Uno de los usos de los antibióticos es la terapia profiláctica. Estos tienen mucha importancia en pacientes inmuno comprometidos o pacientes con riesgo de un endocarditis bacteriana. En este caso, está ampliamente documentado que el uso de antibióticos pre y post procedimientos odontológicos tienen una alta relevancia en la recuperación de nuestro paciente, ya que prevenimos problemas que pueden ir desde un edema a un aumento del dolor o incluso la muerte de nuestro paciente. Son varios los factores a considerar previos a la prescripción de los antibióticos. El principal es la elaboración de un expediente clínico, el cual se integra desde la anamnesis, la exploración, la inspección y el apoyo con algunos auxiliares del diagnóstico, como son las radiografías, las tomografías, citologías y algunas pruebas sanguíneas. En este caso, una vez integrado el diagnóstico, se instaura el plan de tratamiento de nuestro paciente en donde elegiremos el mejor antibiótico para cada caso. Obviamente, algunos casos requieren de una interconsulta con médicos especialistas que pueden ser un cardiólogo o un ginecólogo o cualquier otra área de la medicina que así lo requiera en nuestro caso. De antemano se sabe que el uso de antibióticos es más común en áreas de la odontología como la cirugía bucal, la periodoncia y la endodoncia, en donde los antibióticos se vuelven un factor fundamental para la instauración del tratamiento de nuestro paciente. Algunos de los factores a considerar son por ejemplo patologías como diabetes o pacientes con un sistema inmune comprometido. También debemos de tomar en cuenta características del paciente como el ser fumador, alguna obesidad, su edad avanzada o lo que llamamos pacientes clasificación ASA 3 o 4, en donde esto comprometería la prescripción de los antibióticos. Algunos de los factores locales para la prescripción de algún antibiótico pueden ir desde el tipo de enfermedad periodontal, ajuste de algunos provisionales o tratamientos previos de la odontología, el tipo de infección a tratar y sobre todo el tipo de la línea de incisión para la apertura de algún procedimiento en la odontología. Intervienen otros factores como son los factores quirúrgicos, en donde una técnica aséptica pobre, la experiencia del cirujano y sobre todo los materiales que se ocupen durante el procedimiento, tienen un gran peso en el establecer o no un esquema profiláctico previo. Algunos autores como Carl Misch, sugieren algunos principios para la prescripción de los antibióticos. En el principio 1, se sugiere heridas con una alta significancia para el riesgo postoperatorio de infección. Esto se basa en la clasificación de heridas del Colegio Americano de Cirujanos. Dentro de la clasificación de las heridas, encontramos cuatro rubros, en el rubro de número 1, es la clase de cirugía limpia que llamamos, es una cirugía electiva, no invasiva sino una reacción aguda inflamatoria y que no atraviesa los tractos gastrointestinales o respiratorios. La clase 2, que es denominada limpia contaminada, en donde se hace una apertura electiva de los tractos biliares, gastrointestinales y respiratorios. Dentro de esta clasificación entran procedimientos como lo son extracciones, implantes dentales e injertos óseos. En la clasificación 3 denominada contaminada, vamos a encontrar características como lo son inflamación o derrame de líquidos gastrointestinales o biliares sobre heridas frescas. La clase 4 denominada contaminada, es en donde ya hay una franca perforación de los tractos respiratorios, gastrointestinales o biliares. Como tal, el uso de una terapia profiláctica antibiótica ha sido aceptada o es muy bien recibida para la seriedad de la Clase 2, 3 y 4. Por ejemplo, la colocación de un implante entraría dentro de la clasificación de las heridas número 2 y se ha demostrado que la prescripción de una terapia profiláctica antibiótica, reduce hasta en un 1% la incidencia de una infección, en comparación con un 10 o un 15%, que es el promedio de infección en este tipo de heridas. En el Principio 2 que sugiere el doctor Misch, se habla de la correcta elección del antibiótico acorde al procedimiento quirúrgico a realizar. Este antibiótico debe ser efectivo contra los microorganismos más comunes que provocan las infecciones orales. En el caso de las infecciones orales, es un hecho que puede ser de una característica mixta, en donde va a integrarse por microorganismos de características anaerobias y aerobias y que están, por lo general, proporcionados en una clase 2 a 1, pero que uno depende del otro para instalarse o generar la infección. También es un hecho que el fin de la terapia profiláctica es eliminar o matar todas las bacterias. Por tanto, la selección del antibiótico debe ser con una característica bactericida. Los antibióticos bacterioestáticos trabajan inhibiendo el crecimiento y el desarrollo de los microorganismos. Esto favorece a que el huésped mediante sus mecanismos de defensa los pueda eliminar o contrarrestar. Esto no es muy bueno cuando el mecanismo de defensa del huésped se encuentre comprometido, porque esto puede generar que aumente la proliferación de estos microorganismos y por tanto, de la infección. Existen cuatro grandes diferencias entre un antibiótico bacteriaestático y uno bactericida. Uno, es la menor dependencia de la resistencia del huésped. Otro, es que el antibiótico por sí solo elimina las bacterias. Otra sería que el antibiótico bactericida muestra resultados más a corto plazo. El cuarto sería que una mayor flexibilidad entre los intervalos de las dosis. En el Principio 3, se debe tener una concentración tisular adecuada del antibiótico al momento de la cirugía. El antibiótico debe de ser prescrito en una dosis tres o cuatro veces mayor a la dosis mínima inhibitoria del antibiótico al momento del procedimiento quirúrgico. La concentración mínima inhibitoria, es la concentración del antibiótico suficiente para destruir una bacteria en específico. Para poder conseguir estos niveles plasmáticos del antibiótico, se tiene que prescribir en una dosis doble una hora antes del procedimiento quirúrgico. Los niveles sanguíneos terapéuticos son ineficientes para contrarrestar una invasión bacteriana. Si la ingesta del antibiótico ocurre después de la invasión bacteriana, no se consigue el objetivo terapéutico en comparación con no haber tomado un antibiótico preoperatoriamente. En el principio 4, utilizar el antibiótico efectivo más corto. En un paciente sano, una dosis única puede ser suficiente como terapia, pero también es justificable el uso prolongado del antibiótico en el caso de pacientes con alto índice de riesgo de una infección. Las complicaciones por el uso de un esquema antibiótico profiláctico pueden ser mínimas aunque algunas de ellas pueden ser mortales. Los riesgos incluyen lesiones del tracto gastrointestinal, resistencia de algunas colonias de bacterias o fúngicos, las interacciones medicamentosas así como las alergias. Como fármaco de primera elección en el esquema profilactico tenemos a la Amoxicilina. En el caso de los pacientes alérgicos a la penicilina, tenemos dos opciones una es la Cefalexina, la cual se prescribe en el caso donde no haya existido un antecedente anafiláctico a la penicilina y la otra opción tenemos la Clindamicina, que esa la prescribimos cuando ya tuvimos una reacción anafiláctica a la penicilina. En el caso de los procedimientos en donde se vea intervenido o afectado el seno nasal o incluso alguna afectación de la membrana de schneider, nuestro primer antibiótico de elección va a se la Amoxicilina con Ácido Clavulánico. En el caso de que ya se haya prescrito algún antibiótico con cuatro semanas de antelación, la Levaquina va a ser nuestro antibiótico de elección. En cuanto a las infecciones postoperatorias las cuales ocurren por lo general entre el tercero y cuarto día postoperatorio, vamos a encontrar ciertas características clínicas, unas locales y otras sistémicas. Dentro de las locales vamos a encontrar obviamente dolor, tumefacción, inflamación. Dentro de las sistémicas podemos encontrar vómito, mareo o malestar general o incluso debilitamiento. Es un hecho que para que nosotros empecemos un esquema antibiótico, nuestro antibiótico va a empezar a generar una reacción entre el tercer y cuarto día, por lo cual, debemos de prolongar ese tratamiento tres días más para asegurar el éxito de nuestros tratamiento. Esto quiere decir, que todos nuestros antibióticos los vamos a prescribir por al menos siete días. Otra alternativa como esquema profiláctico o coadyuvante en un tratamiento bucal puede ser la administración de geles o colutorios a base de Clorhexidina al 0.12%. Este fármaco ha tenido una alta demostración de ser el bactericida en algunos microorganismos presentes en la cavidad bucal. El uso de la Clorhexidina ha demostrado ser un adyuvante muy positivo para el tratamiento de la enfermedad periodontal. También se ha demostrado su eficacia en la osteítis alveolar, en la perimplantitis y en general en la desinfección de toda la cavidad bucal. Con el alto índice de morbilidad asociado a los procedimientos realizados en boca, uno como profesional de la salud debe de decidir los beneficios y los riesgos en el uso extensivo de los antibióticos después del procedimiento.