En relación con la división en dinastías propuesta por Manetón, podríamos plantearnos si se trata de una iniciativa del propio Manetón o si viene de más antiguo. En realidad nosotros sabemos que Manetón consultó toda una serie de fuentes, fuentes que vienen de lejos, en realidad, que son características de toda la historia faraónica, que por un lado suponen listas de reyes y por otro lado suponen anales reales. Vamos a ver con un cierto detalle estas fuentes previas a Manetón. La primera que os voy a presentar es el papiro de los reyes de Turín, que podéis ver aquí en dos fragmentos. En la fotografía superior podéis ver un fragmento del Canon de Turín. Como veis, el estado de conservación es bastante precario. Esto se debe al hecho de que el papiro fue hallado a principios del siglo XIX en una tumba de la Necrópolis tebana. Cuando fue hallado, estaba prácticamente intacto, pero en su traslado a Luxor, fue trasladado de forma poco cuidadosa. En su traslado a Luxor sufrió de manera irremediable y una buena parte del papiro se perdió convertida en polvo. Los egiptólogos posteriormente han hecho un trabajo muy minucioso de recuperación de los fragmentos que se habían conservado y de recolocación de esos fragmentos, de manera que en la actualidad tenemos una parte del texto conservada. En esta fotografía podéis ver ya una primera cuestión importante que es el tipo de escritura. Si os fijáis, la escritura reflejada en este papiro no es pictográfica, es decir, los signos que podéis ver escritos en el papiro no representan objetos, seres o procesos de la realidad. Vosotros, viendo estos signos, no podéis reconocer elementos de la realidad. Son trazos más o menos convencionales, son trazos cursivos. ¿Por qué ocurre esto? Porque esto es escritura hierática. Esto es lo que diferencia el hierático del jeroglífico, como iremos viendo a lo largo del curso. El jeroglífico es una escritura pictográfica en el sentido de que los signos representan, como digo, seres, objetos o procesos de la realidad. En cambio, el hierático es una escritura no pictográfica, es una escritura cursiva, es una escritura que se caracteriza por ser la escritura que se utiliza sobre papiro, la escritura de cada día, la escritura de los documentos cotidianos, pero también de la literatura y de algunos documentos importantes, como podría ser este papiro de los reyes conservado en Turín. Por lo tanto, el tipo de escritura que veis aquí es escritura hierática. Ahora me gustaría que os fijarais en las dos reproducciones que tenéis en la parte inferior de la diapositiva. La de la izquierda es otro fragmento en hierático del papiro original. La de la derecha, en cambio, es un dibujo del mismo fragmento que tenéis a la izquierda, pero esta vez en transcripción jeroglífica, es decir, el texto aquí sí que está en jeroglíficos, aquí sí que podéis reconocer objetos o seres de la realidad. Aquí podéis reconocer abejas, podéis reconocer pájaros, podéis reconocer cestos, podéis reconocer brazos que llevan cosas en la mano, podéis reconocer toda una serie de elementos que existen en la realidad porque esto es una escritura pictográfica, estos son jeroglíficos. Muchas veces los egiptólogos, cuando tienen que trabajar un texto hierático, lo que hacen es transcribirlo en jeroglífico para que resulte más cómoda la lectura y más directo el reconocimiento de los signos. Ahora me gustaría que os fijarais en la parte jeroglífica, porque justamente es más cómoda a la hora de identificar los signos. En este fragmento podéis ver toda una serie de líneas y en estas líneas, si os fijáis en la parte derecha del fragmento, veréis que en cada una de ellas hay una abeja. Esto constituye una de las columnas de texto del papiro. Las columnas empiezan con el signo de la abeja y, inmediatamente por delante del signo de la abeja, con el signo de la caña. Es decir, la caña y la abeja son los dos signos que sirven para iniciar cada una de las columnas de texto. ¿Qué es la caña y la abeja? Las tenéis reproducidas más grandes en jeroglíficos a la derecha de la pantalla. ¿Qué son la caña y la abeja? La caña es el símbolo heráldico del alto Egipto y la abeja es el símbolo heráldico del bajo Egipto. Unidas, la caña y la abeja sirven para escribir un título de la titulatura faraónica. El título de Nisut Bity, que significa literalmente el que pertenece a la caña y el de la abeja. Este es uno de los títulos de la titulatura faraónica. La titulatura faraónica estaba compuesta por cinco títulos, uno de los cuales es justamente este: el título de Nisut Bity, que nosotros traducimos por rey del alto y bajo Egipto y es un título dual porque es un título que implica la soberanía del rey sobre las dos partes míticas en las cuales se divide el estado egipcio: el alto y el bajo Egipto. Inmediatamente después de la caña y de la abeja lo que tenemos es el cartucho real. Fijaos ahora en los jeroglíficos que os he puesto a la derecha de la pantalla. El cartucho es un ovoide que empieza en forma arcuada y termina también en forma arcuada, pero con un trazo vertical dentro del cual se escribe el nombre del rey. Esto, sin embargo, en los documentos en hierático no se escribe completo, solo se escribe el arco inicial y el arco final con el trazo vertical. Por eso, si ahora os fijáis en el papiro, podréis ver que después de la caña y de la abeja, me refiero a la versión jeroglífica, tenéis justamente el arco de apertura del cartucho y el arco de cerrazón del cartucho con el trazo vertical. Dentro hay una serie de signos jeroglíficos. Esos signos jeroglíficos reproducen el nombre del rey. Por lo tanto, en cada línea lo que tenemos es el título de Nisut Bity del rey, el nombre del rey y después, si os fijáis a la izquierda del fragmento que os he puesto, tenéis una serie de cifras. No hace falta ser egiptólogo para entender en seguida que se trata de cifras. Estas cifras son lo que recoge los años de reinado del rey. Ahora, si vais a la última de las líneas del papiro, podéis ver que solo tenemos la abeja al principio, la caña se ha perdido porque el fragmento está roto, después tenemos, en este caso falta el signo de apertura del cartucho, esto ocurre a veces, el escriba se olvida de escribir el signo de apertura del cartucho, pero tenemos el nombre del rey. El nombre del rey es Esnofru. Ahora, de momento, todavía no lo podéis leer. En la última semana de curso, probablemente tendréis ya la habilidad de poder leer este cartucho. Ahora me gustaría que os fijarais en los jeroglíficos que os he escrito a la derecha de la pantalla, en esta última línea del papiro. Fijaros que lo que tenemos es un signo vertical que termina en forma arcuada en la parte superior y otros dos signos, de los cuales también conoceréis más adelante. El signo vertical es el signo que sirve para escribir la palabra "jesebed", que significa: año de reinado. Si os fijáis en la línea que estábamos viendo, después del nombre del rey tenemos justamente un espacio en blanco, y después estos signos y dos arcos hacia abajo y cuatro trazos verticales. Estos dos arcos hacia abajo, cada uno de ellos representa un diez, por lo tanto, tenemos 20. Y los cuatro trazos verticales representan un cuatro, por lo tanto, tenemos 24. Los años de reinado del Rey Esnofru son por lo menos 24. Podrían haber sido 25 porque el papiro justamente está roto justo ahí. No podrían haber sido 26 porque normalmente cuando se trata del número seis, como podéis ver dos líneas más arriba, los trazos se escriben tres arriba y tres abajo. Por lo tanto, lo más probable es que los años de reinado registrados en el papiro, cuando estaba entero, fueran 24 o 25. Si os fijáis ahora en la versión original del papiro la que tenéis a la izquierda, podéis jugar a intentar reconocer los signos jeroglíficos en los signos hieráticos. Os he de decir que en realidad la escritura jeroglífica y la hierática son lo mismo. Los signos son los mismos y se ordenan exactamente de la misma manera. Hay pequeñas variantes gráficas, como es lógico, porque la escritura hierática es una escritura cursiva y por lo tanto se escribe más rápido y a veces los signos se pueden ligar, pero en general la filosofía que subyace a las dos escrituras es exactamente la misma. Lo único que cambia es que unos signos son pictográficos, se hacen de forma más cuidada, los jeroglíficos; y otros signos en cambio son cursivos, se hacen de forma más acelerada, los hieráticos. Pasemos ahora a otro documento fundamental: las listas reales de época ramésida. Las dos listas reales más importantes conocidas son las listas de los templos de Abidos. En Abidos, como probablemente muchos de vosotros sabéis, hay dos importantes templos de la dinastía XIX: el templo construido por Sety I y el templo construido por Ramsés II. En el templo construido por Sety I tenemos una gran lista real, que es la que podéis ver aquí en la parte inferior de la diapositiva, con los nombres de todos los antecesores regios del propio Sety I. Si os fijáis en la imagen, podéis ver que a la izquierda tenemos la representación del Faraón con su hijo. El Faraón es el personaje representado en módulo mayor, lógicamente con la corona faraónica. Su hijo es el personaje representado en un módulo menor, obviamente con la trenza lateral en la cabeza que lo caracteriza como príncipe real. Se trata del Rey Sety I, y de su hijo Ramsés, futuro Ramsés II. ¿Qué están haciendo el rey y el príncipe? Están haciendo una ofrenda a sus antepasados. Es importante que tengáis presente que esta tabla, esta enumeración de reyes, no se encuentra en un lugar visible. Se encuentra en un lugar recóndito del templo porque esto no es un documento histórico, no es un documento para dejar constancia histórica, objetiva y visible de los antecesores de la realeza, es un documento de carácter ritual. Es un documento pensado justamente para rendir pleitesía, para rendir homenaje a los ancestros de la realeza. Todos estos reyes puestos aquí son en realidad los ancestros del rey reinante y de sus futuros sucesores. Por lo tanto, aquí lo que se hace es rendir culto a los ancestros regios y no hay, tras esta lista, ninguna finalidad de dejar una constancia histórica de este pasado egipcio. Esta es una característica que debéis tener muy en cuenta para comprender bien este tipo de documentos y para entender que normalmente se trata de documentos que se hallan en lugares inaccesibles, lo cual indica que no han sido hechos para ser vistos de manera habitual por el común de los mortales. En la parte superior de esta diapositiva os he puesto fotografías de dos dinastías de reyes. Del número 15 al número 19, tenéis la tercera dinastía y del número 20 al número 25, tenéis la cuarta dinastía. El número 20 es el rey Snofru cuyo cartucho veíamos en la diapositiva anterior. Después, si queréis, podéis entreteneros en comparar los dos cartuchos y veréis que son idénticos y se trata, como os digo, del cartucho del rey Snofru, primer rey de la cuarta dinastía y padre del rey Keops. Por lo tanto, el cartucho número 21 de esta diapositiva es justamente el del rey Keops. Aquí está escrito Jefy. Ya sabéis que normalmente el nombre egipcio es leído Khufu, pero de estas cosas hablaremos también más adelante. La segunda lista que os presento es la lista procedente del templo de Ramsés II, también en Abidos. Esta lista se conserva hoy en el Museo Británico. A diferencia del anterior que sigue "in situ" en el templo de Sety I en Abidos. Me gustaría que os fijarais en la línea de cartuchos que se ven completos, es decir, lo que sería la segunda línea de la fotografía. El primer cartucho por la derecha, si os fijáis, está roto por la parte inferior. El segundo, en cambio, ya está completo. Si os fijáis, los primeros cuatro cartuchos contienen un escarabajo entre los signos jeroglíficos. Estos cartuchos corresponden a los reyes Tutmosis II, Tutmosis III, Amenhotep II y a Tutmosis IV. Es interesante señalar, de entrada, que entre los primeros dos, Tutmosis II y Tutmosis III, reinó real en la realidad histórica la reina Hatshepsut, pero aquí no está consignada. Si continuamos después del cuarto cartucho, tenemos el nombre de Amenhotep III, en el que ya no hay un escarabajo, y a continuación tenemos el cartucho del rey Horemheb, último de la dinastía XVIII. Entre Amenhotep III y Horemheb faltan todos los reyes de Amarna. Falta Amenhotep IV Akenatón, falta Smenkhkare Tutankhamon y Ay. Todos estos reyes faltan en la lista. ¿Por qué falta Hatshepsut y faltan los reyes de Amarna? Sencillamente porque estos reyes son vistos como heterodoxos en relación con el arquetipo de la realeza y por eso no son consignados en las listas reales. Y esto os permite comprender otra cuestión muy importante relacionada con la visión que los egipcios tenían del rey. El rey, la figura regia debía responder a un arquetipo y si esta figura regia, por la razón que sea, en un momento determinado dejaba de responder a ese arquetipo, esa figura regia era condenada. Se procedía a la "damnatio memoriae", a la condena de la memoria, se la olvidaba a esa figura histórica. Por eso, en las fiestas reales, estos personajes considerados heterodoxos desde el punto de vista del arquetipo regio, no son consignados. El siguiente documento que os presento es la llamada Piedra de Palermo. La Piedra de Palermo, como su nombre indica, se guarda hoy en el Museo de Palermo, en Sicilia. Nadie sabe muy bien cómo llegó hasta allí, pero es un documento de una importancia excepcional. En realidad, como veis, es un fragmento, es un trozo de piedra Basáltica de un documento que debió ser mucho más grande y mucho más completo. El documento completo lo podéis ver en esta otra diapositiva. Fijaros que la letra "P" corresponde a la Piedra de Palermo y como podéis ver, tenemos otros fragmentos de este gran documento. Por ejemplo, el fragmento marcado como "K1", es un fragmento que se guarda hoy en el Museo de El Cairo, de ahí la "K" y como veis, tiene un tamaño casi idéntico al de la Piedra de Palermo, aunque es un documento un poco menos conocido. Y después podéis ver otros documentos más pequeñitos enmarcados con otras siglas, algunos de los cuales están en el Museo de El Cairo y otros en Londres, en el Petrie Museum. Si os fijáis, el conjunto dista mucho de ser completo, tenemos solamente fragmentos de estos anales. Cuando eran completos, se trataba de unos anales elaborados durante la V dinastía que recogían los reinados de todos los reyes, desde la primera dinastía hasta el tercer rey de la V dinastía: Neferirkara Kakai,, que es quien probablemente ordenó la confección de los anales. Nos encontramos una vez más ante un documento de carácter ritual, no es un documento histórico. Es un documento colocado en un templo con un objetivo ritual, como veremos inmediatamente. Ahora me gustaría que os fijarais en esta línea de la Piedra de Palermo. Esto es solamente una de las líneas del documento que se guarda en Palermo. Como podéis ver, cada una de las líneas está dividida en tres registros. El registro superior contiene simplemente el nombre del rey y el nombre de su madre. En este caso, como veis, es fragmentario. En realidad, conservamos justamente el fragmento que viene a la derecha de esta línea que veis aquí, a la derecha, por tanto, de la Piedra de Palermo, y conservamos el nombre del rey y el nombre de la madre. El rey es el rey Den, que es el quinto de la I dinastía, y la madre se llama Meretneith. Y aquí lo que tenemos es el final del nombre de la madre, con un último signo que es un determinativo. Este último signo, este jeroglífico que representa a una mujer sentada, es un determinativo, es decir, un signo que indica el campo semántico de la palabra que precede, pero que no se lee. Solamente indica que lo que precede es una mujer porque es un signo de una mujer sentada. Por lo tanto, lo que tenemos es efectivamente el nombre de la madre del rey. El resto del registro queda libre, porque una vez que se ha terminado de escribir el nombre del rey y de su madre, el resto del registro queda libre. ¿Dónde se empieza a escribir el nombre del rey? Se empieza a escribir en la casilla que coincide con su primer año de reinado. ¿Por qué? Porque estos son unos anales, es decir, los que se registran son acontecimientos año por año. Efectivamente, los dos registros inferiores, como podéis ver, están subdivididos en casillas y estas casillas están marcadas por un signo vertical con la parte superior adecuada. Es el mismo que ya veíamos en el papiro de Turín y el que veis reproducido en la parte inferior de la diapositiva. Este es el signo para la palabra "Jesebed", que quiere decir: año de reinado. Por lo tanto, cada una de las casillas corresponde a un año de reinado del rey en cuestión, pero cada una de las casillas está a su vez subdividida en dos. En el registro superior se nos consignan los acontecimientos más importantes, los acontecimientos dignos de nota de ese año de reinado y en la casilla inferior se nos consigna la altura de la crecida del Nilo en ese año. Este dato es un dato muy importante, tanto por razones rituales como por razones económicas, puesto que a partir de la altura del río se calculaba, por ejemplo, el volumen de las cosechas y por lo tanto, la cuantía de los impuestos, de manera que es un dato fundamental que se registra a lo largo de toda la historia de Egipto. En el registro central, como decíamos, se consignan acontecimientos, los acontecimientos dignos de nota de cada reinado. Me gustaría que os fijarais en la segunda y en la tercera casilla, empezando por la derecha. En la segunda casilla, podéis ver una serie de signos en cuyo conjunto significan masacrar a los Iuntiu. Los Iuntiu son las gentes del arco y las gentes del arco son en general los extranjeros, los enemigos de Egipto. Masacrar a los Iuntiu es algo que el Faraón debe hacer porque forma parte de sus deberes arquetípicos, de sus deberes como figura mítica. En la casilla siguiente, la tercera, se nos habla de un ceremonial. Se nos habla de la ceremonia de la aparición del rey del Alto Egipto, de la ceremonia de la aparición del rey del Bajo Egipto y del Festival de Sed. El Festival de Sed es un gran ceremonial regio que el Rey celebraba llegado su 30 año de reinado, porque los egipcios pensaban que en ese momento las fuerzas del rey estaban debilitadas y por lo tanto debían regenerarse para bien, no solo del Rey, sino en general de toda la sociedad humana y de toda la naturaleza. Por eso el Festival de Sed es un gran festival de rejuvenecimiento del rey y de renacimiento del mundo. Este festival, como digo, se celebraba en el año 30 de reinado del Faraón. Si un Faraón no llegaba a 30 años de reinado, no celebraba el Festival de Sed. Es importante que tengáis presente justamente esto, que la concepción egipcia del pasado bascula entre estos dos polos: el polo de lo arquetípico, de aquello que debe ser hecho, porque forma parte de la esencia mítica de la realeza y el polo de lo histórico, es decir, de la realidad de los hechos. El historiador, el egiptólogo, debe moverse con mucha precaución y con mucha habilidad entre estos dos polos para a partir de lo que nos dicen los textos egipcios y a partir de toda la documentación histórica y arqueológica a disposición, llegar a conclusiones sobre la realidad de los hechos históricos. Podríamos preguntarnos sobre ¿en qué momento empieza a construirse esta concepción egipcia del pasado? Lo que es muy interesante es que esta concepción egipcia del pasado se fragua a principios de la I dinastía. Es decir, es sorprendente hasta qué punto hay una cesura entre el predinástico y el dinástico en relación con la fijación por escrito de las concepciones del pasado. Estos documentos que veis aquí son documentos de la I dinastía. El documento que veis a la derecha en la parte superior es el documento original. Es una impronta de un sello cilíndrico, un sello cilíndrico que tiene los signos grabados en hueco en su superficie y se pasa sobre la cerámica húmeda, de manera que queda inscrito en la cerámica. Estos fragmentos de cerámica servían para tapar recipientes de cerámica, vasijas de cerámica, que de esta manera quedaban tapadas y selladas. En la parte inferior en dibujo reproduce este sello, no podemos entrar en detalles ahora, pero en este sello lo que tenemos es una serie de columnas, como podéis ver. Algunas de estas columnas empiezan con un pájaro, con un halcón. Ese halcón en realidad es otro de los títulos de la realeza faraónica. Antes hemos conocido el título de Nisut Bity, rey del alto y bajo Egipto. Ahora vamos a conocer el título de Horus. Es el título que identifica al Faraón con el dios Horus, que es un dios cósmico. Es un dios que representa la totalidad del universo y el Faraón se identifica con él porque de alguna manera es responsable de la armonía del universo. Aquí tenemos al dios Horus encabezando algunas de las columnas e inmediatamente después tenemos el nombre del rey por el título de Horus. En la segunda columna por debajo del halcón, tenemos el nombre del rey Narmer. En la cuarta columna, por debajo del halcón tenemos, o mejor dicho, agarrado de las garras del halcón, tenemos los jeroglíficos que conforman el nombre del rey Aha. En la sexta columna tenemos el nombre del rey Djer. En la séptima el nombre del rey Djet, que se escribe con una serpiente. Y en la octava, el nombre del rey Den. Estos son los primeros cinco reyes de la I dinastía, y esta es la lista real más antigua que conocemos. Conocemos otras listas reales que empiezan también con Narmer, primer rey de la I dinastía, y no conocemos absolutamente ninguna lista que enumere a reyes predinásticos inmediatamente anteriores, que los hubo, como veremos; ni que enumere, por ejemplo, últimos reyes del predinástico y primeros reyes de la I dinastía, sino que las listas que poseemos empiezan indefectiblemente con el primer rey de la I dinastía que es Narmer. Esto es muy interesante porque nos indica que esta tradición, esta concepción del pasado de los egipcios, se fraguó, empezó justamente desde el principio de la I dinastía. Fue algo intencionado, una invención intencionada de la corte egipcia de muy comienzos del dinástico. Si ahora os fijáis en la fotografía de la izquierda, podéis ver una etiqueta. Esta etiqueta por la derecha está encabezada por el signo que ya hemos visto varias veces, si os fijáis. Un signo vertical arcuado en la parte superior. Este signo, una vez más insisto, es el signo j"esebed", que quiere decir: año. Esta etiqueta es una etiqueta analística. Los jeroglíficos que hay inmediatamente a la izquierda del signo "jesebed" son jeroglíficos que nos indican, que nos dan cuenta, de los principales acontecimientos del año de reinado en cuestión. Si os fijáis en la parte central de la etiqueta, tenemos otra vez un halcón perchado encima de un signo rectangular del cual hablaremos en los próximos videos. Dentro de este signo rectangular está el nombre del rey. Es el rey Den, que ya mencionábamos a propósito del sello que hemos visto hace un momento. El rey Den es el quinto rey de la primera dinastía. El mismo al que nos referíamos cuando hablábamos de la Piedra de Palermo, de la línea que os he explicado de la Piedra de Palermo. ¿Qué quiere decir esto?. Esto quiere decir que esta etiqueta nos señala los acontecimientos principales de uno de los años de reinado del rey Den. Este tipo de documentación es la que los analistas de la V dinastía tenían a mano en el momento en que elaboraron los anales que hemos visto antes, de los cuales la Piedra de Palermo forma parte. Por tanto, uno de los acontecimientos del reinado del rey Den, consignados en la Piedra de Palermo, lo tenemos justamente reproducido aquí. Y este acontecimiento es el del Festival de Sed del que hablábamos antes, a propósito de la Piedra de Palermo y del que volveremos a hablar más adelante cuando analicemos en su contexto este mismo documento, esta misma etiqueta. Pero ya os avanzo que esta representación que tenéis inmediatamente por debajo del arco del signo "jesebed", esta representación de un rey sentado en el trono con la corona y el flagelo, y también el rey corriendo entre tres marcas en forma de media luna, esta representación es una representación de dos de las ceremonias más importantes que se celebraban en el contexto del Festival de Sed. Ahora estamos pues ya en condiciones de definir la periodización de la historia de Egipto. Lo vamos a hacer por milenios porque de esta manera os resultará más fácil retenerla. En el V y el IV milenios antes de Cristo tuvo lugar la neolitización del Valle del Nilo y se desarrolla lo que llamamos el predinástico, que es a lo que nos vamos a dedicar a lo largo de los videos que van a seguir en esta misma lección. Entre el predinástico y el comienzo de la época histórica, tenemos un acontecimiento fundamental que es la unificación o una serie de acontecimientos, como veremos en su momento. Para escoger una fecha puntual y redondeada, vamos a hablar del año 3100. En el año 3100 tiene lugar o culmina, si preferís, la unificación de las dos tierras y empieza, por tanto, el dinástico, la I dinastía. La época Tinita, que va de 3100 a 2700 antes de Cristo, está conformada por las dinastías I y II. Fijaros el nombre: época previa a un reino. A continuación tenemos el reino antiguo que va de 2700 a 2200 antes de Cristo, es decir, pleno III milenio antes de Cristo. El reino antiguo está conformado por las dinastías III a VI. Luego tiene lugar el primer período intermedio con el que termina el III milenio y va de 2200 a 2050 antes de Cristo. Está conformado por las dinastías VII a principios de la XI y debéis tener en cuenta, como ya hemos comentado antes, que estas dinastías en gran medida son paralelas, es decir, son contemporáneas. Por tanto, no es que haya un gran lapso de tiempo, como podéis ver, sino que los dinastas de esta época se superponen en gran medida. A continuación tenemos el II milenio. En el II milenio se desarrollan el reino Medio en primer lugar, desde el 2050 hasta el 1720 antes de Cristo y abarca la segunda mitad de la dinastía XI hasta la dinastía XIII. Luego tenemos el segundo periodo intermedio, la famosa época de los hicsos, entre 1720 y 1550 antes de Cristo, dinastías XIII a XVII. Y finalmente tenemos el reino Nuevo desde 1550 a 1080 antes de Cristo, dinastías XVIII a XX. Finalmente, en el I milenio nos encontramos con el tercer período intermedio que va de 1080 a 664 antes de Cristo y que abarca las dinastías XXI a XXV, la baja época de 664 a 332. Fijaros, palabra época, porque ya estamos al final de las seis etapas centrales de la periodización de la dinastía XXVI a la XXX y la segunda dominación persa que para Manetón constituye la dinastía XXXI, pero que nosotros preferimos denominar simplemente segunda dominación persa. Finalmente, la conquista de Egipto por Alejandro, que tiene lugar en el año 332 antes de Cristo, y ya a partir de aquí, la época greco-romana que dura desde el 332 antes de Cristo hasta el 395 después de Cristo, que es el momento en que el Imperio Romano se separa definitivamente entre Imperio Romano de Oriente e Imperio Romano de Occidente, y por lo tanto Egipto queda dentro del ámbito del Imperio Bizantino.