Independientemente de las etiologías y mecanismos del dolor neuropático, quienes lo padecen y quienes lo tratan coinciden en el gran deterioro que esta condición representa en la calidad de vida de quienes lo sufren. A continuación, veremos el testimonio de una persona que ha sufrido durante mucho tiempo esta condición clínica y quién nos va a referir el deterioro en su condición de vida. Usted me comentó que este dolor empezó hace más o menos 15 años. Sí, no, es un poquito más. Cuénteme usted cómo hubiese imaginado o cómo sentiría si su vida, estos años, hubiera estado sin este dolor. Pues hubieran estado a continuación de los primeros, que nosotros salíamos, paseábamos, disfrutábamos, pero no me dolía nada, doctor. No tenía que quejarme, incomodarme, incomodar a los demás. Muy diferente, doctor. ¿Siente que tiene un alto impacto en su calidad de vida? Bastante, doctor. Y específicamente, ¿qué actividades siente usted que ha limitado o que ha dejado de hacer? Todo en la casa, doctor. Todo lo que uno hacía en la casa no lo puedo hacer, doctor. ¿Sus salir y realizar actividades también estaban limitadas y marcadas? Claro, doctor, porque me empezaron los dolores, que ya iba en el carro y me dolía todo, que las piernas, que no, que me canse. No, sí, doctor, entonces. Y nos gustaba salir y bastante paseábamos. Cuénteme usted, todo este tiempo, cómo ha podido usted sobrevivir al dolor, qué cosas ha tenido que hacer, a qué ha tenido que recurrir o qué se ha inventado para poder controlar y vivir un poco mejor con este dolor. Primero que todo, pues ir donde un médico. Me formularon los medicamentos e ido a la clínica del dolor. Okay. Me han hecho terapias, que no me sirvieron. Okay. Y más que todo para sobrevivir este dolor, tener paciencia. Paciencia. ¿Alguna otra cosa que usted haya hecho físicamente en la casa, algún cuidado, se ha inventado alguna rutina en especial para poder controlar un poco el dolor? No, no. ¿En lo absoluto? En lo absoluto. ¿Lo que más marca usted es la paciencia? Sí, tener paciencia, pero claro que a veces, le agota a uno, lo indispone y ya no es uno la misma persona. A partir de la narración de nuestro paciente, es necesario destacar varios elementos, cuyo reconocimiento oportuno van a permitir un mejor diagnóstico y, eventualmente, un mejor tratamiento: primero, el carácter crónico de esta condición que ella presentó; segundo, múltiples visitas a diferentes profesionales de la salud y, por ende, múltiples tratamientos, cuyo resultado, en general, no fueron ni benéficos en términos de analgesia ni en términos de funcionalidad. Una clave diagnóstica esencial para acercarnos al diagnóstico de dolor neuropático son los descriptores de dolor formulados por el mismo paciente. Por ejemplo, nuestra paciente se refirió a la sensación de quemadura, a la sensación de ardor, a la presencia de dolor espontáneo o asociado a la actividad y el frío como desencadenante del dolor. Dentro de todas las escalas que hoy en día utilizamos en la práctica clínica, estos descriptores tienen un lugar fundamental porque contribuyen a una aproximación diagnóstica. En conjunto, el conocimiento de estas condiciones que se dan a través de una historia clínica detallada y un examen físico cuidadoso permitirán mejorar la precisión diagnóstica y, posteriormente, la consecución de mejores resultados con el tratamiento. A través de los módulos de este curso "Dolor neuropático", estaremos enfatizando en estos aspectos básicos pero esenciales de la aproximación al paciente. Doctor, cuente un poco acerca de su experiencia como médico. Yo soy un médico de atención en urgencias, con pacientes de baja y alta complejidad. Llevo desempeñando este cargo aproximadamente hace un año con un buen volumen de pacientes diariamente. Cuando se oye la expresión "dolor neuropático", ¿qué viene a su cabeza? La expresión dolor neuropático, en mi opinión, trae a mi cabeza sinónimo de problemas, pacientes crónicos, pacientes complejos, difíciles de tratar, pacientes que recurren y que muchas veces el tratamiento inicial, que por lo menos en mi persona dejo para estos pacientes, no resulta ser muy eficiente. Y pacientes que empiezan la reconsulta frecuentemente acarreando más problemas y, en muchos casos, complicaciones limitan funcionalmente y esto hace que se tornen un poco más demandantes y se torna hacia un reto diagnóstico, personalmente, en la parte de atención primaria. ¿Usted tiene dificultad en diagnosticar el dolor neuropático? Claro que sí. Yo creo que, dentro de las patologías y entre los síntomas más frecuentes en urgencias, es uno de los retos y uno de los signos y patologías más difíciles de diagnosticar, puesto que tienen muchos diagnósticos diferenciales, las características varían dependiendo de la localización, y muchas veces que se encuentra uno con hallazgos que lo hacen a uno sospecharlo, pero no le dan a uno la certeza en el tratamiento. Es muy difícil tener una certeza de que definitivamente estamos ante un dolor neuropático o que puede ser un dolor común, entonces, es muy difícil diagnosticarlo y es muy difícil abordarlo. ¿Qué conocimiento tiene usted sobre herramientas diagnósticas para el dolor neuropático y cómo las aplica o las ha aplicado? Inicialmente, las herramientas con las que más tengo conocimiento hacen más hacia una buena anamnesis, una buena historia clínica de las características del dolor, cómo se presenta, su localización, hacia dónde se va el dolor, y otro tipo de herramientas en el examen físico, que nos ayudan a evidenciar un poco, definitivamente, si hay algunos ciertos hallazgos que puedan correlacionarse con este tipo de dolor. Usar siempre el diapasón nos puede ayudar, los reflejos, evaluar la sensibilidad, tanto al pinchazo como al roce, como este tipo de herramientas nos pueden ayudar. Ya de pronto un poco más complejo y extendido, no es un poco otros tipos de exámenes, como pruebas a nivel de electromiografías o potenciales evocadores, pero esto es algo que no está la mano en la atención primaria y no contamos con esto. Inicialmente, para un paciente con dolor neuropático, no vamos a realizar este tipo de exámenes diagnósticos, sino nos quedamos más con la clínica. ¿Usted tiene dificultad en realizar el tratamiento del dolor neuropático? Claro que sí. Yo creo que la mayor dificultad es saber qué tipo de medicamento es el oportuno para este tipo de pacientes. Y lo que yo le menciono, yo creo que en la mayoría de estos pacientes, el gran porcentaje de estos pacientes, recurren a pesar de estar tratados. Se les inicia el tratamiento, incluso se le empieza a titular estos medicamentos, se combinan varios tipos de medicamentos, y aún así los pacientes persisten con dolor, persisten con la limitación funcional. Hay un punto en el que uno queda en blanco, porque no sabe si seguir subiendo las dosis, si aumentar más medicamentos, incluso con pacientes que llevan tres, cuatro o cinco grupos medicamentosos o qué tipo de conducta a tomar, porque son pacientes difíciles de tratar y el dolor recurre y recurre y recurre. ¿Con qué frecuencia se encuentra usted con este tipo de enfermedad? En mi plan personal y profesional, se atienden muchos pacientes; uno, de ARL, de riesgo laboral y pacientes de mediana edad, los cuales en este tipo de pacientes es frecuente encontrar pacientes con dolor neuropático. Más o menos, esto es una cifra, no la podría dar, pero sí podría hablar de uno o dos pacientes por cada 10 pacientes, 10 a 20 pacientes vistos con dolor, hablando específicamente de dolor. ¿Qué conducta toma usted respecto al dolor neuropático y cuándo decide remitirlo a un especialista? Como mi atención es netamente en urgencias, el seguimiento se dificulta un poco, pero sí, mi conducta inicial siempre es iniciar el tratamiento, tratar de empezar todos los puntos álticos en el tratamiento para poder empezar a mejorar un poco la calidad de vida de este tipo de paciente y, obviamente, dejarlo para que tenga sus controles ambulatoriamente por medicina especializada. Maravilloso siempre es ver cuando son pacientes de difícil control, de difícil tratamiento, derivarlos a un especialista. En este caso, en el que más uso o más frecuentemente puedo usar es la clínica de dolor, pero eso dependiendo obviamente de la evolución del paciente. Inicialmente, como primera conducta, no derivo a los pacientes. Soy sincero, en ese aspecto, trato de tratarlos y ver cómo va evolucionar con el tratamiento inicial, pero probablemente el seguimiento que lo hace algún colega ambulatoriamente y dependiendo de si respondió o no al tratamiento inicial, probablemente, yo, si fuera ese segundo colega que lo valoraría, pues vería la posibilidad de derivarlo a una consulta por un especialista.