[MÚSICA] En este vídeo de la cuarta lección vamos a estudiar la invención del alfabeto como legado de los jeroglíficos egipcios. En el año 1905 el arqueólogo y egiptólogo William Flinders Petrie cuyo retrato podeis ver a la derecha de esta diapositiva, condujo una expedición arqueológica en Serabit el-Khadim, trabajó en el templo de la diosa Hathor pero también en el camino que conduce hacia él y en las propias minas de turquesa. El material epigráfico que tuvo ocasión de documentar consistía en dos tipos de inscripciones, por un lado había inscripciones de jeroglíficos egipcios con muchos las más abundantes, muchas de ellas dedicadas a la diosa Hathor, señora de la turquesa que era la divinidad adorada en el templo de Serabit el-Khadim como hemos tenido ocasión de ver en el vídeo anterior. Pero otra serie de inscripciones menos numerosas llamó poderosamente su atención por su rareza. El propio Petrie escribió esas inscripciones contenían una combinación de jeroglíficos egipcios, aunque no podía leerse ni una sola palabra en egipcio regular. Petrie se dio cuenta de que esas inscripciones contenían un número muy limitado de signos que se repetían a menudo. Y se preguntó si no podría tratarse de una estructura alfabética, tal vez para anotar la lengua de los semitas que trabajaban para los egipcios en la explotación de las minas. Pero Petrie no fue más allá. Las inscripciones en esta extraña escritura se hallaban grabadas en los muros rocosos de las minas o bien sobre pequeños objetos votivos como la esfinge de piedra arenisca que podeis ver en la fotografía de esta diapositiva que hoy se guarda en el museo británico. Si os fijáis sobre esta esfinge podemos ver dos tipos distintos de inscripciones, por un lado sobre el hombro y costado derecho de la propia esfinge podemos ver una inscripción de jeroglíficos egipcios de factura más o menos regular, pero por otro lado en la base de la esfinge tanto en el lado derecho, que es el que podeis ver en esta fotografía, como en el lado izquierdo que no podeis ver en esta fotografía hay sendas inscripciones en el nuevo tipo de escritura. Concentrémonos ahora en la inscripción en jeroglíficos egipcios, os la he reproducido a la derecha de la fotografía y debéis saber que se lee de arriba a abajo y de derecha a izquierda. El primer signo es el que sirve para escribir el nombre de la diosa Hathor, consiste en un cuadrado dentro del cual tenemos el signo del halcón Horus. En efecto, el nombre de la diosa Hathor significa morada de Horus. Por debajo del cuadrado con el nombre de la diosa Hathor tenemos el signo de la azada, seguido de el signo de la caña en flor repetido dos veces. El signo de la azada más el signo de la caña en flor repetido dos veces sirven para escribir el participio amado. De manera que la primera secuencia de este texto jeroglífico reza amado de Hathor. La segunda secuencia está escrita por debajo y a la derecha de los signos que acabamos de describir. Si os fijáis esta secuencia está incompleta por el principio, es decir por la derecha porque en esa parte la esfinge está rota. Os he reproducido los signos que faltan en corchetes en la traducción de la derecha. Esta segunda secuencia reza señora de la turquesa, de manera que el texto jeroglífico completo de la esfinge dice amado de Hathor señora de la turquesa. Las inscripciones en la nueva escritura quedaron de momento indescifradas, pero en el año 1916 el egiptólogo Alan Gardiner cuyo retrato podeis ver a la derecha, se dio cuenta de que los signos de la nueva escritura representaban objetos de la realidad cuyos nombres en las lenguas semíticas correspondían a los nombres de las letras del alfabeto y en especial del alfabeto fenicio. Así por ejemplo uno de los signos era el de la cabeza de buey que teneis reproducido a la derecha en el centro. Pues bien la palabra para buey en semítico es alp, con oclusión glótica inicial indicada por el signo de la comilla. La oclusión glótica es una obstrucción del paso del aire que se da en la glotis, es decir en la garganta. Ese es el primer sonido de la palabra y no la vocal a, pues bien la palabra alp coincide con el nombre de la primera letra del alfabeto fenicio que es alep. Un ejemplo más sencillo es el que corresponde al signo de la cabeza humana que teneis reproducido también a la derecha de la diapositiva abajo. La palabra para cabeza en semítico es resh con r inicial y esta palabra coincide con el nombre de la letra r del alfabeto fenicio que es resh. Gardiner volvió a la pequeña esfinge de piedra arenisca y se fijó en la inscripción de la izquierda de la base que aquí podeis ver en la fotografía de la izquierda y en detalle también en la fotografía de la derecha. Gardiner concluyó que las letras fenicias derivan de los signos de la nueva escritura sinaítica e intentó leer las inscripciones sinaíticas a partir de las letras fenicias. En la fotografía y el dibujo central de esta diapositiva podeis ver las últimas cuatro letras de la inscripción de la izquierda de la base de la esfinge de arenisca y a la derecha podeis ver las mismas cuatro letras correspondientes al alfabeto fenicio. Las secuencias se leen de izquierda a derecha. Si os fijáis la tercera y la cuarta letras son las mismas tanto en la inscripción sinaítica como en la secuencia fenicia, se trata de una l y de una t. La l como podeis ver ha experimentado un proceso de rotación en el paso del sinaítico al fenicio, lo cual es perfectamente normal. En cuanto a la segunda letra, el ojo de la inscripción sinaítica se corresponde bien con la letra circular del alfabeto fenicio, esta letra circular es el ayen que anota una consonante iii faringeal, es decir que se pronuncia en la garganta que al igual que la oclusión glótica de la que hablábamos antes es características de las lenguas semíticas y en general de las lenguas afroasiáticas, pero de la que carecen las lenguas europeas y que por tanto nosotros en principio nos resulta difícil pronunciar. En cuanto al primer signo, si la secuencia anotaba lo que Gardiner ya sospechaba debía corresponder a una b por mucho que el signo sinaítico y la letra fenicia difieran formalmente en este caso. Gardiner tenía pues cuatro consonantes, una b, un ayen, una l y una t. Todo parecía indicar que la nueva escritura sinaítica no anotaba las vocales igual que la escritura fenicia. Convenientemente vocalizada la secuencia podía leerse baalat, que era nada más y nada menos que el nombre semítico de la diosa Hathor. Años más tarde fue descifrada también la inscripción de la derecha de la base de la esfinge que podeis ver en la fotografía y en el dibujo de esta diapositiva. La secuencia se lee igualmente de izquierda a derecha. Si os fijáis los últimos dos signos han sido completados en el dibujo puesto que son fragmentarios en el original ya que la esfinge está rota por esta parte como ya sabemos. Los últimos cuatro signos de esta inscripción son los mismos que Gardiner ya había descifrado y por tanto anotan el nombre de la diosa Baalat. El signo central el del cuadrado vale como primer signo de la diosa Baalat pero también como último signo de la palabra que antecede, que es la palabra Majeb que significa amado. La inscripción reza por tanto amado de Baalat y es la traducción lingüística y cultural de la inscripción en jeroglíficos egipcios de la esfinge que rezaba como hemos visto amado de Hathor. La esfinge de Serabit el-Khadim puede ser considerada por tanto como una pequeña piedra de Rosetta de la escritura sinaítica. Gracias a sus estudios Gardiner concluyó que los signos alfabéticos sinaíticos habían sido aislados por acrofonía es decir, cada signo anotaba el primer sonido de la palabra semítica que designaba lo que el signo mismo representaba. Si el signo representaba por ejemplo una cabeza humana y cabeza se decía en semítico resh con r inicial, el signo de la cabeza humana pasaba a anotar la consonante r. La nueva escritura consistía en un alfabeto de tipo pictográfico cuyos signos reproducían o estaban inspirados directamente en los jeroglíficos egipcios. La lengua que este alfabeto anotaba era del grupo semítico noroccidental como los posteriores fenicio y hebreo. Muchos años más tarde en 1961 en su historia de Egipto Gardiner escribió, los jeroglíficos siguen vivos aunque en una forma transmutada dentro de nuestro propio alfabeto. La nueva escritura alfabética fue denominada escritura proto-sinaítica. En los últimos 20 años nuestro conocimiento sobre la escritura prot-sinaítica ha aumentado de manera muy significativa gracias al trabajo de distintos especialistas entre los que destacan la egiptóloga israelí Orly Goldwasser. En 2006 Goldwasser reexaminó detalladamente toda la cuestión desde una amplia perspectiva que toma en consideración tanto la paleografía de las inscripciones Es decir, el estudio de la forma de los signos como su contexto geográfico, histórico, etnográfico y cultural. Goldwasser concluyó que el alfabeto proto-sinaítico fue inventado por semitas poco egiptizados y casi iletrados en Serabit el-Khadim durante el Reino Medio, probablemente durante el reinado de Amenemhat tercero. En cuanto a la documentación, conservamos 33 inscripciones proto-sinaíticas en total, 30 de las cuales proceden de Serabit el-Khadim mientras que las otras tres proceden de Egipto, dos del Wadi el-Hol que se encuentra al noroeste de Luxor en el desierto y una de El-Lahun que se encuentra en el Fayum. Consisten mayoritariamente como ya sabemos en inscripciones rupestres sobre muros rocosos, a veces en forma de estela o sobre estatuillas o placas de piedra. Veamos cuales son los puntos esenciales de la argumentación de Goldwasser. Para empezar, las inscripciones proto-sinaíticas son de ejecución tosca lo cual significa según Goldwasser, que los autores son prácticamente iletrados y no conocen los principios que gobiernan la escritura jeroglífica propiamente dicha. En segundo lugar, el hecho de que la práctica totalidad de las inscripciones proto-sinaíticas proceda del Sinaí significa que muy probablemente la nueva escritura nació allí. Hay que decir sin embargo, que algunos autores han planteado la posibilidad de que naciera en Egipto a raíz del descubrimiento muy reciente de las dos inscripciones de Wadi el-Hol. Para Goldwasser, la balanza se decanta muy claramente en favor del Sinaí y es por tanto, en las inscripciones jeroglíficas egipcias de esta última región, donde hay que buscar los prototipos de los signos proto-sinaíticos. Por ejemplo, en las inscripciones de Khebeded el oficial semita que trabaja en las minas de Serabit el-Khadim y que se hace representar montado en un burro, como podéis ver en la fotografía de esta diapositiva y como tuvimos ocasión de ver en el vídeo anterior. En el dibujo de esta diapositiva podéis ver un fragmento de una estela del propio Khebeded escrita en jeroglíficos egipcios propiamente dichos. Goldwasser observa que en las estelas de Khebeded los signos jeroglíficos tienen una forma muy parecida a la forma de los correspondientes signos proto-sinaíticos en las inscripciones de la nueva escritura. Porque a propósito de los prototipos de los signos proto-sinaíticos, Goldwasser considera que los hay de dos tipos. La mayoría de los signos proto-sinaíticos tienen como modelo jeroglíficos esculpidos en inscripciones egipcias del Reino Medio, en concreto de fines de la 12 dinastía en el mismo Sinaí y sobretodo en Serabit el-Khadim. Pero, algún signo proto-sinaítico no parece tener su modelo en un jeroglífico de esas inscripciones egipcias. Y entonces el prototipo debe buscarse más bien en objetos de la realidad. En este caso estaríamos ante signos de nueva creación. Por lo que se refiere a la lengua de las inscripciones como ya se sabía, se trata de una lengua semítica noroccidental, muy próxima al fenicio, al arameo y al hebreo, con las que comparte el léxico. Y en cuanto a la finalidad de las inscripciones esta es estrictamente cultual y religiosa. Los semitas buscaban escribir sus propias invocaciones a sus dioses a imitación de lo que hacían los egipcios con los que convivían, se trataba de anotar sus nombres propios y sus títulos como oferentes y también los nombres de sus dioses. Como la diosa Baalat que ya conocemos y el dios supremo semita El. Tenemos por tanto, un estímulo interno que es la necesidad espiritual de los mismos semitas que trabajaban en las minas del Sinaí y un estímulo externo que es el ejemplo egipcio que emular. Esto es lo que explica según Goldwasser, que el alfabeto naciera en ese lugar y en ese momento en concreto. Finalmente, en lo que se refiere al mecanismo de aislamiento de los signos, este es como también se sabía, la acrofonía. Los creadores del sistema ignoraron por completo probablemente porque nunca lo conocieron, el valor fonético o semántico egipcio del signo jeroglífico escogido, sino muy probablemente le habrían dado ese valor. Y procedieron como sigue. Tenían que escoger un signo para cada uno de los sonidos consonánticos de su lengua semítica que son en total una ventena. Identificaron, por tanto, estos sonidos y escogieron una palabra de su lengua que empezara por cada uno de ellos. Acto seguido, establecieron como signo para anotar cada sonido el jeroglífico egipcio que representaba el objeto de la realidad designado por la palabra en cuestión o en su defecto, un ícono de nueva creación como ya hemos comentado. Es importante que tengamos bien presente que los alfabetos semíticos solo anotan las consonantes. Es así en el caso del alfabeto fenicio y lo fue también en el caso de su precedente, el alfabeto proto-sinaítico. Y pasemos ya a ver ejemplos concretos, empezaremos por la segunda línea de esta diapositiva, porque el ejemplo es más fácil. Por la consonante b, los creadores del alfabeto escogieron la palabra bayt, que significa casa y adoptaron como signo para anotar el fonema b el signo jeroglífico de la casa, que aquí podéis ver a la izquierda de la flecha. A la derecha de la flecha podéis ver su adaptación en la escritura proto-sinaítica. En cuanto a la primera línea, el sonido de la oclusión glótica que es ese sonido del que ya os he hablado que consiste en una obstrucción del paso del aire que se produce en la glotis, es decir, en la garganta que es característico de las lenguas semíticas y afroasiáticas, pero del que carecen las lenguas europeas. Para anotar ese sonido como digo, los creadores del alfabeto escogieron la palabra alep, que significa buey y adoptaron el signo jeroglífico de la cabeza de buey que aquí podéis ver a la izquierda de la flecha. A la derecha de la flecha en cambio, podéis ver su adaptación proto-sinaítica. Es importante que tengáis bien presente, que el primer sonido de la palabra alep no es la vocal a, sino justamente esta oclusión glótica de la que os hablo, que es lo que anota el signo de la cabeza de buey. Por lo que se refiere al sonido de la aspiración y pasamos a la tercera línea de esta diapositiva, los creadores del alfabeto parecen haber escogido interjecciones como por ejemplo, hey o hoi, que serían las interjecciones que utilizarían los capataces para llamar a los obreros al trabajo. Y en efecto, el signo jeroglífico del hombre que levanta los brazos aparece muy frecuentemente en las inscripciones egipcias del Sinaí y en concreto de Serabit el-Khadim para anotar el título de capataz. Y es justamente este signo el que los creadores del alfabeto escogieron para anotar la aspiración. Para el sonido y, se escogió la palabra yad, que significa mano y se adoptó el signo jeroglífico del brazo y la mano. Para el sonido k, se escogió la palabra kap, que significa palma de mano. En este caso Goldwasser piensa, que no es probable que el prototipo del signo proto-sinaítico, sean los signos jeroglíficos egipcios de la mano y de la palma de mano, que podéis ver a la izquierda de la flecha. Porque estos signos en las inscripciones del Sinaí aparecen reproducidos de forma muy estilizada y además siempre en horizontal, mientras que el signo proto-sinaítico es más detallado y aparece normalmente reproducido en vertical. De ahí que en este caso Goldwasser piense que probablemente el prototipo del signo proto-sinaítico, deba buscarse en el referente real. En cuanto al sonido l, se escogió la palabra lamd, que significa cuerda de doma y se adoptó cualquiera de los signos jeroglíficos que a los semitas podían sugerirles una cuerda de doma. Para los sonidos m y n, se escogieron respectivamente las palabras mayim, que significa agua y nahash, que significa serpiente y se adoptaron los signos jeroglíficos del agua y de la serpiente. Para el sonido del ayn, que es ese otro sonido característico de las lenguas semíticas y afroasiáticas, pero del que carecen las lenguas europeas que también os he comentado. Se escogió la palabra ayn, que significa ojo y se adoptó el signo jeroglífico del ojo. Para el sonido q, así mismo característico de las lenguas semíticas y afroasiáticas pero no de las lenguas europeas y que es distinto de la k, porque se pronuncia en la úvula o en la campanilla, se escogió la palabra qop, que significa mono. En este caso está claro, que el prototipo del signo proto-sinaítico no pudo ser un signo jeroglífico puesto que no lo hay con esta misma forma, sino que debió ser o bien el referente real, o bien las imágenes del dios Thot en forma de mandril, puesto que como sabemos el dios Thot era adorado también en el Sinaí y en concreto en Serabit el-Khadim. Para el sonido de la r, se escogió la palabra resh, que significa cabeza y se adoptó el signo jeroglífico de la cabeza, como ya hemos tenido ocasión de ver. Y para el sonido de la t, se escogió la palabra tau que significa señal o marca y se adoptó un signo jeroglífico que para los semitas parecía una señal o una marca. Es así pues como fueron creados los signos alfabéticos. En esta diapositiva podéis ver ejemplos de inscripciones en escritura proto-sinaítica. En concreto, dos estatuillas votivas y un panel rupestre en forma de estela. En la primera de las estatuillas podemos leer la secuencia TNT, tal vez el nombre de la diosa Tanit. En la segunda de las estatuillas podemos leer el nombre de la diosa Baalat que ya conocemos precedido de una l, que es la preposición de dativo. La secuencia significa por tanto para Balaat. El nombre de la diosa Baalat vuelve a encontrarse en la parte inferior de la columna de la derecha del panel en forma de estela. Tras la caída del reino medio la nueva escritura alfabética se extiende por toda el área semítica cananea y por eso pasa a llamarse escritura proto-cananea. Se conocen 22 inscripciones en total en escritura proto-cananea. La más antigua de las cuales es la que se encuentra sobre la daga de Lakish, Lakish es una ciudad que se encuentra el este de Hebrón. Esta daga data de hacia 1700 antes de Cristo y es la que podeis ver en el dibujo de esta diapositiva. Es importante tener bien presente sin embargo que la escritura proto-cananea sigue siendo empleada solo de manera muy restringida y esporádica sobre todo para anotar nombres de personas y de divinidades. En efecto se trata de una escritura de gentes humildes y anónimas, lejos de las escuelas de escribas y de la alta cultura o de las cancillerías de los estados. Los grandes estados a lado y lado de la región desértica sinaítico cananea la ignoran por completo. Los hyksos que como sabemos son semitas de origen cananeo que se hacen del poder faraónico, lejos de sentir como propio y de adoptar el alfabeto semítico del Sinaí, se egiptizan por completo y hacen suyas las prestigiosas formas culturales del país que dominan entre ellas las escrituras. En su capital Avaris no se ha hallado ni una sola inscripción en alfabeto proto-sinaítico o proto-cananeo. El único estado que sí posee una escritura alfabética es la ciudad estado semítica de Ugarit que se encuentra en lo que hoy es la costa sírica. Allí entre los siglos 14 y 12 antes de Cristo fue creado y utilizado un alfabeto cuneiforme, es decir un alfabeto cuyo signos se escribían a base de cuñas que se imprimían sobre tablillas de arcilla como se hacía en Mesopotamia. En la fotografía de esta diapositiva podeis ver una tablilla alfabética de Ugarit, es decir una tablilla en la que se han anotado todos los signos alfabéticos en el mismo orden que después tendrán en el alfabeto fenicio. No sabemos si el alfabeto cuneiforme de Ugarit es una adaptación de la escritura proto-cananea o bien si es una creación paralela. Sea como fuere, después de la caída y destrucción de Ugarit por parte de los pueblos del mar hacia 1200 antes de Cristo, el alfabeto cuneiforme dejó de ser utilizado y fue como sabemos el alfabeto proto-cananeo el que dio origen al alfabeto fenicio. La transición del uno al otro se produjo a finales del segundo milenio, en concreto en los siglos 11 10 antes de Cristo. Las inscripciones incisas en las punta de flecha de bronce en el-khader localizada situada junto a Belén fechadas precisamente en los siglos 11-10 antes de Cristo son consideradas como el eslabón entre la escritura proto-cananea y la escritura fenicia. Lo que sucedió en la transición entre el alfabeto proto-cananeo y el alfabeto fenicio fue que los signos experimentaron un fuerte proceso de estilización gráfica de manera que dejaron de ser pictográficos, es decir dejaron de ser imágenes que representaban seres u objetos de la realidad y pasaron a ser trazos convencionales como lo son todas las letras alfabéticas desde el alfabeto fenicio. En esta diapositiva y en la siguiente podeis observar como los signos del alfabeto proto-sinaíticos que hemos visto pasan al alfabeto fenicio y la forma ya convencional que adoptan en este último. Es importante que tengáis presente que en el paso del alfabeto proto-sinaítico al alfabeto fenicio algunos signos experimentan un proceso de rotación de 90 grados o de 180 grados. Así por ejemplo el primer signo de esta diapositiva, el de la cabeza de buey experimenta una rotación de 90 grados mientras que el último, el de la cuerda de goma experimenta una rotación de 180 grados. En esta diapositiva teneis pues en la primera columna los signos proto-sinaíticos, en la segunda columna los signos fenicios correspondientes. En la tercera columna los sonidos anotados por esos signos fenicios que son los mismos que ya anotaban los signos proto-sinaíticos porque tanto la lengua fenicia como la lengua de las inscripciones proto-sinaíticas eran lenguas semíticas. Como sabéis los griegos adoptaron el alfabeto de los fenicios y más tarde los romanos lo adoptaron de los etruscos que a su vez lo habían adoptado de los griegos. Así en la cuarta columna teneis la forma que las letras adoptan en los alfabetos griego y latino y en la última columna teneis el sonido que las letras griegas y latinas anotan. Por lo que se refiere a las letras griegas y latinas, hay que decir que algunas vuelven a experimentar un proceso de rotación con respecto a las letras fenicias, como la primera que experimenta un proceso de rotación de 90 grados, de manera que ahora está del revés con respecto al signo original proto-sinaítico. En efecto nuestra letra A no es otra cosa que una cabeza de buey del revés. Por otra parte hay que tener en cuenta que la escritura fenicia se escribía de derecha a izquierda, mientras que las escrituras griegas y latina se escriben de izquierda a derecha. Esto hace que algunas letras griegas y latinas estén orientadas del revés con respecto a las correspondientes letras fenicias como sucede con la letra E y con la letra K. Y finalmente desde un punto de vista fonético hay que tener en cuenta que las letras que en fenicio habían anotado sonidos como la oclusión glótica, la aspiración o la y, aquí marcados en rojo, puesto que estos sonidos eran característicos de la lengua fenicia pero no existían en la lengua griega y en la lengua latina, esas letras como digo los alfabetos griego y latino las recategorizaron y las utilizaron para anotar las vocales. En efecto como sabemos la escritura fenicia no anotaba las vocales, pero las escrituras griegas y latinas sí que lo hacen. Así la letra derivada del antiguo signo proto-sinaítico de la cabeza de buey sirvió para anotar la vocal A. La letra derivada del signo proto-sinaítico del hombre con los brazos en alto sirvió para anotar la vocal E, y la letra derivada del signo proto-sinaítico de la mano sirvió para anotar la vocal I. En esta diapositiva hemos marcado en rojo estas tres vocales. En esta segunda diapositiva teneis la evolución de los demás signos que hemos visto. Las letras derivadas de los signos proto-sinaítico del ojo y del mono que como sabemos en fenicio habían servido para anotar los sonidos consonánticos del ay y de la q, fueron utilizadas en el alfabeto griego y latino para anotar respectivamente la vocal O y la consonante K en determinados contextos gráficos. En esta diapositiva hemos marcado en rojo estos cuatro sonidos. Y ya para acabar una paradoja de la historia de la cultura. Cuando los egipcios a partir del siglo segundo antes de Cristo pero sobre todo a partir del siglo segundo después de Cristo, empezaron a escribir su propia lengua con las letras griegas y crearon la escritura copta, no podían imaginar si quiera lejanamente que las nuevas letras derivaban de algunos signos de la más prestigiosa de las escrituras de sus antepasados, los jeroglíficos. Después de una evolución gráfica de casi 2000 años, y de un periplo geográfico circular que va de Egipto al Sinaí, del Sinaí a la franja sirio palestina, de la franja sirio palestina a Grecia y de Grecia de nuevo a Egipto. Una nota final sobre la evaluación de esta lección, no os preocupéis por los aspectos más técnicos de este vídeo, no van a aparecer en los cuestionarios. Sobre el origen del alfabeto a partir de los jeroglíficos egipcios y sobre la escritura proto-sinaítica podeis consultar estas referencias bibliográficas y webgráficas. [AUDIO_EN_BLANCO]