[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Este testimonio fue escrito por una estudiante para uno de los cursos de la maestría en construcción de paz, que ofrece la Universidad de Los Andes. Tenía una compañera en la universidad a quien consideraba una amiga, con quien fui después compañera de trabajo en la misma organización. Debido a unos cambios que se hicieron en la administración, el ambiente laboral se volvió insoportable. Fue tan difícil para mí que estuve a punto de renunciar porque el ambiente se había vuelto muy hostil y yo me sentía muy infeliz. A raíz de estos cambios, otras amistades se me acercaron a comentarme que mi compañera estaba hablando muy mal de mí. Las cosas que ella decía no eran graves, pero me dolieron profundamente. Siempre he pensado que uno a los amigos debe decirles las cosas de frente, por fuertes que sean, porque el deber con los amigos es ayudarlos a mejorar. Quien habla mal de una persona con otras personas sin haberlo compartido directamente con ella demuestra que no la considera una amiga. Esa situación seguramente sacó lo peor de mí. Una observación. En este último párrafo ella parece reconocer en forma implícita, que las cosas que su compañera decía sobre ella podrían ser ciertas. Pero no fue eso lo que la descompuso o que la ofendió. Lo que sacó lo peor lo de ella, fue la deslealtad de haberlo comentado con otras personas en lugar de decírselo a ella directamente. Continúa así el testimonio. Pero afortunadamente fui reubicada, y mi vida cambió. Meses después de todo esto, otra persona me comentó que la compañera seguía hablando mal de mí por algo que yo you había dejado atrás. Mi reflexión fue que seguramente yo había cometido muchos errores, y que podía haber cosas de las que mi compañera dijo que eran ciertas, y otras que fueron malinterpretaciones. Yo veía claramente que ella no era una mala persona, y que muy seguramente se había comportado como lo hizo por la saturación y la desesperación en la que nos encontrábamos debido a los cambios que se habían hecho en la organización. Decidí entonces que debía perdonarla porque no tenía sentía ningún sentido seguir amargándome la vida por algo que you hacía parte del pasado. Me hubiera encantado poder hablar con ella y que de frente me hubiera reclamado para yo también poder explicarme, y si era del caso, disculparme. Pero no fue eso lo que ocurrió, y creo que you han pasado demasiado meses como para retomar el tema. Cuando me la he encontrado he sido lo más amable posible para que ella vea que no guardo rencores. Pero se notaba que ella no me soportaba. Sin embargo, la última vez que compartimos espacios ella también fue amable, así que he asumido que también ella lo superó. Creo entonces que ambas logramos perdonarnos, pero sin hacer explícito el proceso. Aunque no creo que sea lo óptimo, por lo menos nos liberamos de la incomodidad. Pero creo que entre las dos no ha habido reconciliación porque la relación nunca volvió a ser la misma. Aunque ella es una persona a la que aprecio, no es mi amiga. [AUDIO_EN BLANCO] Comentario. En el último párrafo ella ilustra magistralmente la diferencia entre perdonar y reconciliarse. Perdonar tiene dos efectos muy benéficos tal como ella lo señala. El primero, es que quien verdaderamente perdona a un ofensor se quita de encima el peso tan grande que es estar resentido con alguien porque este es el resentimiento conlleva a sufrimiento. El segundo, es que con ese perdón está contribuyendo a la paz social. Sigue el testimonio. Yo creo que lo importante es lograr una convivencia pacífica, sin rencores, porque quizá no se trata necesariamente de tener una relación muy cercana con la persona que nos ha ofendido. Pero esto último es algo que muchas veces me cuestiono, y por eso me gustaría escuchar opiniones sobre la reconciliación. Una observación. Así como el resentimiento es un peso que lleva y conlleva al sufrimiento, la reconciliación es la recuperación de una amistad que no solo conlleva mucha alegría y satisfacción para quienes se reconcilien, sino que la amistad recuperada en muchos casos es más honda, más sólida, y mucho más satisfactoria que la que se había tenido antes del conflicto. Por eso con la reconciliación se contribuye más a la paz social que con el solo perdón. Y ella concluye así su testimonio. Siempre recuerdo que yo también me he equivocado mucho, y seguramente lo seguiré haciendo, y que en esas equivocaciones he ofendido a otras personas. Pero he pedido perdón, y las personas han sido muy lindas conmigo perdonándome. Esta reflexión me ha facilitado mucho la difícil tarea de perdonar. [MÚSICA] [MÚSICA]