[MÚSICA] Según datos del banco mundial se estima que para el año 2050 más de 140 millones de personas tendrán que migrar por razones climáticas. Principalmente por falta de agua para el consumo humano, inundaciones y guerras relacionadas con la posición de bienes naturales. Los conflictos socioambientales y la economía del despojo, se extienden por todo el planeta especialmente en el sur global, siendo América Latina uno de los lugares del mundo con más conflictos activos y lamentablemente con más defensores ambientales asesinados. Los desastres naturales han aumentado de manera considerable, en muchos de ellos la acción humana detona o agrava la aparición y trayectoria de estos eventos. Por ejemplo según datos de la base de datos internacional de desastres naturales, entre 2008 y el 2017 se registraron 348 desastres naturales y sólo en el año 2018 se registraron 318. Las inundaciones, tormentas y sequías afectaron a manera directa a más de 68 millones de personas. Las intervenciones socioeducativas se desarrollan en un espacio, en una geografía, con diversas formas de vida humanas, vegetales, animales, marinas inclusive microbióticas, todas ellas son relevantes para el equilibrio de los sistemas ecológicos que permiten la vida en el planeta. Conectar y pensar el territorio, implica darse cuenta de esta complejidad y tomar conciencia de la diversidad socioecológica. Los seres humanos nos vinculamos de manera inherente con la naturaleza. La necesitamos no sólo para satisfacer nuestras necesidades y conductas de consumo, la naturaleza mejora nuestra salud, nuestra espiritualidad e identidad y nos hace parte de un todo global. Las epistemologías indígenas saben mucho sobre eso, son racionalidades que permiten pensar nuevas formas de desarrollo centradas en el buen vivir. Frente a los desafíos socioambientales, las y los educadores sociales tienen varios roles y quiero referirme a tres de ellos. En primer lugar un rol ético en el sentido de reconocer que la relación entre la sociedad y la naturaleza concierne a los derechos humanos, el derecho al agua, a la tierra, a la semillas, a un aire libre de tóxicos. La justicia ambiental requiere de comunidades empoderadas e informadas respecto a las normativas ambientales vigentes, siendo la educación ciudadana un espacio privilegiado para analizar las fortalezas y debilidades de la legalidad y política ambiental de cada territorio para que así las comunidades y los defensores ambientales estén mejor preparados a la hora de enfrentar un conflicto o una vulneración territorial. En segundo lugar, el educador tienen un rol interdisciplinario, que dinamiza el diálogo entre los distintos saberes sobre los sistemas socioecológicos. Históricamente las ciencias naturales nos han explicado la naturaleza, muchas veces a partir de una mirada parcelada, sin embargo la complejidad actual requiere nuevas compresiones que aborden la sociedad y la naturaleza desde la cultura y las relaciones comunitarias. En este sentido las comunidades son la que mejor conocen su territorio, poseen conocientos ancestrales y locales que son relevantes a la hora de diseñar acciones educativas en temas como gestión de riesgos y conservación del patrimonio natural por ejemplo. Las y los educadores deben mediar entre todos los conocimientos disponibles, pues cada uno aporta al diagnóstico y conceptualización de estas prácticas. En tercer lugar, un rol dialogante respecto a la noción de progreso y desarrollo desde el cual gestionar la vida en sociedad. La imposición de un modelo de desarrollo capitalista, centrado en el bien privado por sobre lo público, ha permitido que la industria extractivista se convierta en el principal motor económico de los paises más pobres, a partir de una idea de progreso que sólo aumenta la desigualdad y la pérdida de la biodiversidad. Las movilizaciones mundiales a propósito del cambio climático y la próxima COP-25, es un debate que interpela el modelo económico actual, los jóvenes movilizados en distintas partes del mundo, han abierto un debate global respecto a las prioridades de desarrollo. Esta es una oportunidad para que educadores de zonas rurales y urbanas, reflexionen y visualicen en conjunto con las comunidades, las prioridades que orientan las decisiones y políticas locales respecto al medio ambiente y el desarrollo territorial. Existen diversos recursos metodológicos disponibles para esta acción socioeducativa como por ejemplo los mapeos participativos, los talleres de incidencia socioambiental local, jornadas de interpretación ambiental o creación de modelos locales de gestión de riesgos. Son recursos que surgen a partir de varias décadas de lucha y defensa ambiental y territorial en donde educadores y comunidades han ido construyendo microespacios de dignidad ambiental que están presentes en diversas partes del planeta. [MÚSICA]