Retomando los temas anteriores, la diálisis peritoneal se basa en la en la introducción de una solución dializante a través de un catéter hasta la cavidad peritoneal de los pacientes, sitio donde se lleva a cabo la transferencia de moléculas. Independientemente de la modalidad que se emplee para cada paciente con base en sus características, esta terapia tiene su función en tres momentos diferentes. El primero de ellos es el drenado, que es cuando se elimina, por así decirlo, la solución dializante de la cavidad. El segundo de ellos es la infusión, que es cuando se introduce un nuevo líquido dializante. Y el tercero la permanencia, el cual está dado por el tiempo en el cual ese líquido dializante quedará contenido dentro de la cavidad peritoneal de nuestros pacientes. Por lo anterior, el elemento clave es el acceso peritoneal, you que funciona como el medio a través del cual llegará esta solución hasta el interior del cuerpo de nuestro paciente. Desde que es instalado, you sea por un médico nefrólogo o cirujano, este catéter y esta línea de acceso de nuestros pacientes requiere de cuidados muy específicos. Lo que involucra a más personas que el personal de salud, no solamente médicos o enfermeros en la capacitación, sino también pacientes y cuidadores primarios. Tenemos que comprometernos con el cuidado de este acceso, pues de su funcionamiento depende el éxito y el mantenimiento de nuestro paciente en nuestra terapia de diálisis peritoneal. El acceso peritoneal está comprendido por dos elementos principales. El catéter, el cual se instala de forma permanente; y la línea de transferencia, la cual, en promedio, requiere un recambio cada seis meses. Para comprender mejor por secciones a nuestro acceso peritoneal, podemos dividirlo en tres sectores diferentes. La configuración interna, que es la que se alojará dentro de la cavidad peritoneal y permitirá, a través de su superficie porosa, el paso de líquido de forma bidireccional, you sea para el drenado o la infusión. La configuración subcutánea, que será la responsable de la fijación de este catéter. Y la configuración externa, la cual, de forma importante, es necesario mencionar que contiene la llave de paso que permite la entrada o salida de líquido y, como mencionaba anteriormente, es reemplazada y es de carácter temporal. Lo que comprende al catéter de diálisis peritoneal, requiere instalarse con una técnica aséptica dentro de un quirófano, si la realiza el médico cirujano, o de una sala específica para procedimientos estériles, si la realiza con técnica percutánea el médico nefrólogo. La infusión y el drenado del líquido no debe causar molestia, dolor, ni lesión a las viceras de nuestros pacientes. Las características que permiten un mayor porcentaje de éxito en nuestra terapia, también deben de ser mencionadas para que podamos conocerlas e identificarlas en nuestros pacientes. La primera de ellas es que, preferentemente, el catéter peritoneal tenga doble CUFF o cojinete. El hecho de que contenga doble CUFF, permite una mayor sobrevida desde la implantación y un mayor tiempo, en el cual el paciente tendrá un acceso funcional. El segundo de ellos es el alto flujo de los catéteres. Esto quiere decir que el diámetro interno del dispositivo sea lo suficientemente amplio como para permitir un tiempo óptimo de infusión y un tiempo óptimo de drenado, que no consuma tiempo excesivo en la rutina cotidiana de nuestros pacientes. La siguiente característica es la disposición del sitio de salida de nuestro paciente. El cual, preferentemente, debe estar alejado y en una posición relativamente inferior al punto en donde se insertó. La siguiente es la biocompatibilidad. El hecho de que este dispositivo esté fabricado con un material biocompatible, significa que su insumo tiene poca capacidad de provocar una reacción adversa al interactuar con el cuerpo humano. Es indispensable otra característica que radica en las superficies lisas del acceso peritoneal. Lo cual contribuye a una menor proliferación de agentes patógenos que puedan comprometer la vida y la salud de nuestros pacientes. Y finalmente, los catéteres premoldeados se han referido como dispositivos que tienen una mayor facilidad durante el proceso de instalación. Además de ello, debemos tomar en cuenta que la línea de transferencia o prolongador, requiere de cuidados que el personal de enfermería capacitado tiene que llevar a cabo cada cierto tiempo. Esto quiere decir que cada seis meses, preferentemente, este prolongador debe ser reemplazado por uno nuevo con características estériles, o bien, en caso de desconexiones accidentales, también se requerirá del procedimiento de cambio de línea. Se recomienda que la diálisis peritoneal inicie aproximadamente cuatro semanas posteriores a que se implantó el catéter. Sin embargo, es necesario mencionar que existen situaciones de urgencias dialíticas, en las que la severidad del cuadro clínico del paciente requiere que se inicie en un lapso menor de tiempo. Esto se recomienda que en el caso en el que no exista otra opción terapéutica para nuestros pacientes, se inicie con terapias de diálisis peritoneal a volúmenes de infusión bajos, en promedio 1.000 mililitros, para evitar complicaciones como peritonitis tempranas, fugas de líquido, o bien hernias en nuestros pacientes. Lo más relevante del tema de hoy es tener presente la conservación del catéter de diálisis peritoneal en nuestros pacientes, you que esto constituye la conexión de vida entre ellos y la terapia dialítica. [MÚSICA]