Hemos clasificado los recursos en cuatro fuentes: recurso espontáneo, deuda de corto plazo, deuda de largo plazo y patrimonio neto. Dejando de lado el recurso espontáneo, que no es propiamente un recurso financiero, los recursos lo podemos agrupar en dos, según el plazo; corto plazo y recurso permanente. En esta lección, nos ocuparemos de determinar cuándo se utiliza la deuda de corto plazo y, dejaremos para otro momento, la composición del recurso permanente, porque ese es el objeto de la estrategia de financiamiento de la empresa. Para responder a la pregunta sobre el plazo del financiamiento, es lógico pensar en el plazo de las inversiones. Recordemos que las inversiones aparecen en el activo y que se clasifican según el plazo en activo corriente o activo fijo. Cuando consideramos que ya contamos con el recurso espontáneo, lo que realmente debemos financiar es el activo neto, que se divide en: necesidades operativas de fondos y activo fijo. Para ver a qué plazos financiamos las NOF y el activo fijo, debemos pensar que hay dentro de cada uno. En el activo corriente tenemos inversiones a corto plazo, como el inventario o las cuentas por cobrar. Por otro lado, en el activo fijo, tenemos inmuebles, fábricas y toda otra inversión de largo plazo. Quizás, la primera respuesta a la pregunta sería que debemos financiar las inversiones según su plazo, el activo fijo con recurso permanente y las NOF con deuda de corto plazo. ¿Es esto realmente así? ¿Puede tener sentido financiar a corto plazo aunque sea parcialmente algo como una fábrica? Si financiáramos una planta con un crédito a 120 días, tendremos serias dificultades para devolverlo al vencimiento, por lo que podemos decir, que esa posibilidad, queda descartada. Y, ¿qué pasa con la posibilidad de financiar a largo plazo un inventario o cuentas a cobrar? Si consideramos que el activo fijo debe financiarse a largo plazo, esta última pregunta se reduce a qué parte de las NOF es conveniente financiar a corto plazo. Todo, parte o nada, en este momento es oportuno introducir un concepto: el capital de trabajo. El capital de trabajo suele definirse como el activo corriente menos el pasivo corriente. Otra forma de verlo es como recurso permanente menos activo fijo. El capital de trabajo sería el recurso de largo plazo que sobra después de financiar el activo fijo, es decir, es el recurso de largo plazo dedicado a financiar las inversiones de corto. De esta manera, podemos decir que el activo corriente, se financia con el pasivo corriente y el capital de trabajo. Cuando consideramos el recurso espontáneo, tenemos que el activo corriente se financia con tres recursos: el espontáneo, la deuda de corto plazo y el capital de trabajo. Ahora podemos volver a la pregunta sobre el financiamiento de las NOF. Podríamos sintetizarla así: ¿qué proporción se financia con deuda de corto y cuál con capital de trabajo? La intuición inicial nos decía que las inversiones se financian según su plazo. Supongamos que nuestra única inversión a corto plazo son las cuentas a cobrar y que mis clientes me pagan a 30 días. ¿Bastaría con pedir un crédito a 35 días? por ejemplo. Con ese crédito podría pagar los sueldos y gastos del primer mes y cuando cobra la factura del mes podría volver el crédito. ¿Es cierto esto? Claramente no, porque cuando cobro el primer mes, tendré que enfrentar los gastos del segundo y así sucesivamente. Si mis clientes me pagan a 30 días y sigo vendiendo, siempre me deberán 30 días de ventas, es decir, mi inversión en clientes se mantiene. ¿Qué pasa con el inventario? Algo similar. Aunque los productos que tengo en mi inventario vayan rotando, cuando vendo uno tengo que reponerlo, por tanto, aunque un producto esté 40 días en el inventario, mi inversión es permanente y tampoco podría financiarla a corto plazo. Con esto podríamos concluir que las NOF deben financiarse a largo plazo, es decir, las NOF y el capital de trabajo deberían ser iguales. De aquí, que suele llamarse capital de trabajo a las NOF, aunque son cosas distintas. Existe una situación donde es razonable financiar parte de las NOF a corto plazo: la estacionalidad. Una heladería tendrá NOF altas en verano y bajas en invierno. El crecimiento temporal de las NOF durante el verano podría cancelarse en invierno, cuando disminuya el "stock" y las cuentas a cobrar. Es fácil ver que el capital de trabajo no varía durante el año, porque es la resta de dos componentes estables: los recursos permanentes y el activo fijo; esto provocará un desacople entre las NOF que varían y el capital de trabajo que es estable. Cuando las NOF sean mayores que el capital de trabajo, la diferencia se cubriría con deuda de corto plazo, mientras que en invierno, las NOF serían menores que el capital de trabajo, dejando un excedente de fondos que debería invertirse, temporalmente, hasta que se necesiten en el verano siguiente. Se puede elegir un capital de trabajo más alto o más bajo, periodizando la deuda de corto plazo o el excedente de caja. La decisión vendrá dada por un balance entre el riesgo de retorno. El excedente de caja suele traer aparejada una pérdida de rentabilidad, mientras que el apoyarse mucho en la deuda de corto plazo implica el riesgo de no poder obtenerla en el momento necesario. En este vídeo analizamos el plazo de financiamiento. El activo fijo debe financiarse a largo plazo, es decir, con el recurso permanente. Para analizar el financiamiento de las NOF, introdujimos el concepto de capital de trabajo, como el recurso a largo plazo que se usa para financiar las inversiones de corto. A la disyuntiva de financiar las NOF con deuda de corto plazo o con capital de trabajo, respondimos que la inversión en NOF es permanente y, también, debe financiarse, por tanto, a largo plazo. La estacionalidad sería una excepción, porque es razonable utilizar deuda de corto plazo para financiar el crecimiento temporal de las NOF. En este caso, a nivel de capital de trabajo, podría generar excedente de caja en la temporada baja.