[AUDIO EN BLANCO] [MÚSICA] Bueno, pensando un poco en el futuro, lo que nos puede deparar o lo que podremos ver, yo así, de principio, casi me muerdo las espaldas, y digo que soy muy mal futurólogo, pero porque estamos viviendo en condiciones muy complejas y cambiantes, y creo que, además, cuando estamos hablando de tecnología y cuando estamos hablando de la transformación de las políticas públicas, esos dos elementos están trascendidos por patrones de cambio mucho mayores que el simple debate de la ciudad inteligente, que tienen que ver por ejemplo, con el uso de las tecnologías actuales, también para la ciudad inteligente, pues para cuestiones de espionaje masivo, para control o ingeniería social de elecciones en sistemas democráticos, etcétera. Cosas muy actuales que you de por sí a mí me obligan a decir, bueno, es que seguramente lo que nos vamos a encontrar no es fácil de prever y no sé si me gusta además, ¿no? Pero yo creo que también es importante, y yo lo he destacado mucho, es que una de las debilidades que ha tenido la smart city como concepto y como debate social, si es que lo ha habido, es que siempre se ha planteado o formulado en futuro. La mayoría de los textos de la literatura un poco que ha conformado el debate y las ideas de las ciudades inteligentes, siempre han estado conjugadas en futuro, porque siempre nos han ofrecido promesas pues de implantación masiva de determinadas infraestructuras que, gracias a eso, esta ciudad con sanidad que, o los ciudadanos disfrutarán de unos determinados beneficios que no son tangibles hoy, pero que de alguna forma tenemos que dar el crédito a quienes tienen que plantear esos proyectos para aspirar a disponer de esos beneficios en el futuro. Y yo creo que ahí nos hemos perdido gran parte de la historia, que es que muchas de las tecnologías que están en el mix de la smart city planteada como un futuro próximo, en realidad están you desplegadas hoy, a día de hoy, en manos de las personas, que al final son tecnologías que tienen que ver básicamente con lo móvil, con las tecnologías móviles y todas, y todos sus derivados, con tecnologías libres que han cambiado por completo muchos de los patrones a la hora de acceder socialmente desde el punto de vista de las instituciones, de las organizaciones sociales, del activismo y de las personas individuales, eso es un factor diferencial que es la generalización de muchos de esos dispositivos, elementos tecnológicos y no tecnológicos, asociados a la cultura tecnológica de internet, digamos, que están haciendo hoy también real la ciudad inteligente. Al final, disponer todos, o prácticamente todos, de conectividad móvil y de dispositivos o teléfonos móviles, you simplemente eso nos da acceso a un mundo de posibilidades, no solo para la conveniencia personal que es como normalmente entendemos los teléfonos móviles y otras tecnologías derivadas, sino para la auto-organización colectiva, para la generación de plataformas de intercambio y de auto-organización entre iguales o con otros colectivos de movilización social y movilización política, y eso es seguramente mucho más disruptivo y más tangible a día de hoy, que lo que nos podamos encontrar en un futuro de diez años, ¿no? Evidentemente, cuestiones como el vehículo sin conductor, yo siempre he dicho que no lo veríamos, cuando hace tres o cuatro años empezaba a aparecer, creo que lo vamos a ver relativamente en poco tiempo, pensando en una tecnología mucho más masiva, más visible en la ciudad. Pero yo creo que nos hace falta una mirada más a las tecnologías de hoy y a las tecnologías que están posibilitando nuevas prácticas y nuevos usos sociales y culturales de la tecnología para construir ciudad, vivir la ciudad y organizarnos de otras maneras diferentes, no sé si inteligentes o no, pero de otras formas diferentes. [MÚSICA] [AUDIO EN BLANCO]