Hola. En este preciso momento estás viviendo uno de los momentos más fascinantes de la historia de la humanidad, lo que algunos teóricos han denominado el cuarto paradigma. Pero, ¿qué entendemos por paradigma? En el año 1962 un filósofo de la ciencia llamado Thomas Kuhn escribió un famoso librillo, "La Estructura de las Revoluciones Científicas" en el que explicó esta palabra. Un paradigma era el conjunto de conceptos y prácticas que definía una comunidad científica en un momento histórico concreto. Si lo aplicamos a nuestros días implica afirmar que el cuarto paradigma debe ser una nueva forma de pensar y transformar el mundo. Pero si es la cuarta, ¿cuáles son las tres anteriores? Vamos una a una, pero antes incluso debo explicarte lo que denomino un paradigma primordial al que llamaré el paradigma cero. En los albores de la humanidad los humanos explicaron en el mundo a través de sus sentidos, combinando este sentido común con una visión mágica del mundo. No les fue del todo mal, porque se realizaron muchos avances en múltiples ramas del saber, aunque lo que significó o cambio fue radical, fue en realidad la aparición de el primer paradigma, el de la ciencia experimental. Durante el renacimiento se propuso una nueva forma de conocer que consistía en hacer hipótesis y contrastarlas, no sólo mediante el sentido común, sino también mediante nuevos instrumentos como el telescopio y el microscopio. Había nacido el paradigma experimental. El segundo paradigma implicó ir un paso más allá y entrar de lleno en la elaboración de teorías más y más sofisticadas con las que tan sólo pudieron explicar el mundo abandonando el pensamiento causal simple, y desarrollando un mundo estadístico donde las probabilidades tejían el mundo conocido. Era el paradigma de la ciencia teórica surgido hace unos pocos siglos. El tercer y previo paradigma al nuestro fue el de la ciencia computacional y este se produjo hace muy pocas décadas con la invención de las computadoras. Mediante máquinas de cálculos muy complejas y potentes, las investigaciones entraron en un nivel de detalle ignorado hasta el momento. Y bien, hemos repasado las tres anteriores pero todavía no hemos definido el cuarto paradigma. ¿Qué sucedió tras del auge de las computadoras? Bueno, ya lo sabes. Estas se hicieron más y más pequeñas llenando los laboratorios, los despachos, las casas y todo lleno de computadoras que pronto se conectaron en red e incluso formaron parte de nuestra vida a través de los omnipresentes teléfonos móviles. ¿Cuál es el resultado de tanta máquina en funcionamiento? el aumento exponencial de datos, lo que ha requerido nuevas aproximaciones a la noción de conocimiento y a los métodos con los que intentamos gestionar lo que nos rodea. Por eso, si antes el problema era que había poca información, en estos momentos padecemos el problema opuesto. El tsunami de datos que nos sobrepasa es muy complicado, y saber discernir entre la jungla de datos sobre cuáles son buenos y cuáles malos es muy difícil. Cabe decir que el aumento de datos no es tan sólo el resultado de la capacidad de producirlos, sino también del ingente número de personas que se dedican a la producción de información cultural. La aparición de miles de nuevas revistas, el incremento de personas investigando en universidades, muchas de ellas fundadas recientemente, o el aumento de sistemas relativamente baratos y fáciles de crear y compartir en red los datos han creado un espacio donde las habilidades del experto en humanismo han caducado. Os doy la bienvenida a una nueva era en la que todo está por hacer.