[MUSIC] En esta parte de la lección queremos ser muy enfáticas al afirmar que la evaluación de todo lo que hacemos no es una cuestión de elección personal. Es una obligación ética. Esto significa que debemos evaluar todo lo que hacemos para asegurarnos de que, 1, nuestras acciones efectivamente benefician a quienes se involucran en ellas. 2, estamos invirtiendo bien los recursos que se han dispuesto para la iniciativa. Profundicemos en estas dos afirmaciones. [MUSIC] En primer lugar, decimos que la evaluación de proceso y resultado es una obligación ética porque es la única manera de verificar que lo que hacemos no genera ningún daño. Es decir, nos aseguramos de que no causamos ningún perjuicio. Para tal fin, en el proceso de planificación debemos anticipar los posibles efectos negativos de nuestra intervención. Es decir, los riesgos que implican nuestras acciones. También debemos reconocer que con nuestras acciones podemos tener tanto efectos previstos como no previstos. Esta información es útil para, 1, definir los mecanismos de evaluación que vamos a usar en el proceso para vigilar que no se presentan efectos negativos. 2, establecer alternativas para identificar los efectos no previstos, positivos o negativos, de nuestras acciones. 3, prever acciones para afrontar los efectos negativos previstos y los no previstos en caso de que ocurran. Esa valoración de los riesgos que implican nuestras acciones es una reflexión ética y debe estar fundamentada en los principios que orientan la práctica en intervención social. Recuerda, los principios que orientan la práctica de intervención son, Beneficencia, hacer aquello que genera el mayor nivel de bienestar posible para todas las partes implicadas. No maleficencia, proteger a las personas de posibles efectos negativos. Justicia o equidad, promover la igualdad y la no discriminación, evitando cualquier acción que ponga en desventaja a una persona con respecto a otra. Integridad, hacer lo que se le ha encomendado, teniendo en cuenta el conocimiento científico disponible y las competencias que ha desarrollado, sin extralimitarse. Autonomía, reconocer a todas las personas implicadas como seres humanos con derechos, capaces de participar activamente en las decisiones que les afectan. [MUSIC] En segundo lugar, evaluar lo que hacemos también es una obligación ética porque debemos ser conscientes de que los recursos que se destinan a una iniciativa para promover el bienestar son muy escasos. Y, por ende, cuando disponemos de ellos, debemos asegurarnos de que hacemos buen uso de los mismos. Y que tenemos información para demostrar cómo los aprovechamos. La evaluación de procesos y de resultados nos facilita cumplir con esas obligaciones. De hecho, la obligación de tener información para demostrar en qué invertimos los recursos y cómo los aprovechamos en pro del bienestar de la población es ineludible cuando la financiación proviene de recursos públicos. Una de las principales ventajas de la evaluación de proceso y de resultados es que la información que arroja permite dar a conocer a todas las partes interesadas en la iniciativa lo que hacemos y cómo lo hacemos. Es decir, contribuye a una mayor transparencia en la gestión. [MUSIC] Cuando damos a conocer información sobre lo que hemos hecho y lo que hemos logrado con los recursos que manejamos, estamos cumpliendo con la obligación de hacer rendición de cuentas. La rendición de cuentas es el mecanismo que tenemos los ciudadanos para supervisar que los encargados de las iniciativas en pro del bienestar, al igual que los gobernantes, los funcionarios públicos, los donantes, los organismos internacionales de cooperación, las organizaciones no gubernamentales y las empresas, sean responsables en el cumplimiento de sus compromisos y obligaciones. En síntesis, todas las personas que nos dedicamos a la intervención para promover el bienestar de las personas tenemos la responsabilidad ética de evaluar lo que hacemos con el fin de, Tomar decisiones basadas en información confiable. Asegurarnos de que con lo que hacemos efectivamente logramos los resultados positivos que perseguimos. Identificar oportunamente resultados imprevistos negativos para contrarrestarlos. Identificar los aspectos de la iniciativa que deben ajustarse para lograr los resultados que se buscan. Utilizar eficientemente los recursos disponibles. Verificar si las teorías, métodos, estrategias y actividades seleccionadas son útiles para abordar la situación que afecta el bienestar. Sustentar con información que lo que hacemos efectivamente contribuye al bienestar. Dar a conocer a otras personas lo que hacemos. Apoyar la toma de decisiones políticas que se refieren al mejoramiento, la continuidad o cambio de nuestra iniciativa. Contribuir al desarrollo del conocimiento sobre alternativas efectivas para promover el bienestar. Hasta aquí, te hemos planteado varias razones que justifican planear la manera como vamos a llevar a cabo la evaluación de proceso y de resultados de nuestra iniciativa. Antes de seguir avanzando en esta lección, te invito a analizar críticamente la iniciativa que estás planteando para anticipar los riesgos que tiene y determinar las medidas que puedes tomar para evitarlos o contrarrestarlos. Para facilitarte esta reflexión ética, te proponemos la guía que encuentras a continuación, donde te incluimos algunas sugerencias para contrarrestar los riesgos más frecuentes. [MUSIC]