La formación laboral se ubica en la formación a lo largo de la vida. En concreto, se ubica en el ámbito de la formación no formal y se divide en tres subáreas: la formación inicial, la formación ocupacional y la formación continua. Debido a los cambios socioeconómicos de nuestro contexto, la formación laboral debe asumir nuevas perspectivas. Algunas de ellas son las siguientes. Por ejemplo, en primer lugar, me gustaría destacar la necesidad de la integración en la flexibilidad de esta formación con los otros subsistemas de formación profesional e, incluso, del entorno laboral. Otra idea es la transferencia y la aplicabilidad de los aprendizajes en el mundo laboral, la evidencia y la evaluación de estos resultados, así como la movilidad, la empleabilidad y el enfoque de desarrollo por competencias. La definición de la formación profesional inicial hace referencia a que es la formación básica que permite la iniciación de la persona en el mundo laboral, con lo cual su objetivo es la inserción laboral de la persona. Por otro lado, la formación ocupacional está destinada a la reinserción de la persona y también a la mejora de su empleabilidad, es decir, a la mejora de sus propias competencias profesionales. Hay otros dos conceptos también muy importantes a destacar dentro del ámbito de formación inicial y ocupacional, que hace referencia a la cualificación profesional y esta responde a un conjunto de competencias, es decir, conocimientos y capacidades válidas para poder ejercer una actividad laboral. Esta actividad, entendida como un conjunto de puestos de trabajo, de ocupaciones. Por otro lado, el certificado de profesionalidad es el instrumento de acreditación oficial que permite acreditar que la persona dispone de esas cualificaciones profesionales y esto se puede hacer a través de la formación de módulos profesionales o bien, a través de la acreditación o convalidación de la experiencia laboral u otras vías de formación no formal. Por último, para acabar, me gustaría destacar las grandes oportunidades que existe en este ámbito para los profesionales de la educación, sobre todo porque se pueden asumir diferentes roles, entre ellos, yo destacaría la docencia, la gestión de la formación, la orientación, la coordinación académica, la planificación y evaluación de programas, así como por ejemplo, también la formación de formadores. Y todo ello siempre dentro de un contexto presencial y online y mixto. La formación continua es un proceso sistemático, impulsado y gestionado por una organización y dirigido a sus trabajadores, que pretende desarrollar sus competencias para lograr los objetivos que tanto la organización como el trabajador tienen. La empresa forma a sus trabajadores de diferentes niveles, desde los obreros hasta los directivos, pero los trabajadores también pueden cursar por su propia iniciativa formaciones que se ofrecen fuera de la empresa. La formación aporta muchos beneficios, como son el aumento de la producción, la calidad en el servicio, potencia la innovación, facilita el cambio, motiva a los trabajadores. Para ello hay varios tipos de formación continua según el espacio donde se realizan. Tenemos la formación en el aula que se da en una sala de la empresa o en un espacio externo donde el formador y los participantes se reúnen para realizar el curso. Es la tipología más clásica, que todos conocemos. La formación en el puesto de trabajo consiste en un trabajo del experto que forma a un compañero o compañera en unas tareas determinadas mientras realiza su trabajo. Un ejemplo habitual es un cajero de supermercado formando a un compañero o compañera que le va a sustituir, mientras realiza su trabajo y cobra a sus clientes. Y la tercera tipología es la formación online, que se da usando Internet u otros recursos digitales y los trabajadores se forman en el tiempo y espacio que prefieren con los materiales creados para ello. La formación puede estar financiada por fondos privados y también por fondos públicos. Los fondos privados, los aporta la empresa o el trabajador y lo más frecuente es que sea la empresa quien financia el coste total. En la mayoría de países existen fondos públicos para la formación continua. Lo suele gestionar la administración laboral, es decir, el Ministerio de Trabajo u organismos vinculados. En el caso de España, es Fundae que gestiona estos fondos y se encarga de financiarlo. Las patronales y los sindicatos también suelen financiar la formación continua de sus miembros. El profesional de la educación puede realizar funciones importantes en este campo, desde identificar necesidades formativas, hacer el plan de formación, impartir algunas formaciones y evaluar los resultados. Es un campo con muchas oportunidades de empleo.