Vamos, en esta ocasión, a tratar el inicio de la actividad petrolera en México. Está íntimamente ligada a la industria petrolera norteamericana. En los 1860 se inicia, realmente, esta historia en Pensilvania, en Estados Unidos. Luego, se extiende por todo el país vecino y queda más o menos claro que los depósitos que están a lo largo de la frontera en el lado norteamericano, también deben de estar en el lado mexicano. Pero, no se sabía muy bien qué tan importante era el petróleo. El marco jurídico político en el que se desarrolla esta industria, viene de la época colonial. Durante los 300 años de colonia, todos los recursos del subsuelo eran propiedad del rey, el rey era el soberano y el propietario que podía conceder la explotación de esos recursos, particularmente la plata, pero cualquier otro recurso minero, a particulares. El petróleo no les interesaba, porque no había qué hacer con él, era a veces hasta un problema, arruinaba los campos para actividades agrícolas. Al finalizar el gobierno de Porfirio Díaz, ya se sabe que el petróleo es importante y que hay petróleo en México, ¿cuánto? No exactamente. No se sabía que estaba destinada a ser una de las grandes industrias de México. Pero, como quiera que sea, el gobierno mexicano bajo la presidencia de Díaz decide alentar la inversión en esta industria y, para alentarla, cambia el marco jurídico. Declara que quien sea dueño de un terreno en donde hay petróleo es también el dueño absoluto y a perpetuidad del petróleo. Solamente se le pone un pequeño impuesto, el impuesto del timbre, aunque se deja abierta la puerta a que pasados unos años y si la inversión tiene éxito, se pudieran ir aumentando otros impuestos. Pero, México no piensa en el petróleo como un gran recurso, lo que desea el gobierno de Díaz es sobre todo no seguir importando carbón para los ferrocarriles, y entonces, la explotación inicial del petróleo sería para alimentar los ferrocarriles nacionales, que era la gran actividad, era lo importante en ese momento. Pero, para 1910, 1911, justo cuando empieza la Revolución mexicana, se ve que hay una gran cantidad de petróleo. Salen por todo el mundo unas fotografías de unos pozos fuera de control que echan a decenas de metros un surtidor de petróleo, es hasta imposible controlarlos, hay una gran riqueza. Entonces, se forman las compañías más importantes, dos de ellas. La Compañía Mexicana El Águila, que es propiedad de los ingleses, y la compañía La Huasteca Petroleum Company, que es propiedad de norteamericanos. Luego, van a venir otras menos grandes, pero, toda la industria queda en manos del capital externo. Y el mercado mexicano les queda muy pequeñito. Claro que los ferrocarriles se surten con ese petróleo, pero hay mucho más petróleo. Entonces, adquiere el carácter de enclave, esta industria. Va a ser mexicana porque aquí están los depósitos, pero, su mercado es en realidad el mercado norteamericano y el mercado europeo. Está hecha por empresas extranjeras para surtir mercados extranjeros. La parte, realmente, que se queda en México, son: los impuestos, que no son muchos; y los empleos, pero tampoco es una gran empleadora de mano de obra, es intensiva en capital, más que mano de obra. Así que, en más de un sentido, está al margen de la vida económica mexicana. Por eso, la Revolución es un momento de gran cambio político, de concepción distinta del Estado, va a ver en el petróleo un área por la que vale la pena luchar, por la que vale la pena tratar de rescatar. Primero, simplemente por la vía de mayores impuestos, la renta petrolera, la diferencia, ya se ha dicho, entre lo que cuesta extraer un barril de petróleo y a lo que se vende en el mercado internacional. El Estado mexicano, en estos primeros años de la Revolución, está urgido de recursos, está necesitado de aumentar los impuestos a una de las pocas áreas de la economía que no ha sido afectada por la Revolución de ninguna manera. Entonces, se va gestando muy rápidamente, por cierto, la idea de que hay que introducir un gran cambio, tanto en la estructura jurídica como en la relación política, con quienes explotan el petróleo mexicano. Hay que hacerlo más mexicano y menos extranjero. Pero, en un principio, en estos años en que ya el petróleo mexicano es importante, y es importante en particular por la Primera Guerra Mundial, porque los contendientes en Europa necesitan el petróleo, necesitan el petróleo sobre todo para su armada. Pero, no nada más son los barcos los que están urgidos de combustible, poco a poco va aumentando la importancia de la aviación, los transportes terrestres, los camiones, los tanques, etcétera. Entonces, la Guerra es un gran consumidor de petróleo. El petróleo mexicano no entra directamente a la Guerra porque tiene mucho contenido de azufre, pero, ese petróleo va a dar básicamente al mercado norteamericano y permite a este mercado lanzar su combustible a Europa. Así que, queda muy claro que México es un país que tiene mucho petróleo y que el petróleo tiene un carácter estratégico, que puede ser decisivo en la lucha por el poder en el mundo, y que México tiene muy poco control sobre él. Así que, la idea de que la Revolución sirva para modificar la naturaleza de la actividad petrolera era casi natural, pero, no se sabía cómo. Se tenía pensado que quizá un cambio en la Constitución podría ser la salida. Lo que se quería era aumentar la captación de recursos para México, pero, estábamos muy lejos entonces de suponer que llegaría el momento en que el gobierno mexicano tendría la suficiente fuerza como para proceder a la expropiación y nacionalización de la industria petrolera. Por eso, este tema tiene una importancia histórica y política realmente muy relevante. El petróleo en México es más que petróleo. El petróleo en México es política nacional y es nacionalismo, es la recuperación de un recurso natural que inicialmente se dejó en manos de extranjeros. Ahí hay un tema a reflexionar ahora y en el futuro.