En esta lección pondremos el foco en el cuadro de resultados y en cómo se relaciona con el balance. Veremos cuáles son sus componentes y cómo agruparlos. También mostraremos cuál es el impacto de la deuda y su escudo fiscal. En el dibujo se puede apreciar la diferencia entre un flujo y un stock. ¿Qué son el cuadro de resultados y el balance? ¿Flujo o stock? Si pensamos que el balance contiene lo que tengo o lo que debo, es fácil ver que es un stock. Por ejemplo, el inventario de la empresa refleja el stock de bienes que posee. El flujo sería la variación del inventario, pero esto no es recogido en el balance. Lo mismo ocurre con las deudas. El pasivo de la compañía expresa los montos adeudados, no la nueva deuda ni su cancelación. Por el contrario, el cuadro de resultados es un flujo. Esto se ve, por ejemplo, en las ventas, que son los productos que se entregan reduciendo el inventario. Suele expresarse la misma idea mediante la comparación del balance del cuadro de resultados con una foto o una película. El balance representa un stock en un momento específico, por eso se lo asocia con una foto. Por el contrario, el cuadro de resultados, al ser un flujo, requiere el paso del tiempo. No es posible hablar de las ventas en un momento específico, sino en un período. Así como puede decirse cuál es el inventario de una empresa al final de un día, las ventas deben ser del último mes, trimestre o año. Por este motivo se dice que el cuadro de resultados es como una película. Esto nos lleva a tener cuidado cuando analizamos la información financiera, ya que ésta puede ser anual, trimestral o mensual. Mientras que el balance al 31 de diciembre es unívoco, el cuadro de resultados a la misma fecha puede referirse al mes de diciembre, al último trimestre, o a todo el año. El primer ítem del cuadro de resultados son las ventas, a las que se les irán descontando los distintos costos y gastos para llegar al beneficio. A las ventas se les resta el costo a mercadería vendida, que nos permite obtener una primera ganancia que llamaremos "utilidad bruta", ya que aún se le deben restar algunos otros gastos. Estos gastos son los incurridos para vender el producto, los gastos administrativos y otros gastos generales como puede ser el sueldo del Gerente General. Estos tres gastos podemos englobarlos en un solo ítem que llamaremos "gastos operativos". Si a la utilidad bruta le restamos los gastos operativos, llegamos al "beneficio operativo", muy conocido por sus siglas en inglés: EBIT. Podríamos llamar lo visto hasta aquí "cuadro de resultados operativo", porque no incluye los aspectos de financiamiento. Por último, sería oportuno mencionar algo sobre las amortizaciones. Como éstas son un gasto que refleja el desgaste de un activo fijo, pueden estar dentro del costo de mercadería vendida si se refieren, por ejemplo, a la fábrica, o dentro de los gastos operativos si el activo amortizado son las oficinas comerciales. Después del beneficio operativo o EBIT, el cuadro de resultados incorpora los intereses pagados a los acreedores. Una vez restado este último gasto se descuenta el impuesto a las ganancias, para llegar al final del cuadro de resultados con el beneficio neto, que no es otra cosa que la ganancia del accionista. Hemos visto que el cuadro de resultados tiene una parte operativa y una parte vinculada al financiamiento. Debido a que las decisiones de negocio y de financiamiento tienen una cierta independencia, es muy frecuente separar el aspecto operativo del cuadro de resultados, del financiero. Podríamos pensar que el beneficio operativo es la ganancia de la empresa, independientemente de cómo está financiada. Esta ganancia es distribuida a los dos tipos de inversores: mediante los intereses llega a los acreedores y, a través del beneficio neto, a los accionistas. Si queremos independizarnos del modo en que la empresa está financiada, eso, lógicamente, no implica que no vayamos a pagar el impuesto a las ganancias. Antes de distribuir el beneficio operativo a los inversores, debemos pagar ese impuesto. Es decir, lo que propiamente se distribuye entre los inversores es el beneficio operativo después de impuestos o NOPAT, por sus siglas en inglés. Pero, ¿el impuesto es el mismo en ambos casos? Cuando omitimos los intereses pagamos impuestos de más, porque los intereses son deducibles del impuesto a las ganancias. La diferencia entre ambos impuestos es lo que se llama el "escudo fiscal de la deuda", que es el ahorro impositivo por financiarse de esta manera. No es complicado deducir que el escudo fiscal es igual a los intereses multiplicados por la tasa impositiva. También es fácil ver la fórmula que relaciona el NOPAT con el EBIT. Veamos el cuadro de resultados de la pequeña empresa textil que venimos analizando. Recordemos que la empresa venía creciendo en sus inversiones. Aquí se puede ver que ese crecimiento es consistente con un aumento significativo de las ventas. Sin embargo, el crecimiento de las ventas no viene acompañado por el beneficio neto, sino que este, más bien, se está reduciendo fuertemente. Para analizar el cuadro de resultados nos centraremos, en primer lugar, en el negocio, independientemente de cómo está financiado. Para esto, elaboramos el cuadro de resultados operativos que termina en el NOPAT, después de restar los impuestos que no consideran el escudo fiscal. Puede verse que el NOPAT no tuvo la gran caída que tuvo el beneficio neto, sino que, más bien, se mantiene estable. Analizando las operaciones se puede ver que el NOPAT, si bien se mantiene estable, no acompañó las ventas, representadas aquí por la altura total de las barras. Todo el crecimiento de ingresos se dedicó a cubrir mayores costos de mercadería vendida y gastos operativos, dejando el NOPAT prácticamente sin variación. Cuando analizamos el financiamiento, vemos que el NOPAT es el beneficio que debe distribuirse entre los inversores. Por tanto, para llegar a beneficio neto, debemos restarle los intereses. Pero, como habíamos pagado impuestos de más, debemos recuperar el escudo fiscal. Es decir, para llegar al beneficio neto, debemos restar el NOPAT, los intereses y sumarle el escudo fiscal. Un modo de ver esto es pensar que los intereses nos permiten ahorrar parte del impuesto a las ganancias, con lo que los intereses netos son un poco menores. En este gráfico se puede ver cómo se distribuye el EBIT, aquí representado por la altura total de las barras, entre el fisco y los dos tipos de inversores, el acreedor y el accionista. Los intereses están conformados por los intereses netos y el escudo fiscal, es decir, por la suma de los rectángulos rojos y verdes. Analizando el gráfico se ve claramente que hubo un cambio enorme en la distribución del beneficio de la empresa. En el 2015 los intereses tenían un peso muy pequeño y la mayoría de la ganancia correspondía al accionista. Por el contrario, en el 2017 la ganancia se dirige, fundamentalmente, a los acreedores, incluso aunque tengamos en cuenta el ahorro de los impuestos que genera los intereses. ¿Qué es lo que está pasando? Seguramente, el aumento de la deuda nos está trayendo estos problemas, pero esa información está en el balance. Encontraremos la respuesta en lo que suele llamarse "análisis y diagnóstico financiero", que combina la información del cuadro de resultados con la del balance, para analizar la salud operativa y financiera de la empresa. En esta lección hemos visto el cuadro de resultados. Empezamos por su componente operativo que hemos llamado "cuadro de resultados operativo". Después, vimos que ese resultado, también llamado EBIT, se distribuye entre los inversores. A los acreedores se les entrega mediante los intereses y a los accionistas les corresponde el beneficio neto. Si al beneficio operativo le restamos el impuesto a las ganancias, obtenemos el NOPAT. Por último, hemos visto que la deuda genera un ahorro impositivo llamado "escudo fiscal", que surge de considerar los intereses como un gasto.