[MÚSICA] Como lo señalamos en el video introductorio A, El Otoño del Patriarca, la novela es una novela en donde el protagonista es fundamentalmente el lenguaje. Claro que hay un personaje que es el dictador que está mandando sobre su país, sobre la isla esta del Caribe. Pero el tono fundamental de la novela está marcado por el ritmo de la construcción lingüística. En ese ritmo hay en varios momentos de la novela extensos pasajes que pueden ser analizados haciendo o estableciendo más bien relaciones intertextuales. you en el nivel introductorio enunciamos al menos dos casos, uno una relación entre El Otoño del Patriarca y El Diario de Navegación de Cristóbal Colón, y otro fue una relación entre El Otoño del Patriarca y un muy bello poema del poeta nicaragüense Rubén Darío, un poema que se llama La Marcha Triunfal. Lo que vamos a hacer ahora es intentar mirar, detenidamente, el texto de García Márquez para encontrar en él todos aquellos indicios que muestran que el texto de García Márquez en realidad es una suerte de celebración, de homenaje de un tipo particular de literatura. Para esto lo fundamental es que ustedes van a encontrar en comparados, por decirlo de alguna manera, de una parte el texto de García Márquez y de otro lado, de otra parte el texto que le sirvió a García Márquez de base para construir el pasaje. Yo voy a comenzar a hacer el análisis, pero la gracia de este ejercicio radica en que ustedes, usando los recursos que ofrecemos en el MOOC, sean capaces de retomar los textos y ver muchos más detalles de la construcción lingüística de García Márquez para que miren cómo o en qué radican las variaciones que hace, los giros que hace y descubran por sus propios medios la belleza del texto García Marqueano y de alguna manera el esplendido homenaje que él le hace a unos autores. Comencemos entonces haciendo la comparación entre El Otoño y el Diario de Navegación. Al final del capítulo primero del Otoño del Patriarca, este patriarca está junto con unos generales, antiguos dictadores que han caído en desgracia, está jugando dominó y en un momento dado se distrae de la partida de dominó, se para de la sala, del sitio de juego y comienza a mirar por la ventana y encuentra que algo está sucediendo en la ciudad, hay una suerte de desorden que él no ha autorizado. Todo el pasaje, a partir de ese momento, comienza a hacer una reelaboración de lo que se registra en El Diario de Colón, en la fecha jueves 11 de octubre de 1492. Veamos en detalle algunos pasajes, por ejemplo, y entonces, se olvidó de quién tenía la ficha del doble tres y se asomó al mirador para contemplar el reguero de islas lunáticas como caimanes dormidos en el estanque del mar y contemplando las islas, evocó otra vez y vivió de nuevo el histórico viernes de octubreevocó otra vez y vivió de nuevo el histórico viernes de octubre en que salió de su cuarto al amanecer y se encontró con que todo el mundo en la casa presidencial tenía puesto un bonete colorado que las concubinas nuevas barrían los salones y cambiaban el agua de las jaulas con bonetes colorados que los ordeñadores en los establos los centinelas en los puestos, los paralíticos en las escaleras y los leprosos en los rosales, se paseaban con bonetes colorados de domingo de carnaval, de modo que se dio a averiguar qué había ocurrido en el mundo mientras el dormía, para que la gente de su casa y los habitantes de la ciudad anduvieran luciendo bonetes colorados y arrastrando por todas partes una ristra de cascabeles y por fin encontró quién le contara la verdad en general que habían llegado unos forasteros que parloteaban en lengua ladina, pues no decían el mar, sino la mar y llamaban papagayos a las guacamayas y almadías a los cayucos y azagayas a los arpones y que habiendo visto que salíamos a recibirlos nadando en torno de sus naves se le encarapitaron en los palos de la arboladura y se gritaban unos a otros qué mirad qué bien hechos, de muy hermosos cuerpos de muy buenas caras y los cabellos gruesos y casi como sedas de caballo, y habiendo visto que estábamos pintados para no despellejarnos con el sol se alborotaron como cotorras mojadas gritando que mirad que de ellos si pintan de prieto y ellos son de la color de los canarios, ni blancos ni negros y de ellos de los que haya y nosotros no entendíamos por qué carajo nos hacían tanta burla mi general si estábamos tan naturales como nuestras madres nos parieron y en cambio ellos estaban vestidos como la sota de bastos a pesar del calor, que ellos dicen la calor como los contrabandistas holandeses y tienen el pelo arreglado como mujeres aunque todos son hombres, que de ellas no vimos ninguna, y gritaban que no entendíamos en lengua de cristianos, cuando eran ellos los que no entendían lo que gritábamos y después vinieron hacia nosotros con sus cayucos que ellos llaman almadías, como dicho tenemos, y se admiraban de que nuestros arpones tuvieran en la punta una espina de sábalo que ellos llaman diente de peces, y nos cambiaban de todo lo que teníamos por estos bonetes colorados y estas sartas de pepitas de vidrio que nos colgábamos en el pescuezo para hacerles gracia, y también por estas sonajas de latón de las que valen un maravedí y por vacinetas y espejuelos y otras mercerías de Flandes, de las más baratas mi general, y como vimos que eran buenos servidores y de buen ingenio nos los fuimos llevando hacia la playa sin que se dieran cuenta, pero la vaina fue que entre el cámbieme esto por aquello y le cambio esto por esto otro se formó un cambalache de la puta madre y al cabo de un rato todo el mundo estaba cambalachando sus loros, su tabaco, sus bolas de chocolate, sus huevos de iguana, cuanto Dios crió, pues de todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad, y hasta querían cambiar a uno de nosotros por un jubón de terciopelo para mostrarnos en las Europas, imagínese usted mi general qué despelote, pero el estaba tan confundido que no acertó a comprender si aquel asunto de lunáticos eran de la incumbencia de su gobierno, de modo que volvió al dormitorio, abrió la ventana del mar por si acaso descubría una luz nueva para entender el embrollo que le habían contado y vio el acorazado de siempre que los infantes de marina habían abandonado en el muelle, y más allá del acorazado fondeadas en el mar tenebroso vio las tres calaveras. Como podemos ver la lectura misma del texto de García Márquez es una lectura que fatiga, es a eso a lo que yo me refiero cuando digo que se trata de una novela en donde lo que prima es el lenguaje. Del hecho de que no haya puntos, del hecho de que no haya punto y coma, del hecho de que cuando usted esté leyendo se fatiga, pierde el aire, intenta continuar pero se da cuenta que está casi que buscando en un sitio en donde detenerse. Es en hecho, es en eso, en haber escrito la novela con ese tono en que se muestra uno de los giros fundamentales que hace García Márquez al escribir El Otoño del Patriarca. Sí claro es una historia de una general, de un dictador, pero la gracia no está solamente allí, la gracia es que toda la novela está construida sin hacer pausas, sin puntos, hay unos puntos que cierran los capítulos pero no más, de resto es una suerte de fluido permanente de lenguaje. El lenguaje no se detiene y es casi que el lector el que tiene que intentar encontrar un lugar. dentro del texto en dónde agarrarse para hacer una pausa, pero la manera en que están construidos los pasajes no se detiene. Ahora bien, hay otros datos que muestran que el lenguaje es parte, que es fundamental en esta novela, en el sentido en que por ejemplo, se alteran textos. Por ejemplo, tengan en cuenta ustedes que, por ejemplo, García Márquez muestra que conoce en detalle el texto de Colón. Y sin embargo, cuando el texto de Colón dice que es un jueves, él lo altera y habla es del histórico viernes de Octubre. Como que obliga al lector a, esperen va a haber variantes en el texto. Ese es un primer rasgo interesante en el texto, que nos obliga a reconocer las variantes. Otro asunto que es muy importante es que claro, el texto de García Márquez habla, por ejemplo, de los bonetes colorados o de las ristras de cascabeles que aparecen referidos también en el texto de Colón. Y sin embargo, la presentación que hace de algunos de los elementos que se encontrarán los navegantes españoles al llegar a América aparecen referidos en las dos formas lingüísticas. Entonces, por ejemplo, hay un momento en donde el texto anuncia que, vuelvo a leer la cita, dice, y después vinieron hacia nosotros con sus cayucos que ellos llaman almadías como dicho tenemos. Lo primero es ese hecho de que en una sola frase se ponen los dos registros, los cayucos que ellos llaman almadías. El hecho de estar mostrando las dos maneras de hablar. Un punto. Pero inmediatamente después, en la misma frase, García Márquez acude a una cosa que en lingüística podríamos llamar una frase hecha, como como dicho tenemos, que es claramente una redacción típica del siglo 16 que García Márquez está recuperando. Hay otros momentos. Por ejemplo, dice que, que eran muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos, de muy buenas caras. García Márquez no escribe hermosos, sino que pone fermosos. El decir fermosos, el usar el arcaísmo de nuevo hace una marca, es una marca léxica en donde el homenaje no solo está en retomar el texto, sino en retomarlo en detalles de ese tipo. Incluso la fonética obliga al lector a cambiarla, a leer de otra manera, a repensar el texto. Hay un momento en donde dice dellos no de ellos, sino dellos, que era la forma tradicional o la forma usual, digamos, de escribir en el siglo 16. Lo que quiero subrayar acá es que en esos detalles lingüísticos se nota la maestría que tiene el nobel colombiano a la hora de usar un texto del siglo 16. Él está escribiendo una novela de dictadores, es consciente de que lo que está escribiendo es una novela que clasificará, digamos, en la novela histórica. Pero también es consciente que a la hora de hacer eso, lo que debe hacer es ser muy sutil en el manejo del lenguaje. Y en este pasaje es impecable. Eso como primer asunto. Hay otros asuntos de orden ideológico en donde, por ejemplo, también se ve la maestría que tiene García Márquez al presentar al dictador. Por ejemplo, el dictador en realidad se inquieta es porque encuentra que en su ciudad hay un alboroto que él no autorizó. Una suerte de que como que el hombre poderoso está reconociendo que hay cosas que se le salen de las manos, hay un desorden que no ha sido autorizado, hay una suerte de carnaval que él no ha permitido. Y entonces está buscando quién le cuente qué fue lo que pasó. Ese es un asunto. Hay otro asunto que es muy bonito y es el hecho de que en un momento dado, mientras el relato de Colón cuenta que los españoles se acercaron a América o se fueron acercando a los indígenas, en el texto de García Márquez lo que muestran es que nosotros, dice en un momento dado, los fuimos trayendo hacia la playa. Nosotros fuimos los que decidimos que se acercaran a nosotros porque vimos, de hecho lo dice de una forma muy bonita, porque vimos que eran buenos servidores. Casi que cambia por completo la perspectiva histórica que tradicionalmente se ha puesto sobre el encuentro, sobre el periodo de descubrimiento, por decirlo de alguna manera, o del encuentro de dos culturas. Esto es muy importante tenerlo en cuenta, sobre todo pensando en la fecha. Cuando uno piensa que García Márquez está presentando esta novela, está escribiendo esta novela a comienzos de los 70 para publicarla más o menos hacia el 75, está adelantándose a una discusión que aparecerá 20 años después sobre el debate de si lo que se hizo fue un descubrimiento o lo que se hizo fue un encuentro. Ese es como otro nivel de lectura. Y hay otro, que es uno de los que a mí más me interesa, es el hecho de hacer una suerte de lectura carnavalesca de la historia. Tradicionalmente, el hecho de que los españoles en el descubrimiento hayan sacado, por ejemplo, oro o hayan robado o hayan sustraído de América riquezas e incluso se hayan llevado indígenas, en el texto de García Márquez, ese hecho aparece pero la manera en que es presentado ese hecho está asociado con una suerte de folclorización de la historia. De hecho, lo plantea abiertamente y dice, pero la vaina fue que entre el cámbieme esto por aquello y le cambio esto por esto otro, se formó un cambalache de la puta madre y al cabo de un rato todo el punto estaba cambalacheando, etcétera, etcétera. Poner ese se formó un cambalache de la puta madre you lo que está es como actualizando la manera de contar. Y después, más adelante, en un momento unas líneas más abajo, el atropello histórico, lo que se lee como atropello histórico, de que se llevaron indígenas para ser mostrados en Europa, ser presentados en Europa, es presentado aquí como una suerte de chisme. De hecho lo dice, dice y hasta querían cambiar a uno de nosotros por un jubón de terciopelo para mostrarnos en las Europas. Imagínese usted, mi general, qué despelote. Pero él estaba tan confundido, y no sé qué. Contar la historia, arrancar el pasaje de cómo se llevan indígenas con un imagínese usted y cerrarlo con qué despelote, básicamente lo que está haciendo es una lectura carnavalizada de la historia. Luego, el texto es interesante sí por la historia esta del dictador, pero es fundamentalmente interesante porque el lenguaje es lo que prima. Y prima porque se están tergiversando los datos que claramente Gabriel García Márquez muestra que conoce en detalle. [MÚSICA]