[MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO] En esta lección quiero abordar uno de los elementos, sucesos políticos determinantes. El más importante que tuvo lugar México en el siglo XX, la Revolución Mexicana, que a su vez tuvo un efecto muy claro en su política exterior, en particular en la política frente a los Estados Unidos. La Revolución Mexicana puso fin al gobierno y al régimen de Porfirio Díaz. Más de 30 años en el poder. No esperaban nadie el estallido de esta revolución. Esta revolución se convirtió rápidamente, entre otras cosas, en un movimiento nacionalista. El nacionalismo mexicano venía de atrás, pero aquí, con esta lucha interna tan dura, tan brutal, se fortaleció y vaya que si se fortaleció mucho. Entre otras cosas porque en la primera etapa de la revolución en donde se pensaba no en una guerra civil sino en un cambio más o menos rápido que pusiera al presidente Madero al cargo de una modernización de las instituciones mexicanas, y aconteció que el ejército se levantó, asesinó a Madero y en este proceso tuvo el apoyo del embajador norteamericano. Pero como la política de Estados Unidos es complejísima, resulta que inmediatamente después una elección dentro de Estados Unidos cambia la presidencia y el nuevo presidente, el presidente Wilson en Estados Unidos, decide no apoyar el golpe militar. Que hay que deshacerse del general Victoriano Huerta. Y en ese sentido la presencia norteamericana, la influencia norteamericana en México va a contribuir, no es el punto decisivo pero sí es muy importante, a que el proceso revolucionario se profundice, se agudice. Los constitucionalistas, encabezados formalmente por Venustiano Carranza, van a tener una relación complejísima con los Estados Unidos, de amor y odio, de apoyo y desencuentro. El resultado, uno de los resultados es la constitución de 1917 que tiene elementos muy nacionalistas. Desde luego que está la parte de la reforma agraria que iba a afectar a empresas extranjeras, no nada más norteamericanas sino inglesas, españolas, etcétera. Está también la recuperación de la propiedad original del petróleo en el subsuelo, que vaya que sí afectaría a empresas británicas y norteamericanas. Este nacionalismo mexicano, la recuperación del control de sus recursos naturales, en particular insisto, el petróleo, va a llevar a que en los años veintes haya momentos de gran crisis. Por ejemplo, al gobierno del presidente Obregón simplemente Washington no lo reconoce, no lo reconoce por casi tres años como una forma de obligarlo a firmar un acuerdo en donde se comprometiera a no afectar los intereses de las grandes empresas petroleras norteamericanas y a limitar muchísimo la reforma agraria. El resultado son los llamados acuerdos de Bucareli que ya ustedes búsquenlos en literatura al respecto. Es un momento muy difícil. Al fin se reconoce al gobierno de Obregón, pero luego se reabre la controversia muy rápido en el siguiente gobierno del presidente Calles, y va a confluir todo en 1938 durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas en donde se llega a un gran choque, el gran choque que va a llevar a la expropiación petrolera que es la culminación del nacionalismo, del nacionalismo revolucionario y del nacionalismo en general mexicano hasta ese momento. Es volver a tener el control de la industria petrolera, aceptar, hacer aceptar al mundo externo que el estado mexicano es el dueño de los recursos petroleros aunque estos hubieran sido cedidos durante el gobierno del presidente Díaz a las empresas particulares. Bueno, en este periodo también ocurren dos guerras mundiales. Estas guerras hay que verlas con mucho cuidado, porque si bien significaron una destrucción enorme en Europa y más allá de Europa, para México le funcionaron como dos momentos de enorme libertad, porque todas las grandes potencias estaban muy interesadas en destruirse unas a las otras y dejaron espacios de muchísima, muchísima libertad a un país como México que en circunstancias ordinarias no las hubiera tenido. La constitución de 17, por ejemplo, se hace en medio de la Primera Guerra Mundial. Imaginemos un mundo en donde no hubiera habido esta guerra, no le hubieran permitido a México elaborar cosas como el artículo 27. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, en particular Estados Unidos debió de aceptar muchas de las posiciones mexicanas, debió de aceptar la expropiación petrolera, debió de llegar también a un acuerdo sobre la deuda externa, una deuda que México venía arrastrando desde el gobierno de Victoriano Huerta que no se podía pagar, y realmente se le cobra a México una fracción, apenas una fracción de esta deuda. Estaba también el tema de las reclamaciones, las reclamaciones que el mundo externo le hacía a México por los daños causados durante la revolución. El gobierno mexicano había señalado desde el principio, no tenemos control sobre la revolución, son catástrofes sociales, es como si hubiera llegado un tsunami, un huracán, no tenemos por que recompensar o compensar a los extranjeros por sus pérdidas, ellos quisieron venir a México a invertir y bueno, aquí perdieron muchos mexicanos no nada más los extranjeros, pero no importa, siguieron insistiendo. Sin embargo, con la Segunda Guerra Mundial, la parte que se pagó de esas reclamaciones fue mínima. México sale de la Segunda Guerra Mundial en donde es aliado formal de los Estados Unidos, en donde manda una buena cantidad de braceros para cubrir las necesidades de mano de obra de los norteamericanos, donde manda materias primas, donde incluso de manera simbólica contribuye militarmente en el frente del Pacífico, sale muy fortalecido internamente, sus estructuras institucionales son fuertes, su relación con Estados Unidos es de las mejores que se han tenido hasta ese momento, y podemos decir que el nacionalismo mexicano, que insisto, no surge pero se fortalece mucho con la revolución mexicana, tiene ese momento una de sus situaciones más positivas, logró prácticamente todas sus metas frente al mundo exterior, en particular frente a Europa y, sobre todo, frente a Estados Unidos. [MÚSICA]