Hola de nuevo. Como decía en el vídeo anterior, vamos a considerar una de las regiones más preocupantes en términos de seguridad. Oriente Medio y el norte de África. Es el área más violenta del mundo. En la región, hay tres elementos principales que vertebran los conflictos. Por un lado la división entre musulmanes, suníes y chiíes que ha fragmentado el mundo árabe desde la muerte del profeta Mahoma, hace 14 siglos y que, a día de hoy, sigue definiendo las lógicas de confrontación en la región. Con Arabia Saudí e Irán como los principales actores. Los dos países no se han enfrentado directamente aunque están detrás de la mayor parte de los conflictos en la región. En cierta manera, nos podría recordar a lo que ya dijimos al estudiar los conflictos durante la guerra fría. Estados Unidos y la URSS no llegaron nunca a enfrentarse directamente. El segundo elemento es el perenne conflicto entre el estado Israel y Palestina que ha marcado la agenda de la región y buena parte de los conflictos en los últimos 50 años. Y, por último, la región convive periódicamente con enfrentamientos dentro de los países por motivos sociales, económicos y cuestiones políticas sin resolver. De hecho, algunos países se pueden considerar estados cuasi fallidos. Estos tres elementos desgraciadamente suelen estar presentes a la vez en la mayor parte de los conflictos de la región. Además, para entender la situación actual en Oriente Medio hay que recordar dos acontecimientos que han marcado la última década. El primero es la invasión de Irak en el año 2003 que acabó con el régimen bajista de Sadam Hussein y provocó una ruptura de las relaciones de poder que había en la región. Esta fue una intervención que con el tiempo se ve cada vez más equivocada y más trágica. La segunda fecha clave es el surgimiento de las primaveras árabes de 2011 y sus consecuencias posteriores. Los levantamientos a los que se los ha dado llamar primavera árabe fueron el resultado de las tensiones sociales ocasionadas por la difícil situación económica, especialmente dramática para la juventud, y el sentimiento de la frustración de muchos con la situación sociopolítica de su país. Tras la revuelta de 2011, cada país de la región ha evolucionado de distinta manera y desgraciadamente no en la dirección esperada. Lamentablemente, a día de hoy, solo hay un punto de luz en la región. Túnez, donde tras derrocar al dictador Ben Alí, se llevó a cabo una transición política y actualmente se vive en democracia. Aun así la situación es frágil. Y el riesgo de terrorismo está presente también en el país, tal y como hemos visto en forma trágica hace no mucho tiempo. Los demás países que han vivido una primavera árabe se han estancado en el proceso de transición e incluso están viviendo conflictos terribles, pensad en Siria, más de 300.000 personas han muerto en una sangrienta guerra civil y millones han tenido que huir a países vecinos como Turquía o como el Líbano. Que también están acusando las consecuencias de la entrada masiva de refugiados. En el caso de Libia, desde la muerte de Gadafi, el país está sumido en una guerra civil dramática. En Egipto, en cambio, se ha reducido la violencia desde el golpe de estado del general Sisi en 2013 pero con un alto precio, a costa de convertir el país en una dictadura militar. En Yemen, además, hemos visto un ejemplo claro de la brecha clave sunií y chiníi allí los sutis, un grupo insurgente chií, llegó a tomar hasta la capital del país al principio de 2015 probablemente con ayuda de Irán que es de mayoría chií. Como respuesta, Arabia Saudita que es mayoritariamente suní formó una coalición con otros países de la región, con el apoyo logístico de Estados Unidos. [AUDIO EN BLANCO] La gran preocupación actual en la región es el llamado Estado Islámico. La organización surgió en Irak, se fundó sobre la base del pensamiento de Al Qaeda, y recibió el apoyo de ex miembros del gobierno y del ejército iraquí que habían sido desmantelados tras la invasión de Estados Unidos en el año 2003. Durante sus primeros años se convirtió en un acto relevante durante la guerra de Irak, y se fortaleció durante la guerra civil de Siria. A mediados de 2014, la organización cortó lazos con Al Qaeda y proclamó el califato del Estado Islámico en varias provincias de Siria y de Irak. A día de hoy es cada vez más fuerte en ambos países. En el verano de 2015 ya se había hecho con el poder en varias ciudades de primer orden como Mosul, Faluya en Irak o Raqqa en Siria. Su objetivo es establecer un califato que reúna a todos los musulmanes del mundo, empezando en Irak y llegando hasta el levante Mediterráneo. Pretenden hacerse con el poder en países suníes como Siria, Jordania, Palestina, Líbano, entre otros. Ideológicamente, los miembros del Estado Islámico pertenecen al sunismo más radical, aplican la sharia, es decir, la ley islámica al pie de la letra. Y tienen como principal enemigos a los chiíes. Cuentan con muchos medios y es difícil luchar contra ellos. A pesar de su carácter local, lo cierto es que suponen además una gran amenaza de carácter global. Pensad que ha reunido a más de 20.000 personas de más de 100 países distintos y esto aumenta el alcance de la organización, ya lo hemos visto en varios atentados, el nombre de la organización por ejemplo en Francia. ¿Cómo puede afrontarse esta amenaza? A mi juicio, para obtener una solución duradera y real el problema debe abordarse desde dentro de la región. La implicación de occidente sobre el terreno podría ser contraproducente al menos en el largo plazo, ya lo hemos visto en el pasado. En Irak y también en otros casos. Sin embargo, Occidente puede tener un papel constructivo dentro de una iniciativa de carácter regional. El tampoco Irán solitario puede ofrecer una solución duradera a la violencia del Estado Islámico, pues, no acabaría con la raíz del problema. Ante este escenario, ¿dónde podríamos encontrar la solución? Este fenómeno de radicalización que está causando tanto sufrimiento y tanta destrucción en el mundo árabe solo puede solucionarse desde dentro de la región. A pesar del fundamento suní del Estado Islámico su extremismo supone un peligro tanto para los suníes como para los chiíes y ninguno de ellos de manera separada podría vencerles. De ahí que un entendimiento entre suníes y chiíes liderado por Irán y Arabia Saudita sea la única vía posible para luchar contra ellos y generar estabilidad en la zona. Este entendimiento se vería facilitado por una mayor integración económica en la región para que los beneficios de la convivencia pacífica superen a los del conflicto. Hasta aquí esta breve introducción a Oriente Medio. Como os podéis imaginar, podríamos dedicar varios cursos a tratar la cuestión pero el tiempo es escaso así que os hemos dejado algunas lecturas para que profundicéis y entendáis mejor la situación de la región.