Los actores públicos juegan un rol de centralidad en la elaboración y la implementación de políticas públicas. Son aquellos actores que actúan bajo un control gubernamental. Las instituciones son esenciales en las políticas públicas. Lo son, porque son las únicas que pueden ejercer esa autoridad, porque tienen la responsabilidad de dar soluciones públicas a los problemas colectivos, y porque son las únicas que pueden utilizar le recurso de la ley. Es decir, son las únicas que tienen capacidad para regular, para generar normas. Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos visto como las instituciones públicas están en un pleno período de crisis. Una crisis de representación, originada como hemos visto, por ejemplo, en múltiples manifestaciones al rededor del mundo. Desde la Primavera Árabe, hasta la ocupación de las plazas, el Occupy Movement, o el 15M en España. Cuestionan el sistema, cuestionan sus actores, y cuestionan las formas de hacer y las formas de organización de estos actores. Las instituciones públicas y los partidos políticos muy especialmente, han dejado de ser parte de la solución, para pasar a ser parte del problema. Aquellos de los cuales esperaríamos que resolvieran los problemas colectivos, son concebidos hoy por mucha parte de la población, como un problema. Como parte del problema. Esto genera un nuevo eje de debate político. Una nueva brecha que se suma a las brechas you existentes, por ejemplo, entre izquierda y derecha, o entre mayor y menor nacionalismo. Es el eje entre vieja y nueva política. Nuevas voces que claman por mayor democracia. Mayor democracia interna dentro de las organizaciones políticas e institucionales, y mayor democracia externa, por lo que se refiere a la relación entre las instituciones y la ciudadanía. Mayor transparencia. Más mecanismos de democracia directa. Pero sobre todo, otorgar un rol de centralidad a la sociedad civil en la elaboración y la implementación de las políticas públicas. Ese es el principal cambio que nos propone la nueva política. Sitúa en el centro de las políticas, no a las instituciones, o no solo a las instituciones, sino también a la sociedad civil. Sin que ello quiera decir, vaciar de responsabilidad a las instituciones públicas. Unas instituciones públicas, por otro lado, que no son homogéneas. No podemos pensar, que la institución es siempre un único actor. Podemos distinguir, por ejemplo, entre actores gubernamentales dentro de las instituciones, con múltiples partidos políticos que actúan en los parlamentos y en los gobiernos. Actores administrativos, más técnicos, más burocráticos, que forman parte de la administración. O actores del sistema judicial. Estos actores además, actúan en dos ejes. Un eje vertical, y un eje horizontal. En el eje horizontal, situaríamos lo que llamamos el gobierno multinivel. Es decir, distintos niveles de gobierno, que pueden actuar a un mismo tiempo, mientras que en el eje horizontal, tendríamos los distintos de, departamentos. Hablaríamos, por lo tanto, de mayor o menor transversalidad de la relación entre departamentos de una misma administración pública. El gobirno, el gobierno multinivel, como decíamos, hace relación al papel que juegan las distintas escalas de gobierno. Tenemos escalas supra-estatales, como por ejemplo, la Unión Europea, o el Mercosur. Organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de Naciones Unidas. Muchos de estos organismos, que no han sido elegidos democraticamente. Sin embargo, tenemos un sistema básicamente centrado en los estados. Un sistema muy estatocéntrico. Esto contrasta con la realidad que estamos viviendo. Una realidad, en la que por un lado, estamos sediendo soberanías, estamos sediendo competencias hacia niveles supra-estatales. Y al mismo tiempo, tenemos problemas de lógica muy local. Tenemos hoy en día, problemas de naturaleza global. Como puede ser, cambio climático, la crisis económica financiera, o el nuevo escenario que nos dibuja Internet. Problemas globales, sin embargo, que tienen consecuencias muy locales. Muy localizadas. El paro, los desahucios, o los desastres naturales, que acaban sediendo sobre localidades concretas. Por lo tanto, tendríamos que pensar, que seguramente lo que tiene más senti, sentido, es dar más peso a aquellas instituciones que pueden actuar sobre los problemas globales, y aquellas instituciones que pueden actuar sobre las consecuencias locales de estos problemas. Sin embargo, el centro continúa estando en el nivel nacional. En los estados. Los distintos niveles del gobierno, al mismo tiempo, se relacionan con distintos tipos de políticas. Las políticas regulativas, tienden a localizarse cada vez más, en niveles supra-estatales, en la Unión Europea, por ejemplo. Los estados cada vez regulan menos. Las políticas redistributivas continúan en el nivel estatal, o en el nivel regional. Mientras que los gobiernos locales, se quedan únicamente con aquellas políticas de lógica distributiva. Es decir, de implementación, de servicios, de equipamientos, et cétera. Pero con poca capacidad para incidir con lógicas regulativas o redistributivas. Decíamos que la otra, el otro eje que nos queríamos fijar, era el eje horizontal, la transversalidad. Tenemos, como decíamos, problemas complejos. Problemas que requieren de soluciones integrales. Sin embargo, tenemos administraciones extremadamente fragmentadas. Distintos departamentos, cada uno de los cuales se ocupa de una cosa concreta, sin capacidad para tener una visión global de los problemas. En realidad, muchos de estos departamentos, frecuentemente, actúan como actores diferentes. De forma descoordinada. Muchas veces desconociendo lo que hace el departamento de al lado. Y muchas veces, con intereses contrapuestos. Por lo tanto, las instituciones no son homogéneas, sino que hay diversidad de actores dentro de una misma intitución. Niveles de gobierno y de fragmentación departamental. En uno de los casos que tenéis a vuestra disposición, el de la directiva a marco del agua, se muestra esa necesidad de gobierno multinivel. Es una directiva europea, que acaba siendo implementada por los estados y por los gobiernos regio, regionales, y con incidencias muy locales, y al mismo tiempo que debería implicar a distintos departamentos. Sin embargo, el roceso participativo que se lleva al cabo nos demuestra que la sociedad civil tuvo la capacidad para enfocar el problema de forma global, de forma integral, relacionando la política agrícola, con la política urbanística, con la política de turismo, con la política de agua. Mientras que la administración únicamente tenía capacidad para planificar desde el departamento de medio ambiente, que era aquel que promovía el proceso participativo. Con lo que todas aquellas propuestas que venían desde la ciudadanía, y que querían incidir, por ejemplo, en el departamento de agricultura con el departamento de obras públicas, quedaron como nada. No se pudieron implementar, porque el departamento que promovía el proceso no tenía la competencia para hacerlo. Entremos ahora con uno de los actores principales en las instituciones públicas, entre los actores públicos. Son los partidos políticos. Los partidos políticos buscan representar a determinados valores, a determinadas ideologías, con la voluntad de generar amplios consensos, de lograr apoyo popular, apoyo de la ciudadanía. Sin embargo, cada día están mas distanciados de esa ciudadanía. Su rol se ha ido limitando al rol de representación, sin entender que la representación no puede ser un fin en si misma. La representación debería ser tan solo un medio para lograr una determinada transformación social. Es en ese sentido también, que surgen esas nuevas voces pidiendo una nueva política. Los partidos políticos pueden jugar n rol central en esa nueva política, transformando su forma de organización, transformando su papel. Deberían preguntarse cuál es su rol, y a partir de ahí, cómo organizarse en ese nuevo escenario. Por ejemplo, podrían contribuir con iniciativas que surgen fuera de las instituciones. Experiencias de innovación social que llevan a cabo instituciones de la sociedad civil. Los partidos podrían contribuir, colaborar con ellas. Actuar como actores de igual a igual, en nuevas redes que surjan, y que quieran poner en relación partidos con actores de la sociedad civil. Hacer participar a la ciudadanía y a los otros actores, por ejemplo, en la elaboración de su compromiso electoral, de su programa electoral. Actuar por lo pronto, no solo dentro de la institución, sino también fuera de la institución. Porque además, en este nuevo escenario que nos dibuja internet, cada vez más el rol de intermediación que juegan los partidos políticos, se está cuestionando. Deben, por lo tanto, repensar cuál es su valor añadido. Qué es lo que aportan a la sociedad. En ese sentido, aparecen nuevos conceptos, o se refuerzan nuevos conceptos que los partidos deberían de enfatizar. Por ejemplo, mayor transparencia. Por ejemplo, mayor rendición de cuentas. Elección directa de los cargos. Una mayor apertura en su toma de decisiones. En definitiva, una nueva forma de relación, entre esos partidos políticos que seguramente continúan siendo muy necesarios y la ciudadanía.