[MÚSICA] [MÚSICA] Creo que es muy interesante la emergencia de prácticas de innovación social, digamos, al margen de los espacios institucionales. Incluso, creo que es interesante que exista la opción de quedar al margen de los espacios institucionales, en la medida en que existe una inteligencia colectiva para la resolución de problemas en clave asociativa o comunitaria, que en Barcelona se expresa en los barrios. Ahora con los impactos sociales de la crisis, seguramente ha tenido una presencia muy importante. Desde grupos de crianza hasta bancos del tiempo, pasando por bancos de alimentos u operativas de consumo [INCOMPRENSIBLE] y otras muchas prácticas de innovación social y ciudadana. Yo creo que es muy importante, desde la administración pública, expresar respeto a esas iniciativas y en la medida en que esas iniciativas puedan requerir algún tipo de marco de apoyo, estar abiertos a la posibilidad de configurar marcos de apoyo. La red de bancos en tiempos de la ciudad, por ejemplo, que es una iniciativa que surge de las asociaciones de vecinos y una vez está consolidada esa red de bancos del tiempo, pues se establece algo muy sencillo, un convenio con el ayuntamiento para una entidad experta en el apoyo a los bancos del tiempo. Pues se prestan cierto apoyo para hacer como los bancos del tiempo pueden desarrollar más y mejor sus funciones, sin que eso implique ningún tipo, digamos, de intervención o de municipalización de los bancos del tiempo, que creo que eso sería una opción no querida por la red de los bancos del tiempo, y creo que tampoco aportaría nada desde el punto de vista de la mejora de la política pública. Por lo tanto, yo creo que es muy importante poner en valor, desde las instituciones, la capacidad colectiva para resolver problemas en clave comunitaria, cotidiana, asociativa por parte de los vecinos y las vecinas. Hemos tenido estos últimos años algún ejemplo muy paradigmático, el proceso Fem Rambla en Poblenou es un proceso de organización vecinal para decidir la nueva configuración del espacio público de la Rambla de Poblenou, que es el eje vertebrador del margen, y emerge como respuesta a un proceso pretendidamente participativo, vehiculado desde el ayuntamiento que no consigue la participación de los vecinos. Yo creo que ahí hay un punto de inflexión muy importante. Los vecinos en vez de boicotear, denunciar, criticar el proceso municipal, le dicen al proceso municipal, adelante, pero nosotros vamos a hacer nuestro propio proceso de base. Vamos a vincular a colectivos profesionales de arquitectos, de urbanistas, de expertos en espacio público que nos van a dar apoyo, y ese proceso, al final canaliza a centenares de personas del barrio que llegan a unas conclusiones muchísimo más relevantes y mucho más enraizadas, digamos, en la voluntad del barrio, que el proceso municipal. Finalmente, el ayuntamiento es emplazado a recibir esas propuestas y a hacer una política a partir de lo que recibe de un proceso que tiene una gran base y una gran legitimación. Por lo tanto, yo creo que esas son iniciativas enormemente interesantes. Las más interesantes son aquellas prácticas ciudadanas que, más allá de lo que puede ser resolver un problema concreto, intentan también generar algo así como la reconstrucción de los derechos sociales desde abajo, la reconstrucción de los derechos de las personas y de condiciones de vida digna de las personas desde procesos de base. Por lo tanto, empoderando a las personas, transformando las relaciones de poder existentes en un barrio. Existen muchas iniciativas de carácter empoderador, donde se genera una conciencia inexistente anteriormente sobre la capacidad colectiva para resolver un problema, y creo que esas son iniciativas enormemente interesantes. [MÚSICA] [SONIDO]