[MÚSICA] Mi nombre es Oscar Jara, soy educador popular y sociólogo del Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, de Costa Rica. y del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe, el CEAAL. Quiero primero agradecerle al profesor Javier Úcar y a la profesora Elia Sepúlveda por la oportunidad de estar en contacto con ustedes para este curso y les deseo que sea una experiencia muy rica, muy gratificante para ustedes. Voy a compartir a partir de mi experiencia algunas ideas sobre un tema que me han pedido, que es el de Recomendaciones Metodológicas para Pensar y Diseñar Prácticas Educativas. En realidad es un tema muy amplio, es un tema que nos podría llevar bastante tiempo, pero me gustaría centrarme en cuatro recomendaciones, cuatro comentarios, ya que este es un vídeo también de introducción, que ojalá les interese. La primera recomendación, es qué estamos entendiendo por lo metodológico. Y me gustaría decirles que para mi, lo metodológico significa un proceso articulador de múltiples aspectos que deben estar en interrelación. Articulación, entre los objetivos que tenemos del proceso educativo. Articulación con las actividades que realizamos en los procesos educativos. Articulación con los resultados que tenemos en el proceso y en las prácticas educativas. Y la idea principal es que no hay una relación lineal cuando hablamos de lo metodológico entre objetivos y actividades, y resultados, sino que precisamente es una relación dinámica entre lo que hacemos, lo que queremos realizar y lo que vamos consiguiendo en el proceso. Entonces, aunque haya algunas orientaciones técnicas o criterios con los cuales organizar las prácticas educativas, lo más importante me parece como primera recomendación, es que lo pensemos como un proceso dinámico de mutua articulación donde hay un componente que es fundamental, que es la relación entre los distintos saberes. Estamos hablando de procesos de alfabetización o educación social con personas jovenes y adultas, que tienen, tenemos, saberes y conocimientos sobre muchas cosas. Por lo tanto, hay que pensar que estos procesos y esta articulación metodológica, supone una articulación de los saberes que tenemos las distintas personas que participamos en el proceso, y además, no solamente los saberes sino también las condiciones que hay que crear para que esta articulación sea posible. Diálogos de saberes, condiciones para posibilitar la relación entre lo que queremos lograr, lo que vamos haciendo, los resultados que vamos consiguiendo, y como entre ellos se van relacionando mutuamente, sería la primera reflexión que yo quisiera hacer con ustedes. La segunda, tendría que ver con definir algunos términos específicos como lo que es, metodología, métodos, técnicas y procedimientos, o sea, dentro de este marco general de lo metodológico, entendido como articulador de todos estos elementos. Cuando hablamos de la metodología, estaríamos hablando de la concepción que organiza el conjunto del proceso, y que por lo tanto, tiene que ver con un diseño de una estrategia. Yo usaría la palabra metodología como concepción metodológica, como diseño de toda una estrategia educativa, y lo diferenciaría de lo que podía ser los métodos específicos, de cómo alcanzar los resultados de esa estrategia. Métodos para diagnosticar, métodos para planificar, métodos para la participación, métodos para realizar talleres, seminarios, foros, festivales, es decir, hay múltiples métodos de trabajo, múltiples formas de trabajo que podemos utilizar pensando siempre en procesos de educación popular, participativa y social, donde se articulan los saberes y las condiciones, y donde los objetivos de lo que queremos lograr, los resultados que vamos consiguiendo, las actividades que realizamos, se articulan mutuamente. Por lo tanto, hay distintos métodos específicos dependiendo de situaciones particulares. Ahora bien, por ejemplo, decimos, bueno, vamos a hacer un curso virtual. Bueno, hay un método para hacer un curso virtual, o vamos a hacer un taller presencial, o vamos a hacer un seminario. Entonces, para ese seminario, ese curso virtual, ese taller, nosotros tenemos que definir cuáles van a ser las técnicas y cuáles van a ser los procedimientos que vamos a utilizar. Entonces, no es el mismo el método de trabajo que cada técnica que nosotros utilizamos, por ejemplo, trabajos en grupos, o una lectura comentada, o la proyección de un audio visual para reflexionar, o el ejercicio, hacer un ejercicio dinámico, o ir a un barrio o hacer una investigación participativa, etcétera. Hay distintas técnicas que nosotros podemos utilizar, la técnica de la entrevista, la técnica del diálogo propositivo, etcétera. Y las técnicas se aplican también con diferentes procedimientos. Yo puedo tener una misma técnica, por ejemplo, el trabajo a partir de una obra de teatro, pero el procedimiento de cómo voy a tocar el tema, cómo voy a partir en cada momento, qué elementos voy a relacionar de lo que la gente sabe con lo que se presenta en la obra de teatro, si vamos a hacer un trabajo previo en grupos o individual, una lectura motivadora antes de la presentación de la obra de teatro. Si lo que vamos a querer es que la gente participe, también activamente en la obra de teatro, o sea, a partir de una misma técnica, nosotros podemos tener muchísimos procedimientos dependiendo de los contenidos, dependiendo del tema, dependiendo del momento en el que estamos. Y ahí es donde vamos a un tercer punto, que me parece que es también clave, y que se relaciona con la anterior. Que es la importancia de la secuencia de un proceso vivo, dinámico y creativo. Es decir, esta articulación es una articulación que se puede definir previamente y en abstracto, sino que hay de definirlo en función de las personas participantes, de los saberes que las personas tienen, de los contenidos que queremos trabajar. Y por eso la palabra proceso es fundamental, porque es la que le da vida a esta articulación, y es ese proceso el que nos permite definir una estrategia, escoger uno métodos, seleccionar unas técnicas, y aportar al procedimiento de cómo lo vamos a trabajar cada uno. De tal manera, que los objetivos de lo que queremos lograr, los resultados que vamos alcanzando y las distintas actividades que realizamos, tienen que tener una secuencia. Ahora, esa secuencia tiene que ser progresiva. Tradicionalmente, hay gente que piensa que, por ejemplo, hay que partir de las definiciones teóricas. De repente, no es necesariamente es el primer punto de partida, sino que podríamos partir de lo que la gente sabe, de lo que el grupo quiere conocer, de lo que les interesa con relación a un tema, y que ese punto de partida, tiene que ir teniendo una secuencia progresiva de cada vez mayor complejidad. Por lo tanto, los elementos de la práctica y la teoría van articulándose permanentemente en esta construcción de saberes. La práctica que tenemos, nuestros conocimientos, nuevos conocimientos, que son los que vamos aportando en el proceso educativo, de tal manera, que los saberes y las condiciones para poder lograr esa articulación entre lo que queremos hacer y lo que hacemos y los resultados que vamos consiguiendo, se pueda llevar a cabo adecuadamente. Pero cuando decimos que es una secuencia viva, dinámica y creativa, quiere decir que no está todo totalmente predeterminado, sino que precisamente en la la medida en que estamos realizando ese proceso, tenemos que modificarlo, tenemos que profundizar algo, hay cosas que son impredecibles. Y por eso, me gustaría cerrar esta presentación reflexiva como un cuarto punto. Que es la idea de que hay que ver este proceso y hay que ver los desafíos metodológicos, las recomendaciones metodológicas como desafío y aventura para poder generar aprendizajes. Yo cuando voy a una actividad educativa, lo primero que me planteo es, ¿qué me desafía a mi esta actividad? ¿Cuáles serán las inquietudes que tiene la gente? ¿Qué es lo que ya sabrán sobre el tema? ¿Qué es lo que les interesa profundizar? Por lo tanto, hay un primer desafío hacia el educador, la educadora que tenemos que retomar, que tenemos recoger, y entonces ahí nuestra labor es desafiar al grupo. Plantearles preguntas, elaborar, proponerles un material, plantear una afirmación para el debate, y a partir de lo que ahí vaya saliendo va a ver un nuevo desafío de la gente que nos va a indicar por donde tendríamos que profundizar. Entonces, en lugar de que pensemos el diseño metodológico de prácticas educativas como algo que se define curricularmente de previo y simplemente se ejecuta, yo lo que creo o lo que yo recomendaría, es que lo vivamos como una aventura, como una aventura de generación de aprendizajes, donde nosotros y nosotras, los educadores y las educadoras, tenemos que tener la disposición de aprender. Por lo tanto, no planteando solamente, ¿qué es lo que yo voy a enseñar? Sí, claro, hay que preparar todo lo que podemos aportar enseñando. Pero ir preparándonos, pensando, ¿qué es lo que yo voy aprender? ¿Qué es lo que yo como educador voy a generar como aprendizaje? ¿Con qué disposición me acerco entonces a esta situación? Entonces, vivirlo como desafío y como aventura, es lo que me va a permitir entonces darle vida a esta secuencia de elementos que van a aparecer en el proceso, un proceso vivo, dinámico, apasionante, no burocrático. Y por lo tanto dentro de esa estrategia metodológica, escoger los métodos más precisos, seleccionar las técnicas, aplicar procedimientos y modificarlo, de tal manera, que la secuencia entre los saberes y las condiciones, la práctica y la teoría nos permitan entonces tener un resultado vivo en permanente construcción, en permanente creación. Y eso es a lo que podríamos llamar, la recomendación metodológica para este tipo de prácticas, por lo menos, en esta primera aproximación que les dejo con mucho cariño esperando que sea interesante para ustedes. [MÚSICA] [MÚSICA]