[MUSIC] Buenos días, soy Jean-Pierre Malé, experto en Acción internacional de los gobiernos locales y cooperación de centralizada. Nos planteamos hoy una pregunta central que se dirige hoy en día a los responsables de cada uno de los gobiernos locales. Esta pregunta es, ¿cómo construir la política de relaciones internacionales de una ciudad? Quisiera aportar elementos para ayudarles a contestar esta pregunta, y centraré mi contribución sucesivamente en tres aspectos clave. Primero, ¿por qué necesitamos elaborar un plan de relaciones internacionales? Segundo, ¿cuáles son los objetivos, orientaciones básicas y principios directorios de este plan? Y tercero, ¿cómo se elabora un plan de relaciones internacionales desde un municipio, es decir, cual es la metodología, cuales son las etapas? Cabe señalar que abordo estos tres aspectos, no desde una perspectiva teórica o académica, sino a partir de mi experiencia práctica y de terreno con diversos municipios en el ámbito europeo. Empezamos entonces por el primer aspecto que es por qué se necesita un plan de relaciones internacionales. En el análisis del fenómeno de acción internacional de los gobiernos locales Se ha visto cómo estos gobiernos han desarrollado múltiples iniciativas internacionales a partir de necesidades de todo tipo que han ido apareciendo en su funcionamiento cotidiano. Y que les han obligado a establecer relaciones o acuerdos con instituciones locales de otros países o continentes. Dichas actuaciones, que podríamos llamar espontáneas, impulsadas por los diferentes servicios y departamentos municipales, no obedecían, hasta ahora, a una estrategia común. Ahora, esta dispersión y fragmentación de las actuaciones internacionales no se pueden mantener. El gobierno local se ve forzado a consolidar e incrementar su presencia en la escena internacional y dar una mayor coherencia a las acciones que sus diferentes áreas o departamentos llevan a cabo en este campo. Esto creo que se debe, en primer lugar, a una toma de conciencia de las oportunidades y también de los riesgos, a los cuales se enfrenta. Para aprovechar las oportunidades, el gobierno local necesita proyectar hacia fuera una imagen clara y coherente de su ciudad, y, por ello, necesita homogeneizar y coordinar las actuaciones de sus diferentes áreas de gobiernos y sus servicios municipales. Y, a la inversa, aunque los retos de la globalización económica, que es un fenómeno que facilita el acceso a ciertos recursos externos, pero que al mismo tiempo amenaza el equilibrio de los espacios y territorios locales. Ante estos retos, el gobierno de una ciudad ha de diseñar y poner en marcha una verdadera estrategia para intentar posicionarse lo mejor posible en este contexto nuevo. Al mismo tiempo, esta estrategia debe contemplar cómo el gobierno local quiere interactuar con los gobiernos locales e instituciones de otros países. Cómo puede cooperar con ellas para el beneficio de su población y cómo puede, incluso, participar en la solución de problemas globales, o incidir en los foros internacionales donde se toman las decisiones que acaban afectando a las instituciones y territorios locales. Es un conjunto de objetivos que el gobierno local se puede plantear y que han de tener cabida dentro de su estrategia. Así, que la actitud del gobierno local sea esencialmente reactiva, es decir, que tienda a protegerse de las posibles consecuencias de la globalización. O que sea, al contrario, una actitud de construcción positiva, de un nuevo tipo de relaciones entre instituciones locales y de un nuevo modelo de gobernanza internacional. Se ve claramente que el campo de las relaciones internacionales se presenta cada vez más como uno de los elementos fundamentales de la planificación estratégica de una ciudad. Para defender el empleo y la calidad de vida de su población, o para construir alianzas fuertes con otros actores, un gobierno local debe diseñar una verdadera estrategia de internacionalización, y poner en marcha una política coherente y realista para llevarla a cabo. Por ella, en ciertas ciudades europeas, la toma de conciencia de esta necesidad ha conducido al gobierno local a elaborar un verdadero plan de relaciones internacionales, que a veces se llama plan director de internacionalización, plan de proyección exterior de la ciudad, etc. Y este plan debe articularse con los instrumentos you existentes de planificación estratégica de la ciudad. Elaborar un gran plan es fundamental y abre un proceso de reflexión colectiva y de planificación participativa que es el preludio a una dinámica de transformación de la ciudad. Por esto, este plan de relaciones internacionales es básico a la hora de plantear una acción internacional del gobierno local. Abordaremos ahora el segundo aspecto que mencioné al principio, es decir, acordado el plan importante, ahora, ¿cuáles han de ser los objetivos, las orientaciones básicas, los principios directores, de un tal plan? Hemos mencionado you que los objetivos que se puede fijar un gobierno local, cuando decide definir y programar de manera consciente. Actuación internacional, son múltiples. De hecho, pueden responder a diferentes lógicas y partir de diferentes perspectivas. De manera esquemática podemos citar cinco ejes posibles. El primero, gobierno local se puede plantear diferentes líneas de objetivos. La primera es la más frecuente, quizás es la voluntad de proyectarse hacia afuera y competir para traer recursos externos. En este caso el objetivo principal que se pone en el centro del plan es situar la ciudad en el mundo para drenar inversiones y recursos económicos, y atraer talentos o flujos turísticos. Esto es una primera lógica importante. Otro segundo tipo de objetivos es la voluntad del gobierno local, en el momento de hacer este plan, de desarrollar una cooperación horizontal y recíproca entre gobiernos locales de diferentes paises. Se ve claramente que en este caso la lógica subyacente es muy diferente del apartado interior, que estaba centrado en la competición para la captación de recursos. En el presente caso, al contrario, se trata de cooperación horizontal y recíproca, para intercambiar experiencias y para mejorar las políticas públicas locales de los gobiernos que colaboran entre sí. La tercera perspectiva es la de expresar la solidaridad internacional y promover la cooperación para el desarrollo. Este tercer eje posible internacionalización pone en el centro la voluntad política de manifestar concretamente la solidaridad de la población y la voluntad política de contribuir a una reducción de las desigualdades internacionales. Una cuarta perspectiva posible, o línea directriz de internacionalización posible es la de abrir la ciudad al exterior y poner en valor al mismo tiempo la diversidad cultural. En esta cuarta dimensión el gobierno local visualiza la proyección exterior y la internacionalización como unas actuaciones recíprocas y de doble sentido, que tienden a abrir la conciencia ciudadana hacia otras realidades sociales y culturales. Y también hacia la riqueza que representa el hecho de tener en la misma ciudad grupos de personas procedentes de otros países y continentes. Y la quinta perspectiva que quería mencionar, siempre es un poco resumido y sintético, pero la quinta perspectiva sería la de defender intereses o valores comunes con otras ciudades. En este último caso el gobierno local se proyecta al exterior por ejemplo a través de redes de ciudad orientadas a la incidencia política o a través de alianzas estratégicas de cuidad, de ciudades que le permiten participar en una tarea de fortalecimiento político de la dimensión local en los espacios o foros internacionales. Al mismo tiempo, siempre en esta misma perspectiva, el gobierno local puede querer tejer unos lazos políticos entre municipios afines de otros países, para encontrar soluciones comunes. E intentar responder de manera coordinada a los desafíos sociales, humanos que los estados-nación y los organismos internacionales no logran afrontar. Teniendo en cuenta estos diferentes objetivos, que es muy importante que el gobierno local se dé el tiempo de un debate interno para clarificar esos objetivos. Precisar cuáles son los que va a poner en centro de su plan de relaciones internacionales teniendo en cuenta esos objetivos. Ahora en cuanto a la manera de elaborar el plan se puede decir que la filosofía en un plan de relaciones internacionales gira, en mi opinión, en torno a tres ideas claves. El modelo de ciudad, la transversalidad y la participación. Vamos a repasar estos tres conceptos. Siempre en el marco de la elaboración de un plan de relaciones internacionales. En primer lugar, el gobierno local debe tener muy claro cuál es el modelo de ciudad que quiere promover. Dicho modelo, enraizado en la historia y la cultura de la ciudad, para mí es algo así como el ADN de la ciudad, es decir, que responde a sus rasgos específicos. Eso sí, actualizados y proyectados hacia el futuro. Normalmente, este modelo ha sido you definido y consensuado a través de los instrumentos generales, los mecanismos de planificación estratégicas existentes. En este caso, el plan de relaciones internacionales ha de asumir e integrar ese modelo y utilizarlo como la fuente de inspiración que orientará la acción internacional del municipio y le dará coherencia. Si no ha habido previamente la construcción de un modelo de ciudad, el plan de relaciones internacionales ha de ser la ocasión para avanzar algo en esta definición. La segunda idea clave es que el plan ha de movilizar e implicar a todas las áreas y departamentos sectoriales del gobierno local. No se trata en efecto de un plan sectorial que podría ser impulsado por un departamento específico, al contrario, el plan de relaciones internacionales es un instrumento transversal que expresa La voluntad política y estratégica del gobierno local a su máximo nivel. Conviene, por tanto, que se manifieste claramente la voluntad política de elaborar y poner en práctica este plan, yo diría desde la misma alcaldía. Y que la presencia y el interés de los máximos responsables del gobierno municipal se mantengan y se materialicen a lo largo de todo el proceso. La tercera consideración básica, conceptos clave que ha anunciado es que el plan de relaciones internacionales ha de implicar de la manera más intensa posible a los principales actores locales y a la ciudadanía en general. Cabe considerar que un tal plan no es un asunto simplemente del gobierno local o del alcalde, sino que involucra o pretende involucrar a todos los grupos y entidades de la ciudad. De alguna manera, las consideraciones anteriores se pueden resumir, diciendo que se pretende elaborar un verdadero plan de cuidad. Desde esta perspectiva no se trata del plan de un área determinada del ayuntamiento, ni de un proyecto personal del alcalde. Y ni siquiera del plan del equipo político que en este momento gobierna la ciudad. Ha de ser, al contrario, el resultado de un proceso de participación, la más amplia posible, capaz de lograr un consenso entre las diferentes fuerzas políticas locales, los principales actores locales y los representantes de los principales colectivos ciudadanos y asociaciones de la sociedad civil. De esta manera estamos visualizando el plan de relaciones internacionales como la construcción de un proyecto colectivo, capaz de motivar y movilizar la mayoría de la sociedad local. Este concepto, ver el plan de esta manera plantea y aunque no tiene una serie de problemas que no se abordaran en profundidad en este módulo sobre la orientación política y social que se da a este plano y también que se da la planificación estratégica de la ciudad en general. El contenido del plan, su significado, su impacto en la transformación de la ciudad, dependerán en gran medida de cuáles son las fuerzas políticas que lo liberen y que lo apoyen, y cuáles son los grupos y movimientos sociales implicados. Por ello es muy importante que haya un verdadero debate abierto y, si es posible, que pueda emerger un cierto consenso entre ellos. Vamos a abordar ahora el tercer tema que había anunciado al principio, que es la metodología y las etapas de elaboración de un plan de relaciones internacionales. Para aplicar las ideas básicas que han sido evocadas, es decir, el enraizamiento en una visión estratégica y en un modelo específico de ciudad, la transversalidad en el seno de la institución. Y, el carácter participativo del proceso, estas tres ideas o conceptos clave de los cuales he hablado, se propone, en Europa se ha puesto en marcha una metodología que avanza sucesivamente cinco etapas. La primera etapa la podíamos definir como una etapa de clarificación interna, permite precisar los objetivos y el carácter del plan. Y permite al mismo tiempo, diseñar el proceso que va a ponerse en marcha. Si existe you un marco de planificación estratégica de la ciudad, los promotores del plan, es decir, los responsables municipales y eventualmente un equipo asesor especializado. Deben, como hemos dicho, inspirarse del modelo de ciudad que se pretende promover. Si no existe este marco previo se deberá llevar a cabo una reflexión interna sobre el modelo de ciudad que se quiere proyectar a través del plan y sobre los principales objetivos del mismo. Una vez discutidos y definidos los objetivos que se fija el gobierno local, debe haber un debate en el seno mismo del equipo del gobierno para acordar el carácter del plan, su horizonte temporal y el tipo de participación más o menos amplia que se quiere suscitar. Para responder a la idea de un plan de cuidad, se recomienda por una parte la máxima transversalidad interna. Es decir, la implicación de las principales áreas del gobierno municipal y por otra, una amplia participación de actores locales y representantes de entidades y de colectivos ciudadanos. Es la tarea de cada gobierno local seleccionar los agentes que participaran en la elaboración del plan y determinar los mecanismos correspondientes de participación. Dichos mecanismos pueden utilizar canales you existentes de participación ciudadana o serie de instrumentos creados ad hoc, según lo que se considere más conveniente. Esta primera etapa debe servir en particular para comprobar y manifestar que existe una voluntad política firme y un interés al más alto nivel posible, es decir, alcalde o alcaldesa, y que se hará esto perfectamente visible al nivel de la ciudadanía. También, debe precisarse el rol central que el gobierno municipal tendrá que asumir a lo largo todo el proceso de elaboración y ejecución y evaluación. you que es el representante legitimo y el principal garante de que el plan no estará desviado a favor de intereses privados o particulares. Esta función de liderazgo público es fundamental y debe ser afirmada, a mi entender, desde el principio. La segunda etapa, La podríamos denominar proceso de participación interna. Interna a la institución municipal. Como se ha dicho, el gobierno local ha de determinar qué áreas o departamentos municipales quiere asociar al ejercicio y a través de qué mecanismos. En ciertos municipios, existen you cauces establecidos de dialogo e intercambio, en otros, se tendrá que crear instrumentos específicos ad-hoc que permitan el ejercicio de la transversalidad en el seno de la institucion municipal, porque no se puede tratar los temas internacionales sin implicar a diferentes departamentos o áreas del municipio. La experiencia muestra que la mayoría de las áreas del gobierno municipal llevan you una cierta práctica de contactos internacionales, tienen experiencias interesantes a compartir o a transmitir. Y están dispuestas, también, a aprender de otras instituciones similares. Necesitan este contacto internacional, lo piden, y esto representa un potencial importante que se puede movilizar para avanzar en una linea de cooperación horizontal y recíproca con otros gobiernos locales, municipales. Otro aspecto clave es la relación con los representantes de la oposición. La situación puede ser muy diferente de un municipio a otro, pero la idea en general es que se ha de intentar informar e involucrar a todos los grupos políticos representados en el consistorio, para que la reflexión que se plasmará en el plan supere el marco estrecho del juego electoral. Y se pueda convertir en una especie de acuerdo marco para el futuro de la ciudad, consensuado con el abanico más amplio posible de fuerzas políticas. La tercera etapa entonces, sería la articulación con los sectores sociales y económicos, y con los representantes de la sociedad civil y de la ciudadanía. Si existe you un sistema establecido de participación ciudadana, el proceso participativo de elaboración del plan se puede canalizar a través de él, para no crear nuevos instrumentos. Pero si no existe previamente este sistema, entonces se crearán las comisiones oportunas, se harán las entrevistas que se consideren necesarias teniendo en cuenta la composición y el nombre de los participantes. En estos procesos, al menos en Europa, se suele dar mucha importancia a las empresas y a los actores económicos en general, como, por ejemplo, las cámaras de comercio, los gremios de fabricantes, etc. Sobretodo cuando el énfasis de la internacionalización del municipio se pone en mejorar la atractividad del territorio o en captar recursos externos. En nuestra opinión, esta práctica supone en cierto peligro, de poner la acción internacional del municipio al servicio exclusivo de las grandes empresas locales con el propósito de que la ciudad ocupe un lugar destacado entre las metrópolis del mundo globalizado. Al contrario, a nosotros nos parece escencial incorporar en el proceso otros tipos de actores, como por ejemplo, las universidades y centros de conocimiento, lo representantes del mundo cultural, de las entidades y asociaciones vecinales, deportivas, etc. Y de los colectivos, jóvenes, personas mayores, inmigrantes, etc. De manera que la acción exterior del municipio se enfoque también hacia otros tipos de objetivos, menos empresariales. Y suponga una apertura exterior y unos intercambios recíprocos en el campo del conocimiento, del saber, de la cultura, y no simplemente en el ámbito económico y de negocios. La cuarta etapa de elaboración del plan sería ahora, la redacción, la elaboración técnica del documento del plan. Los resultados del proceso participativo, tan interno como externo, se han de plasmar en el documento programático que constituye el plan de relaciones internacionales del municipio. Para ello, se selecciona un nombre reducido de lineas estratégicas prioritarias, que se suelen designar como ejes de internacionalización, y que se consensúan con las áreas de gobiernos de la ciudad y con los principales grupos de actores locales. A continuación, se identifican las principales acciones e intervenciones que se han de llevar a cabo para materializar cada uno de estos ejes. A partir de estos elementos, ejes de internacionalización, y acciones o actuaciones concretas, se redacta el plan que recoge estas propuestas, debidamente acordadas y priorizadas. A la práctica, en el nivel técnico que conseguirá el plan, depende de las condiciones concretas de cada municipio. El plan puede quedarse a nivel simplemente de líneas maestras, que expliciten y desarrollen a los ejes estratégicos. O puede contemplar también, el detalle de las actuaciones y sus características, contenido, presupuesto, plazo de realización, modalidades de gestión, etc. En cualquier caso, la puesta en marcha efectiva del plan necesita, en general, la redacción adicional de planes de acciones anual, que son evaluables y realizables año tras año. La última etapa, la quinta etapa es la etapa de aprobación y difusión del plan. El gobierno local ha de determinar cómo quiere que se oficialice este plan, lo más probable es que el plan se someta a un debate interno. Se presente también a los actores locales en los diferentes espacios de participación que han sido utilizados, y se presente también a los representantes de los grupos de la oposición. Un vez reunidas e incorporadas las enmiendas eventuales, el plan puede ser presentado en el pleno municipal para su aprobación definitiva. A continuación, se hace una amplia difusión del documento acordado, según una política de comunicación que determine el gobierno local. Y se incorpora el plan como uno de los elementos de la planificación estratégica de la ciudad. Bueno, en conclusión, de alguna manera yo destacaría cinco puntos clave para lograr un plan de ciudad. Primero, necesidad de clarificar previamente los objetivos y el carácter del plan. Segundo, liderazgo y compromiso del gobierno local a lo largo de todo el proceso. Tercero, transversalidad e implicación de las áreas y departamentos municipales más importantes. Cuarto punto, la participación amplia, la más amplia posible de los actores locales y de la ciudadanía. Y finalmente como último punto el énfasis que hay que poner pienso yo en el proceso de transformación que se genera que se inicia alrededor de la elaboración de un plan de este tipo. No es el documento que es importante, es todo el proceso social, colectivo que se ha generado alrededor de esta elaboración, así, yo creo que el plan de relaciones internacionales puede tener éxito y tener un impacto real en la transformación de la ciudad. [MUSIC]