En este video veremos algunos consejos prácticos para descontar flujos de fondos, ya sea para analizar proyectos de inversión o para evaluar empresas. Mencionaremos la relación que debe existir entre el flujo y la tasa. También, indicaremos algunas precauciones que deben tenerse en situaciones concretas. Lógicamente, si el flujo está en una moneda la tasa utilizada debe ser en la misma moneda. También debe haber coincidencia en cuanto a la inflación, debe incluirse en ambos o ninguno. Si se opta por incluir la inflación, el flujo estará en moneda corriente y la tasa de descuento será nominal. Por el contrario, si se optara por no considerar la inflación, deberá utilizarse el flujo en moneda constante y la tasa debe ser real, siendo esta última la tasa nominal menos la inflación esperada. Nuestra recomendación es utilizar el método con inflación porque, al aplicar el método del flujo de moneda constante, se suele dejar de lado la variación de precios relativos que, en algunos casos, es muy importante. Lo habitual será, entonces, proyectar un flujo en la moneda local que, luego, es descontado con la tasa correspondiente para obtener el VAN en la misma moneda. En algunos países emergentes puede ser difícil determinar tasas de largo plazo en la moneda local. En esos casos, se debe recorrer otro camino que implica llevar los flujos a alguna moneda más estable, como el dólar o unidades de cuenta indexadas como las que tienen varios países emergentes. Se deberá utilizar la tasa correspondiente para obtener el VAN en la moneda estable, que podrá convertirse a la moneda local. A la hora de evaluar un proyecto deben tenerse en cuenta todos los impactos que genere, aunque sea en otras partes de la empresa. Por ejemplo, si un proyecto aumenta el poder de negociación con los proveedores, el ahorro que se genere en las compras de toda la empresa debe ser parte de la decisión. Lo mismo aplica si hubiera costos adicionales, como en el caso de una planta que debe operar con mayores costos al incorporar un proyecto que requiere normativas sanitarias o medioambientales más exigentes. Lo mismo debe decirse sobre el impacto en los ingresos de otros negocios de la empresa. El nuevo proyecto, ¿potencia las ventas de los productos existentes?, ¿o puede hacerlas decaer por ser un producto sustituto? Algo parecido ocurre con la capacidad ociosa que un nuevo producto aprovecha y así evita parte de la inversión. Sin embargo, hay que tener cuidado, ¿tiene un uso alternativo próximo esa capacidad ociosa? En ese caso, no sería adecuado considerarla como ociosa. A la hora de evaluar si poner o no el costo proporcional de una capacidad ociosa, puede ser útil distinguir entre productos estructurales y marginales. Un proyecto que lanza un producto estructural debería ser capaz de soportar todos sus costos. De lo contrario, sólo tendría sentido como producto marginal, es decir, un producto que tan sólo busca aprovechar la capacidad ociosa. Lo que acabamos de decir sobre flujos diferenciales de un proyecto de inversión se aplica, también, en el caso de una fusión o una adquisición de una empresa. En este caso, suele hablarse de sinergias, que serían los flujos diferenciales que surgen de la integración de dos compañías. Es una buena idea calcular dos valores de la empresa objetivo de una adquisición, con y sin sinergias. El valor de la empresa sin sinergias sería el valor "as is", "tal como está", y es lo que valdría en manos del vendedor. El valor de las sinergias es lo que hace que tenga sentido comprar la empresa y pagar más de lo que vale en manos del vendedor. El rango entre el valor "as is" y el valor con las sinergias es el espacio de negociación para encontrar un precio al que realizar la compra o venta. Existen diferentes tipos de sinergias. Posiblemente, las más fáciles de estimar son las vinculadas al ahorro de costos, mientras que las de ingresos son más inciertas. Existen sinergias financieras, vinculadas a la obtención de fondos de manera más eficiente o ventajas fiscales. Por último, podríamos mencionar sinergias en las que es muy difícil estimar su impacto en el flujo de fondos. Entre éstas podríamos incluir las estratégicas, como generar barreras de entrada a competidores, o las vinculadas a conseguir capacidades o conocimientos de la empresa adquirida. Hemos dicho que al proyectar el flujo debemos poner la inversión en necesidades operativas de fondos. Sin embargo, suele decirse que debe considerarse la inversión en capital de trabajo. ¿Qué es lo correcto? Recordemos que el capital de trabajo es el recurso de largo plazo que financia las NOF y que, salvo la estacionalidad, las NOF deben financiarse a largo plazo. Por tanto, salvo que haya estacionalidad, las NOF y el capital de trabajo deberán ser iguales. Nuestra recomendación es utilizar las NOF para evitar caer en el error de considerar una menor inversión en caso de que se financie parte de las NOF con deuda de corto plazo. En caso de que haya estacionalidad, podría ser conveniente proyectar flujos mensuales, en cuyo caso también recomendamos proyectar las NOF. Si se opta por utilizar flujos anuales, recomendamos proyectar el capital de trabajo porque la deuda de corto plazo varía durante el año y no tendría sentido exigir una rentabilidad anual para unos fondos que puedan requerirse sólo un par de meses al año. En este caso, si se utiliza el flujo de todos los inversores, el costo financiero de la deuda estacional no está cubierto al descontar el flujo con el WACC y, por tanto, sus intereses deben considerarse como un costo operativo y aparecer en el flujo de fondos. Análogamente, deberán considerarse en el flujo de fondos los ingresos por inversiones temporarias de los meses en los que haya excedente de caja. En este vídeo hemos visto que debe haber coincidencia entre el flujo y la tasa, tanto en la moneda como en el tratamiento de la inflación. Indicamos que deben considerarse los flujos de fondos diferenciales del proyecto que, en el caso de la valuación de una empresa, reciben el nombre de "sinergias". Por último, señalamos que, en caso de estacionalidad, la deuda de corto plazo requiere un tratamiento.