[MUSIC] A estas alturas del curso sabrás que efectivamente beneficio y cambio en la caja no tienen nada que ver. Rentabilidad y liquidez no son lo mismo. Y esto es asÃ, recordarás, porque los ingresos no tienen nada que ver con los cobros. Podemos tener un ingreso que no lleve implÃcito una entrada de efectivo, y de la misma forma, los gastos no tienen nada que ver con los pagos. Podemos incurrir en un gasto sin que necesariamente lo hayamos pagado. Un ejemplo claro lo encontramos una vez más en las ventas a crédito. Recuerda que en estas ventas debemos registrar obviamente el ingreso, es decir, el aumento en la cuenta de resultados como consecuencia de estas ventas. Pero, por otro lado, no registramos ningún cambio en la caja, no recibimos ese dinero en efectivo. A cambio aumentamos un activo, si recordarás que son las cuentas a pagar, los clientes, indicando que tenemos ese derecho de cobrar ese dinero en el futuro, pero la cuenta de efectivo como tal no cambia. Lo mismo ocurre en el lado de los gastos con el caso clarÃsimo de la amortización. La amortización, como sabes, es un gasto que disminuye, por tanto el resultado de la empresa, el patrimonio neto de los accionistas. Sin embargo, una amortización no tiene nada que ver con un pago, no hay nunca un pago asociado. El pago you surgió, you se produjo en el momento en que se compró el inmueble. ¿Cuál es, por tanto, la razón detrás de todo esto? ¿Cuál es la razón por la que beneficio y caja no coinciden? La respuesta la encontramos en lo que habitualmente se llama el principio del devengo, uno de los principios fundamentales en la contabilidad. El principio del devengo nos dice que en contabilidad debemos registrar las transacciones cuando suceden, cuando ocurren, independientemente de cuándo haya un intercambio de efectivo, una entrada o una salida de caja. Por ejemplo, las ventas a crédito como acabamos de ver, las registraremos en nuestra cuenta de resultados en nuestra contabilidad. En el momento en que sale la mercancÃa de nuestro almacén, y se la entregamos al cliente, habitualmente lo hacemos asÃ. Independientemente de que haya habido una entrada de efectivo como consecuencia de esas ventas. Lo mismo ocurre con la amortización. La amortización, debemos registrar ese gasto en el momento en que ha ocurrido, en el que de alguna forma hemos usado el activo durante un periodo determinado. Independientemente de cuándo pagáramos ese activo, que como decÃa antes, se pagó en el momento en que se compró el inmueble. Decimos por tanto, y es una frase que seguramente habrás escuchado, que ese gasto se ha devengado. Es decir, hemos hecho uso de ese activo durante un año y por tanto debemos de reconocer el gasto por amoritzación, independientemente de su pago. En la vida real por lo tanto, todas las empresas utilizan, o siguen el principio del devengo para registrar sus transacciones. No lo hacen siguiendo una contabilidad puramente de caja. FÃjate que, de hecho, a lo largo de las transacciones que vimos en el año 2, utilizamos implÃcitamente el principio del devengo. Por ejemplo, recordarás cuando registramos el pago del alquiler. En ese caso registramos el pago del alquiler anticipado a principio de año, sin embargo no habÃamos hecho uso de ese alquiler, por lo tanto no habÃamos devengado ese gasto, no se habÃa producido el gasto como tal. De la misma forma recordarás, también compramos inventario a crédito. Es decir, tenÃamos a nuestra disposición en nuestro almacén un inventario, un conjunto de libros, que en ese caso no habÃamos pagado todavÃa. La pregunta ahora es, ¿porqué tenemos que utilizar, porqué es conveniente utilizar la contabilidad por el principio del devengo en lugar de utilizar una contabilidad sencillamente de caja? Claramente la contabilidad de caja serÃa muchÃsimo más sencillo. Se tratarÃa simplemente de registrar las transacciones cuándo hay una entrada o salida de efectivo, lo cual serÃa muy fácil de registrar. Sin embargo, esta contabilidad de caja tiene muchas limitaciones, como ahora veremos. Fijémonos, por tanto, en la librerÃa del campus. Vamos a utilizar los datos que registramos el año pasado, en el año 2. Si siguiéramos una contabilidad exclusivamente de caja, se tratarÃa únicamente de registrar las transacciones que tuvieron lugar en la caja, que tuvieron un impacto en la caja. Es decir, las que aparecen en la cuenta en T de la caja. Con esto, como mucho, lo único que podrÃamos hacer serÃa elaborar un estado financiero, el estado de flujos de efectivo. Donde nos dirÃa exclusivamente qué ha ocurrido con la caja a lo largo de este periodo, del segundo año de operaciones de la librerÃa del campus. Es decir, todo aquello que no hubiese tenido un impacto en la caja, you sea una entrada o una salida de efectivo, aquà simplemente no aparecerÃa. Solo tenemos reflejado en este estado aquello que ha tenido que ver necesariamente con la caja. ¿Cuáles son las limitaciones de esto? ¿Qué nos falta aquÃ? Recuerda que esta es, precisamente, una de las primeras preguntas que te hice la primera semana de este curso de contabilidad. En primer lugar, no figuran todos aquellos activos que hemos comprado a crédito, que no hemos pagado todavÃa. Como podrÃa ser, por ejemplo, los inventarios, la cantidad de libros que tenemos disponibles en nuestro almacén para poder vender. Recuerda que esos inventarios son nuestros, son de nuestra propiedad, surgen de una transacción pasada, los controlamos. Y además es probable, o casi seguro, segurÃsimo, nos darán un beneficio económico en el futuro, cuando los vendamos. Por lo tanto son activos, debemos registrarlos como tal, como activos, sin embargo, siguiendo un criterio puramente de caja, esto no figura. De la misma forma tampoco figura en ese estado financiero de caja, las obligaciones que tenemos, las deudas que tenemos con terceros. Un ejemplo claro son la cuentas a pagar. No podemos saber exactamente qué cantidad de dinero debemos todavÃa a nuestros proveedores, precisamente por la compra de libros que hicimos en algún momento anterior. Y finalmente, tampoco tenemos información sobre los ingresos y gastos. Es decir, aquellas ventas que hayamos podido tener, o aquellos gastos en los que hayamos podido incurrir, que no hayan llevado a cabo, que no hayan conllevado una entrada o salida de efectivo. En resumen, nos falta todo aquello que no haya tenido que ver necesariamente con una entrada o salida de efectivo, es decir, nos faltan muchÃsimas cosas. El estado de flujos de efectivo obviamente nos da información exclusivamente de un periodo en particular, en este caso del año 2. Sin saber qué a ocurrido con el resto de transacciones, con el resto de activos y pasivos, y patrimonio neto a lo largo de los años anteriores. Además, fÃjate que si utilizáramos en nuestro caso contabilidad exclusivamente de caja, el resultado que obtendrÃamos, el resultado entre comillas, serÃa exclusivamente la variación de la caja, en este caso 1,000 euros. ¿Son estos 1,000 euros, por tanto, una buena medida de la rentabilidad de la empresa? ¿Podemos medir el valor generado por la empresa en estos términos? De hecho, si comparamos esta especie de resultado con la inversión que llevamos a cabo al principio, los 50,000 euros, la rentabilidad que habrÃamos obtenido a lo largo de este año habrÃa sido bajÃsima. 1,000 euros respecto a los 50,000 es prácticamente un 2%, muy baja. En el siguiente vÃdeo, por tanto, vamos a insistir un poquito más en este asunto. ¿Es el efectivo una buena medida de la rentabilidad de la empresa? ¿Podemos trabajar exclusivamente con el cambio de efectivo, sin tener que tener en cuenta otras cosas? Vamos a verlo en el siguiente video. [MUSIC]