Todos sabemos cómo conducirnos en un salón de clases tradicional.
Llegar al salón, sentarse en un pupitre,
esperar que el profesor tome lista y dé
inicio a la clase hasta que ésta termina al sonar la campana.
En las próximas semanas,
aprenderás a conducirte en un salón de clases virtual,
en el que no hay pupitres ni pizarrón,
y no suena la campana para señalar el inicio y fin de las clases.
El cambio de un modelo educativo tradicional al modelo
virtual tiene implicaciones para el estudiante que lo transita.
No es un camino recto,
es más bien un camino sinuoso.
Muchos estudiantes han recorrido este camino antes.
Es por ello, que sabemos que este camino tiene ocho etapas.
Queremos compartir contigo estas etapas para que te sea más fácil recorrerlo.
En la primera etapa al enfrentarse a un cambio en el modelo educativo,
el estudiante experimenta una crisis o shock debido al conflicto de paradigmas que suele
suceder cuando una persona ha vivido y
aprendido bajo un modelo determinado durante un tiempo prolongado,
y de pronto se encuentra inmerso en un nuevo paradigma.
Esto representa un cambio brusco e inmediato en la estabilidad de la persona.
En la segunda etapa, inmediatamente después de esta crisis,
el estudiante toma una postura negativa ante el nuevo paradigma educativo.
En la tercera etapa al asumir una actitud negativa,
el estudiante inicia un descenso paulatino constante y profundo,
que se manifiesta en una pérdida de confianza y síntomas como miedo,
angustia, culpabilidad, enojo y resentimiento.
En la cuarta etapa, como consecuencia del estado angustioso,
el estudiante desarrolla una actitud de resistencia.
Se encuentra bloqueado ante la posibilidad del cambio educativo.
Manifiesta aislamiento y se plantea abandonar el trabajo que implica el nuevo paradigma.
Contempla la posibilidad de renunciar.
En la quinta etapa, el estudiante ha llegado al nivel
más profundo de desánimo y al grado mínimo de desempeño.
Toma entonces una actitud de rendición al considerar una mínima posibilidad de éxito.
Sin embargo, en la sexta etapa,
debido a la gran plasticidad de la psicología del ser humano
y de la riqueza de recursos con los que cuenta la persona ante el fracaso,
el estudiante inicia un ascenso sorprendente,
buscando oportunidades en esa nueva realidad que ahora experimenta.
No se da por vencido.
Comienza la lucha por afirmarse en
el nuevo paradigma educativo y por salir
adelante a pesar de las dificultades que ha encontrado en el camino.
En la séptima etapa, como resultado de
esta actitud de lucha y de visión positiva ante el cambio,
el estudiante va logrando pequeños éxitos en su desempeño.
Su nivel de confianza se eleva y la aceptación del nuevo paradigma inicia.
Finalmente, en la octava etapa,
el estudiante sale adelante con éxito y consigue un nivel de desempeño muy favorable,
que incluso puede ser superior al que tenía en el modelo educativo anterior.
El estudiante ha integrado sus experiencias y
vivencias comprobando que esta nueva forma de aprender da resultado.
Esto funciona.