[MÚSICA] Hemos visto que Crónica de una muerte anunciada es una crónica, a la vez una tragedia y a la vez un relato policial. Cada una de estas tres posibilidades representa todo un campo de estudio y abre múltiples posibilidades interpretativas. Para empezar, debemos decir que la trama de esta novela no es trágica en el sentido clásico, pues no es el personaje o héroe quien va descubriendo paso a paso la gravedad de sus acciones pasadas ni tampoco llega a una conclusión demoledora que ponga en evidencia su destino trágico, como ocurre en Edipo rey de Sófocles, por ejemplo. Por el contrario, en Crónica de una muerte anunciada hay un narrador que es cronista que es quien ha investigado el crimen de Santiago Nasar y ha reconstruido con gran precisión una secuencia de eventos evidentemente fatales para el protagonista, pero no es el protagonista quien recibe verdades reveladoras ni quien reconoce y asume su destino trágico. A pesar de este hecho, todo en Crónica de una muerte anunciada, desde aspectos formales como el ritmo de la narración, la secuencia temporal y la disposición de la trama apunta hacia una comprensión de la obra como artefacto trágico. La novela desarrolla un ritmo implacable y constante en la revelación paulatina de eventos fatales e inevitables para el personaje titular. Se podría argumentar que el movimiento vertiginoso de Santiago Nasar hacia una muerte inevitable es de por sí suficiente elemento trágico en la obra. La cantidad de oportunidades fallidas de detener el asesinato también es notable como resulta sorprendente el hecho de que ni Santiago Nasar ni los demás personajes lleguen a identificar ninguna de las pistas que podría cambiar el curso de las cosas. Pero es que justamente el curso de las cosas no se podía cambiar. Estamos ante una fatalidad despiadada y ese es el carácter trágico de Santiago Nasar. Ni pudo ni habría podido cambiar la secuencia de los hechos. Entonces, podríamos decir que esta obra no tiene los elementos más centrales de la revelación trágica y la aceptación del destino para el héroe, que you está muerto en la primera página de la novela. Esto, ni es grave ni debe sorprendernos, pues esta obra comparte con un sin número de obras modernas varios desplazamientos de la idea clásica del desarrollo de la tragedia tanto en términos de la trama como de su exposición en la obra. Así, resulta innegable que Crónica de una muerte anunciada sí tiene una notable vocación trágica en todos sus componentes. Por otra parte, en la mayoría de las obras de nuestro autor se percibe una constante preocupación con el tema del destino y su carácter inevitable. Esto tiene que ver, desde luego, con un interés por la tradición clásica. Recordemos que you había incluido en La hojarasca un fragmento de Antígona de Sófocles para mentar su historia de un muerto que para la autoridad local no merecía digna sepultura. Pero el problema del destino tiene un tratamiento muy moderno que debe ser leído en otra dimensión. Recordemos también que en La hojarasca percibimos también la influencia de otros grandes de la literatura universal, como James Joyce y William Faulkner, que el mismo García Márquez ha mencionado. En La hojarasca se percibe un ambiente polvoriento, cerrado y pueblerino que evoca los espacios del condado faulkneriano de Yoknapatawpha y evidentemente el contrapunto narrativo de las conciencias de los tres personajes sugiere claramente una referencia al mundo de los dublineses de Joyce así como otras técnicas narrativas del mismo autor. Teniendo en cuenta estos aspectos, pasemos a analizar la segunda característica de la obra, su dimensión periodística. Es interesante que pensemos que el narrador es el cronista investigador que analiza en gran detalle el sumario del proceso judicial de un caso doloroso. Para esto, el título de la obra es el revelador, crónica. El cronista se ha comportado como un periodista, sí, pero también como un detective de relato policial. Ha entrevistado a muchas personas, muchos testigos y ha revisado la situación general de todos los implicados así como las circunstancias particulares en que estaban en el tiempo de los hechos. Ha dejado pasar un número considerable de años desde el evento del asesinato y por tanto se podría decir que tiene un conocimiento profundo y asentado de lo ocurrido. Ha añadido información que por varias razones no aparecía en el sumario oficial. En este sentido, debemos notar que el relato policial avanza imparable desde la primera línea. Pero no se nos olvide, nuestro detective fracasa, porque no logra dar con el culpable principal, que es el amante desconocido de Ángela Vicario, cuya sola existencia desencadena las acciones de toda la obra. Los hermanos Vicario, autores materiales del asesinato, por así llamarlos, aparecen en relación de subordinación con la infracción que ha trasgredido el equilibrio moral de este universo narrativo. Esto quiere decir, como se refuerza cuando tenemos en cuenta el epígrafe de la novela, que la trama es, una vez más con García Márquez, la de una pasión amorosa. Un amor esquivo, imposible y secreto. Muy interesante es, en último lugar, tener muy presente que el relato de este narrador periodista es una reescritura del sumario del caso. Esta reescritura, que es literaria o más bien poética, por eso favorece aquellos espacios en los que la verdad sigue velada. Un detective verdadero habría dado con la solución del enigma. Está en consonancia con las exploraciones de la novela posmoderna como la han descrito Roland Barthes y otros críticos y teóricos del último cuarto del siglo 20. Reescribir para profundizar, para buscar verdades ocultas que hayan omitido textos previos, para develar sentidos recónditos, para continuar una investigación que parece, además, nunca resolverse. Nuevamente, García Márquez recurre a temas y estrategias narrativas no you modernas, sino ahora posmodernas. Vemos así, que a cada paso Gabriel García Márquez inserta su propio mundo narrativo en un diálogo con varias tradiciones literarias, dramáticas y críticas. Esto es justamente lo que le da un carácter universal.