El tiempo es un componente esencial en las decisiones financieras. No es lo mismo tener una rentabilidad de ocho por ciento en un mes, que en un año, o en diez. Tampoco da lo mismo tener una deuda que vence en una semana que una que deba cancelarse en diez cuotas anuales. El flujo de fondos, que consiste en un cronograma de ingresos y egresos, permite reflejar el impacto del tiempo en las decisiones. El flujo de fondos es análogo al caudal de un río, en lugar de medir el agua que pasa durante un intervalo de tiempo, en un flujo de fondos se mide el dinero que entra o sale, con una periodicidad que puede ser semanal, mensual, anual o el período que convenga al análisis. Así como el caudal se pudo medir en el pasado o puede estimarse en el futuro con supuestos climáticos, también es posible calcular en un flujo de fondos histórico o proyectar un flujo de fondos futuro. Otra semejanza importante entre el flujo de fondos y el caudal de un río es que el caudal se mide en un punto específico, no será el mismo caudal de un río antes que después de recibir un afluente. Del mismo modo, existen distintos flujos de fondos según sea el punto de medición. Podemos hablar de un flujo de fondos de cobros a clientes, de pago de sueldos, de aporte de capital, de dividendos, de intereses, de obtención de deuda, de las operaciones, del accionista, del acreedor, etcétera. Es importante notar que el caudal del río abajo se puede calcular a partir del caudal del río arriba, más el flujo de afluentes, menos el flujo de efluentes. Puede verse el caudal como afluentes y como efluentes. Del mismo modo, el flujo de las operaciones de una empresa surge de restar los pagos por gastos operativos a los cobros por las ventas, es decir, restamos los pagos que serían los efluentes, que sacarían dinero del flujo principal que fue generado por los cobros. ¿Qué pasaría si los pagos son más grandes que los cobros? El flujo de las operaciones sería negativo, indicando que de algún lugar se tiene que haber conseguido dinero. En síntesis, un flujo negativo implica una salida de dinero, un efluente, y por lo tanto, la necesidad de tener alguna fuente para poder cubrirla. Existe una forma indirecta de calcular el caudal de un río a través de la variación del nivel de un lago en el que el río desemboca o nace. A partir de la variación se puede estimar el agua que entró o salió del lago, a este valor se suman los afluentes y se restan los efluentes que tenga el lago y el diferencial es lo que entró o salió del río analizado. Con los flujos de fondos pasa exactamente lo mismo. El inventario de una empresa aumenta con las compras y disminuye con la mercadería que se vende. Podríamos determinar, entonces, el costo de la mercadería vendida a partir de la variación del inventario y las compras. Como mencionamos, podrían calcularse varios flujos pero, posiblemente, los más relevantes son cuatro, el flujo de los inversores en su conjunto, el flujo de los acreedores, el flujo de los accionistas y el flujo de tesorería. El flujo de los inversores es el flujo de la empresa en sí mismo, independientemente de cómo está financiada. Por ejemplo, si proyectamos un flujo de los inversores negativo, estamos diciendo que la empresa necesita obtener fondos, ya sea mediante nueva deuda o aportes del accionista. Por el contrario, si el flujo de los inversores es positivo, es dinero que podríamos distribuir entre los acreedores y los accionistas según hayan sido los compromisos adquiridos. La estrategia de endeudamiento determinará qué parte de los fondos se obtendrá mediante el acreedor. El flujo del acreedor está compuesto por la deuda que tome la empresa, la deuda que cancele y los intereses que pague. El remanente será el flujo del accionista. Lógicamente, si una empresa no tiene deuda, el flujo de los inversores coincidirá con el flujo de los accionistas. Por último, el flujo de tesorería es la variación de la caja de la empresa. Podemos pensarlo como el flujo del accionista menos o más lo que el accionista efectivamente se lleva o aporta. En el siguiente ejemplo se puede ver que si el accionista podría llevarse 40, retira efectivamente 30, y diez sería el remanente que queda en la empresa. En este otro ejemplo se puede ver que, si bien el accionista debía aportar 90, retira 30 como dividendos y el flujo de tesorería, entonces, sería negativo en 120. Lógicamente, sólo podrá realizarse esos flujos si en la caja hay más de 120. De lo contrario, sería necesario alguna otra fuente de fondos.