[MÚSICA] Las administraciones públicas, a la hora de desarrollar e implementar las políticas públicas, deben contar necesariamente con la comunidad como un recurso. ¿Qué quiere decir? Incorporar la mirada comunitaria al conjunto de políticas sectoriales de muy diversa naturaleza. Entendemos la comunidad como ese conjunto de agentes o actores que pertenecen a un territorio concreto y que tienen la voluntad de intervenir, de ser partícipes en su transformación. Así es como los rasgos que la definen son ese territorio común y esa voluntad de transformar. No es posible en las administraciones modernas de hoy en día que las políticas públicas que se desarrollen se hagan de espaldas o sin contar con la participación activa de la comunidad, entendida como lo hemos descrito. ¿Por qué? ¿Por qué es necesario incorporar esta mirada comunitaria en nuestras políticas? De entrada, porque la incorporación de la voz de la comunidad en nuestras políticas permitirá, seguro, que las acciones, los programas, los servicios públicos que se desarrollen respondan a las necesidades diagnosticadas, detectadas y propuestas por el conjunto de actores que intervienen y que en parte pueden ser beneficiarios de dichas políticas. Pero, más allá de esta congruencia entre las necesidades y las políticas, está el que el incorporar esta mirada permitirá, con toda seguridad, realizar, implementar acciones, políticas públicas de carácter preventivo, de manera transversal, con un enfoque y una mirada centrada en la persona y en su contexto y fortalecerán los vínculos necesarios entre las personas que participen de la comunidad e intensificarán el sentimiento de corresponsabilidad de las políticas con el territorio. Creemos que incorporando estos elementos y contando con la comunidad como recurso, el impacto de nuestras políticas será mayor, sin duda, mejorando su eficacia y su eficiencia y abandonando enfoques más asistencialistas o más reactivos, para situarnos en esferas de la prevención y en la promoción social. ¿Cómo hacerlo?, ¿cómo incorporar esta mirada? Daríamos brevemente cinco claves. Una, ejercer un liderazgo institucional para su impulso y su reconocimiento. Dos, aceptar nuestro rol como administración pública en los programas de naturaleza comunitaria. Tres, convencer al responsable político de su necesidad, obtener tiempo y recursos para su implementación y dedicar muchos esfuerzos a evaluar los resultados y su impacto, para así generar más confianza, más legitimidad y obtener, si es posible, más tiempo y más recursos. Cuarto, formar y capacitar a los profesionales que están en el territorio para que sepan cómo incorporar esta mirada comunitaria a las políticas. Y finalmente, cinco, tejer alianzas intersectoriales y crear un clima de confianza y de corresponsabilidad dentro de la comunidad. Cuando hablamos de los centros educativos con una visión hacia la educación comunitaria, partimos de que la escuela tiene la capacidad, muchas veces desconocida, de poder favorecer la promoción de las iniciativas comunitarias y así poder reforzar y agrandar el tejido asociativo de un territorio. Así pues, entendemos que la educación no es sólo un término propio de la escuela, sino que es la suma de todas las miradas que rodean a los niños y niñas. Es decir, una educación global y compartida, donde encontramos la totalidad de miradas de los diferentes agentes educativos de un territorio que interviene en la infancia. Entendiendo agentes educativos como todas aquellas personas que trabajan de manera directa en el barrio, generando una acción socioeducativa con su población, ya sea desde el ámbito de los servicios como desde las entidades o las mismas asociaciones, creando así lo que podríamos definir como una comunidad educativa. Esa relación es considerada una fortaleza para la infancia y para los jóvenes, puesto que tiene una doble función, la de herramienta integradora en un territorio, potenciación de las relaciones sociales y vivenciales, arraigo al barrio, etcétera, y la de mejorar las competencias básicas del alumno, expresión y comprensión de las otras lenguas que se hablen en el territorio, tecnología, matemáticas, artes plásticas, etcétera. Hay que decir que cuando hablamos del papel de los centros escolares en la acción comunitaria, tenemos que considerar que las escuelas pueden ser un elemento básico para conectar la educación formal y la no formal, a través de la comunidad en general y su dinamización. Por lo tanto, procuramos que la escuela a través del vínculo relacional sea un punto de conexión entre el entorno y la infancia, los jóvenes y las familias. Que conecte sus intereses y sus motivaciones con los recursos socioeducativos del territorio de una manera personalizada y así, provocar experiencias educativas, vivenciales y significativas para ellas y que de ese modo puedan acabar siendo un motor de dinamización comunitaria. Así, podemos afirmar que desde el punto de vista comunitario es muy importante el trabajo desde las escuelas, con las familias y con las entidades de un territorio, ya que al fin y al cabo son las que crean un tejido asociativo para un barrio. Tenemos que procurar que esas entidades entren y participen en las escuelas, de manera que ésta pase a ser un elemento activo dentro de un territorio. Es decir, que la escuela tenga un uso social que permita que tanto las familias como los vecinos y vecinas vean esos espacios como espacios abiertos al barrio, donde se les ofrece la oportunidad de desarrollar diferentes acciones, como pueden ser actividades de ocio y/o de aprendizaje, como por ejemplo, talleres, charlas, grupos de trabajo, formaciones, etcétera. Para que la escuela pueda ser un nexo entre las familias y las entidades del barrio, detectamos la necesidad de que las familias de la escuela se sienten partícipes de esto. Así, implicándolas en el día a día del centro y empoderándolas a través de la confianza con el centro y sus agentes educativos, haciendo que se sientan útiles e importantes y haciendo así que ese empoderamiento sirva para que colaboren, participen y finalmente se impliquen de manera directa en las iniciativas comunitarias. Por otro lado, hay que tener en cuenta que uno de los objetivos como centro educativo es el de mejorar la situación tanto de los niños, niñas y jóvenes como la de sus familias, velando por su bienestar en todos los aspectos. Una mejora personal que, partiendo del empoderamiento y pasando por la participación, permitirá que la implicación de estas tenga una repercusión directa en la mejora del proyecto comunitario y, por tanto, en la mejora de su propio entorno como vecinos y vecinas. Esta mejora de la participación vecinal y de la acción comunitaria también permitirá potenciar y mejorar el conocimiento entre la población de un territorio y, por tanto, mejorar la convivencia entre los mismos, un hecho que también permitirá mejorar su entorno en general. Hay que tener en cuenta que para ser conscientes de cuál es el grado de mejora logrado, desde una visión comunitaria, y partiendo de los objetivos principales establecidos entre todos los servicios, entidades y asociaciones implicadas para trabajar como una comunidad educativa, es necesario que las escuelas e institutos, como equipaciones activas dentro del territorio, se impliquen en aquellas mesas de trabajo de participación relacionadas con el ámbito socioeducativo y comunitario, sumando unos esfuerzos y unos recursos que finalmente tendrán un efecto positivo y directo en el territorio. Voy a hablar sobre Salud Comunitaria, pero antes quiero introducir cómo entiendo la comunidad, qué entiendo por comunidad. Por comunidad entiendo como un conjunto de personas que tienen algo en común. Me explico, tienen algo en común que les hace sentir que conforman una unidad, algo superior, algo que va más allá de los propios intereses individuales que cada uno pueda tener. Esta pertenencia a algo que compartimos proporciona identidad, proporciona valores, proporciona beneficios, proporciona relaciones; con lo cual, la comunidad es más que la suma de las propias personas que la puedan conformar. Son interacciones, son relaciones, son espacios compartidos. Todo esto provoca cambios en las propias personas y las personas provocan cambios en la comunidad, o sea, el ir y venir, la interacción entre los individuos, las personas y el entorno hacen que se vayan modificando y esto es ir más allá que los propios intereses y vida individual. Desde la visión de salud, la comunidad es muy importante o tendría que serlo siempre, ya que es uno de los ámbitos donde actúan gran parte de los determinantes de la salud. Por ejemplo, tener trabajo es un potente determinante de la salud, pero el entorno laboral y las relaciones laborales influyen también. El entorno escolar, la educación es un gran determinante de la salud. No es lo mismo poblaciones educadas, comunidades con un nivel de educación u otro, pero el entorno escolar es un espacio donde se producen relaciones y aquí tanto el entorno como las relaciones influyen también sobre la salud de las personas que ahí están. Los barrios, si hay vida comunitaria, si hay comunidad a nivel de barrio, es un espacio que puede ser muy promotor de la salud también. ¿Por qué desde el mundo de la salud, los profesionales sanitarios o del sector salud nos interesamos y algunos trabajamos específicamente en salud comunitaria? Por un lado, porque la enfermedad no se puede entender descontextualizada de la sociedad ni de la comunidad. La enfermedad se puede atender en el sector sanitario, y tenemos un muy buen sector sanitario, pero la salud no se genera del sector sanitario, se genera fuera. Con lo cual, no tenemos que olvidar que los determinantes de la salud son las condiciones de vida, son el entorno socioeconómico, cultural, laboral, de vivienda, de trabajo de las personas y para ello las políticas públicas tienen un gran papel y un gran rol. Pero los profesionales sanitarios, ¿en qué les influye todo esto? Pues que a la hora de estar ante una persona o unas personas que tienen una enfermedad, si no se tienen en cuenta sus determinantes, cómo están operando los determinantes de salud de esa persona, los planes terapéuticos que se puedan poner en marcha van a encontrar muchos frenos. Pongo un ejemplo, es diferente estar delante de una persona que tiene una depresión, y la diagnostico y trato la depresión con antidepresivos, es muy diferente si tengo en cuenta o no, si conozco y lo tengo en cuenta que esa persona está en un proceso de desahucio. Es decir, aquí hay un potentísimo determinante de la salud que está actuando muy negativamente, la falta de vivienda, el riesgo que eso supone, supone un gran determinante de problemas de salud. Si yo trato el problema descontextualizado de la principal causa, está claro, y hay mucha evidencia, de que no se va a conseguir el nivel de salud que sería deseable para esa persona. Me gusta a mí una frase de Jeffrey Sánchez, que es un profesor de Salud Pública de la Universidad de Harvard, que en el 2015 está publicado, que dijo: "Los pacientes son tratados en los hospitales, en los servicios sanitarios, podríamos decir, pero se curan en las comunidades, se curan en la comunidad". Es decir, la comunidad es un espacio generador de salud. Pero, además, hasta ahora hablaba de los profesionales sanitarios en general, los profesionales de atención primaria y de salud pública, además, trabajamos para la salud de la comunidad, trabajamos para que las comunidades, generalmente a nivel de barrios, pero pueden ser otros grupos comunitarios, sean más generadores de salud. Esto se hace desarrollando lo que denominamos "los proyectos de salud comunitaria". Voy a citar la definición de salud comunitaria de unos salubristas, publicada en el 2014, con la que me siento confortable, pero hay otras definiciones también de proyectos comunitarios con las que también me puedo sentir. Pero esta es específicamente de salud comunitaria. los autores son Goodman, Bunnell y Posner. Dice: "Salud comunitaria", y todas las palabras son importantes, "es un proyecto colaborativo, intersectorial y multidisciplinario que utiliza abordajes de salud pública", quiere decir abordajes de mirada poblacional, de mirada no de persona a persona sino de grupo, con todas sus metodologías, pero también abordajes de desarrollo comunitario y utiliza intervenciones, si es posible, que se basen en evidencia. Quiere decir, que se tenga conocimientos por lo menos teóricos, sino empíricos de que realmente pueden provocar cambios para mejorar la salud y el bienestar de las personas de la comunidad. Pero, esto no lo hacen los profesionales sanitarios, no lo hace ni Atención Primaria ni Salud Pública, solos actuamos, pero aquí se trata de trabajar e implicar a la comunidad con la que estemos trabajando, tanto sean servicios, entidades como los propios vecinos y vecinas, desde un valor del respeto absoluto a la propia comunidad, es decir, a sus valores, a sus creencias. No se trata de recetar formas de vivir bien, en absoluto, porque el objetivo es mejorar la salud y la calidad de vida a nivel de lo que se pueda, a nivel comunitario. Vuelvo a decir, las políticas públicas tienen mucho papel, pero también a nivel comunitario podemos trabajar. ¿En qué se basan los proyectos de Salud Comunitaria? Yo señalo palabras básicas, la intersectorialidad, diferentes sectores trabajamos en proyectos comunitarios, salud, servicios sociales, escuelas, muchos otros sectores, también servicios de barrio, esos espacios comunitarios de jóvenes, de gente mayor. Es muy intersectorial y tiene que ser muy multidisciplinar. Si trabajara al máximo posible, con modelos teóricos y evidencias para asegurar un poco más de que vamos a conseguir resultados y de mejora, en este caso, de la salud y del bienestar y, además, que sean procesos que tengan evaluaciones, es decir, la evaluación como un proceso de mejora de detección de áreas que pueden mejorar. Y hasta aquí, espero que se haya entendido. He querido explicar y argumentar el porqué de la Salud Comunitaria, haciendo un énfasis en el concepto de comunidad. Muchas gracias.