Hola. Hemos llegado al final de esta semana en la cual revisamos el control de tráfico en intersecciones. Este tema es de sumo interés, puesto que las intersecciones tienen un rol primordial en la operación de una red, ya que ellas definen finalmente su capacidad. La cantidad de vehÃculos que pueden circular por una red compuesta por calles e intersecciones o arcos y nodos, como se les suele llamar, depende fuertemente del tipo de control que opere en esos nodos. Allà es donde frecuentemente se encontrarán los cuellos de botella que generan congestión. Y si no se trata adecuadamente, esa congestión rápidamente se propaga, a través de los arcos, a intersecciones vecinas y asà sucesivamente, hasta llegar a un nivel en que gran parte de la red ya se encuentra congestión. Es como un virus, finalmente, que empieza a contagiar. En particular, esta semana nos enfocamos en la operación y moderación de intersecciones prioritarias y semaforizadas, las que sin duda abarcan la inmensa mayorÃa de los cruces en una ciudad. En ambos casos, la comparación entre la demanda y la oferta nos permite analizar la operación del cruce. La demanda es usualmente un factor exógeno, el cual no es fácil de manejar sin las respectivas polÃticas de desincentivo al uso del automóvil. Respecto a la oferta o capacidad, discutimos que ésta depende de varios factores. En el caso de una intersección prioritaria, vimos un modelo que nos permite estimar la capacidad de un movimiento no prioritario en función del flujo en la vÃa prioritaria, reconociéndo, eso sÃ, que hay aspectos, como las caracterÃsticas de los conductores y la geometrÃa del cruce, que no están incluidos explÃcitamente en ese modelo y que también impactan, finalmente, en la capacidad. En el caso de una intersección semaforizada, la capacidad de un movimiento no depende de otros flujos, ya que el semáforo es el que se encarga justamente de evitar ese conflicto. Sà depende de las caracterÃsticas de los conductores y aspectos geométrico de la intersección, principalmente, a través del flujo saturacion y también de la operación del semáforo, a través del reparto de verdes y del largo del ciclo, el Lambda que nosotros definimos. Conociendo, entonces, la capacidad de los distintos accesos o movimientos de la intersección, es posible definir indicadores de rendimiento, o métricas, para determinar qué tan bien o qué tan mal opera el cruce. Estos indicadores, como los que ustedes ven en la pantalla, nos permiten estimar posibles impactos que determinados cambios en la operación puedan traer, además, de identificar los parámetros o las variables más relevantes en la operación del cruce. También nos ayuda a definir una operación que optimice alguno de estos indicadores y, de hecho, revisamos algunas consideraciones bien relevantes al respecto. Es importante notar que los indicadores que vimos, en el caso de las intersecciones semaforizadas, aplican, principalmente, para condiciones de baja saturación, es decir, aquellas en donde no existen colas remanentes, vehÃculos que deban esperar más de un ciclo para avanzar. Finalmente, no debemos olvidar que las estimaciones anteriores se logran con modelos, los cuales incluyen una serie de supuestos y limitaciones. Por lo tanto, se deben utilizar con cuidado y con mucho criterio. En ningún caso estos modelos reemplazan absolutamente la observación o el constante monitoreo que hay que realizar en terreno, sobre todo, en estos dÃas en que la posibilidad de contar con datos de cada vez mejor calidad es cada vez mayor.