pues cuando las definiciones y el impulso por plantear unas determinadas propuestas o proyectos de ciudades inteligentes están muy definidos por cuáles son las tecnologías que tienes disponibles, pues al final piensas en términos de seguridad urbana por ejemplo pues pensando en controles bio, o controles de cámaras de seguridad aplicando tecnologías equis a un contexto mucho más, mucho más variado donde además la definición de cuál es el problema aún no está establecida o en el mejor de los, o como creo que es así, son cuestiones que no se van a solucionar nunca de una vez para siempre en 2017, cuando hasta ahora no hemos sido capaces porque en el fondo, desde las ciencias sociales seguramente, you llevábamos tiempo entendiendo que hay cuestiones relacionadas con los conflictos urbanos, con la vida en la ciudad, que de por sí no son problemas, si los problemas los entedemos como solucionables, sino que son cuestiones de la vida cotidiana en sociedades complejas al menos. Y luego yo creo que ha habido otro elemento que es, que ha tenido mucha desconexión con la realidad de aquéllos a quién se dirigía, que en muchos casos han sido los propios ayuntamientos o instituciones públicas que de alguna forma son los que representarían la demanda de determinadas soluciones smart. O sea, al final la distancia que ha habido muchas veces entre presentaciones comerciales de unas determinadas empresas o incluso proyectos estratégicos pues muy ambiciosos y demás, frente a la calidad cotidiana del día a día de un departamento específico en, de bienestar, de vivienda o incluso de movilidad y espacio público en un ayuntamiento, sus dificultades prácticas en el día a día a la hora de desarrollar su labor de gestión de políticas públicas, estaba muy desconectada de las grandes promesas tecnológicas, digamos, que después cuando van a lo concreto, se encuentran con las dificultades que no aparecen en esas presentaciones ni en las especificaciones técnicas de un determinado producto inteligente. Son dificultades que desde luego no son tecnológicas. Tienen que ver con culturas de gestión, tienen que ver con las dificultades propias de ayuntamientos o instituciones que tienen muchas dificultades pues para sostener sus equipos de trabajo, sus recursos materiales y adecuar esos proyectos a la disciplina digamos o a la burocracia procedimental en el buen sentido de una administración que necesita sus pasos para poder acoger determinados proyectos de innovación tecnológica o no tecnológica. Yo diría que esos elementos son los que podrían resumir esa sensación de insatisfacción que normalmente siempre ha venido del ámbito de los que you estaban trabajando en la ciudad. Es decir, desde el mundo, me he movido sobre todo mucho pues en el mundo de los urbanistas y arquitectos. Ellos fueron unos de los primeros que dijeron, ha podido ser compartida esa sensación de, eso que estáis hablando a mí no me interesa nada porque no tiene nada que ver con el contexto ni con la práctica que conocíamos hasta ahora. Y yo en realidad diría que ha sido un error retirarse, si es que ha habido o quién se haya podido retirar de eso pues, por tener la sensación de incomodidad, de no participar de un debate, you digo pues, que podía ser poco definido, que podía ser poco sólido. En realidad es un error en el sentido de que si no estás tú lo van a hacer otros por ti. Y es así como otros están haciendo hoy la ciudad inteligente, con un pensamiento pues más desde la ingeniería, o desde mundos más relacionados con el capital riesgo con determinadas fórmulas que hasta ahora no eran las propias de la gestión de la ciudad, de la conformación de las políticas públicas. Entonces esa sensación como de renuncia, lo que al final lo que implica es que otros van a ocupar el papel que las disciplinas tradicionales que pensaban trabajaban sobre la ciudad, normalmente han sentido a la hora de pensar en esto. [MÚSICA] [AUDIO_ EN_ BLANCO]