Hace algún tiempo, platicaba con Daniela, una estudiante de licenciatura, quien me contó con gran entusiasmo cómo habían sido sus clases de inglés. Ella me dijo que la estrategia que había utilizado la profesora había sido conformar una revista en este idioma que les permitiera a ellos aplicar, justamente, cómo se elaboran las publicaciones y, entonces, todas las actividades que realizaban durante el semestre estaban destinadas a lograr este objetivo. Al final, presentaron trabajos espectaculares en los cuales se pudo observar que realmente habían aprendido el idioma y le habían visto una aplicación inmediata. Pero ¿esta estrategia realmente fue innovadora? ¿De qué manera influirá en su futuro como profesionista? Desde hace mucho tiempo, encontramos la palabra "innovación" en los discursos educativos; incluso, lo encontramos en las grandes reformas como tal. Sin embargo, vemos cómo esta palabra se ha utilizado con mucha frecuencia sin tener o encontrarle realmente un sentido o un significado, dado, incluso, su naturaleza polisémica. Las instituciones han generado puestos, entidades, espacios, áreas para favorecer o promover la innovación educativa, sin que realmente en algunas ocasiones se encuentren algún sentido o algún significado aparente. Y, entonces, en este video, vamos a tratar de encontrar cuáles son esas diferentes vertientes de la innovación educativa que nos permitan entender este proceso. Innovación es un término que se ha utilizado en sobremanera en diferentes contextos. Detente un momento a reflexionar en cómo lo usas tú y responde a esta encuesta. Como te habrás dado cuenta y como ya hemos mencionado, la innovación tiene muchas acepciones. Rivas, uno de los educadores que ha estudiado esta temática, señala que tiene que ver con un proceso que se lleva a cabo en diferentes etapas, en diferentes momentos. También tiene que ver con el resultado de este proceso y con el contenido mismo de este proceso. También, incluso, vemos a personas que podemos denominar como innovadoras, a entidades que se pueden caracterizar como tal; y, entonces, encontramos que es una palabra que se utiliza, incluso, en los medios publicitarios. De una manera práctica, el análisis etimológico del término puede brindarnos luz sobre su definición. Innovación proviene del latín "innovare", que se deriva de "novus", nuevo; está integrado por la raíz latina "nova", 'algo nuevo', el prefijo "in", 'integrar o introducir', y el sufijo "ción", que alude a un proceso. Así, innovación significa el proceso de integración de algo nuevo. A esta definición simple pero funcional, podemos agregar otras connotaciones de otros estudiosos de la innovación. Es el caso, por ejemplo, de Rogers, que desde una perspectiva sociológica, nos precisa que la innovación se concibe como tal de acuerdo al contexto determinado en donde se va a insertar. De esta manera, la innovación o el producto o servicio o proceso, que queramos insertar, tiene que ver con la percepción que tengan las personas que cohabitan en este contexto. Entonces, en otras palabras, podemos decir que la innovación es relativa al contexto en donde se va a insertar. En muchas escuelas, se pueden insertar procesos que se han utilizado en otras escuelas; sin embargo, el contexto es diferente y eso es muy importante para la perspectiva sociológica de Rogers. Otro elemento importante a considerar en la definición de la innovación es lo que señala Barraza respecto a que la innovación debe ser algo que nos lleve hacia la mejora continua. Es una evolución o una transformación de, a lo mejor, una realidad que ya no nos está funcionando. Es ir en contra de la inercia, de una rutina cuyos resultados ya no están siendo útiles para lograr nuestros objetivos. Las definiciones anteriores pueden aplicar para innovaciones en cualquier sector. Si reflexionamos, en particular, sobre el contexto educativo, ¿en dónde pueden ocurrir las innovaciones? La experiencia que me compartió Daniela corresponde a una innovación educativa en el ámbito didáctico, que comprende todas las innovaciones relacionadas con la enseñanza y el aprendizaje, incluyendo aquellas que implican algún tipo de novedad para la planificación didáctica, para las estrategias y recursos de enseñanza y aprendizaje y para la evaluación de los aprendizajes. Este es un ámbito en el cual todos nosotros como profesores podemos incidir. También pueden ocurrir innovaciones educativas en el ámbito curricular, que incluye a todas las prácticas que se realizan para generar, cambiar o evaluar planes de estudio y programas de asignaturas. De igual manera, la innovación educativa puede relacionarse con la toma de decisiones administrativas, a la normatividad, las prácticas y las políticas organizacionales, es decir, tener lugar en el ámbito institucional. Considerando que la innovación es un proceso que se puede desarrollar en cualquiera de los tres ámbitos que ya hemos mencionado, podemos decir que todas las personas que estamos involucradas en la educación podemos innovar, profesores, estudiantes, académicos, directivos y administradores. Las personas innovadoras son aquellas personas que cometen errores y aprenden de ese error; son personas que tienen un grado alto de tolerancia a la frustración y, entonces, son capaces de volver a intentar las cosas. Un reporte de Harvard Business Review señala que son personas que cuestionan a través de preguntas provocativas, a través de ¿por qué?, ¿por qué no?, ¿y si...?, que nos llevan a replantear la manera en cómo se hacen las cosas. Además, a partir de este cuestionamiento, son observadores, cuidan los detalles. Esto les lleva a también apoyar este replanteamiento de las circunstancias. Además, logran explorar el mundo y experimentan en el mundo, se atreven a trabajar en grupo y esto les permite tener perspectivas de muchas personas de diferentes campos. Esto, cuestionar, experimentar y trabajar en grupo, les permite asociar ideas, asociar preguntas, asociar problemas para generar soluciones creativas y que los lleva a perfeccionar cómo están haciendo las cosas. ¿Y realmente una persona innovadora nace como innovadora? Pues, no es así. El secreto está en practicar y practicar constantemente y reflexionar sobre lo que hacemos. Si tú te consideras como un innovador, seguramente te has dado cuenta que en el momento en el que reflexionas sobre lo que has hecho es el momento clave en el que puedes replantearte las formas en cómo estás haciéndolas. Cuestionar, observar, experimentar, trabajar en grupo y asociar ideas son elementos o actividades que tenemos que desarrollar para lograr ser innovadores. Seguramente, en las dos preguntas anteriores has respondido a dos o más acciones que desarrollan las personas consideradas como innovadoras. No te preocupes si aún falta que desarrolles algunas otras. Es una capacidad que se va desarrollando de manera sistemática con la práctica y la reflexión de lo que hacemos día con día. Ahora bien, ¿de dónde surgen las innovaciones educativas? Podemos encontrarnos con aquellas innovaciones que las instancias centrales nos piden que adoptemos, tales como los cambios curriculares en los planes de estudio y los programas académicos. Pero, como en el caso de Daniela, la mayoría de las ocasiones seremos nosotros, como profesores, quienes, de manera individual o colegiada, generemos las innovaciones, las probemos, experimentemos con ellas y, si tienen algún resultado positivo, las difundamos entre los mismos profesores. Generalmente, este tipo de innovaciones son mejor aceptadas, pues ¿quién mejor que nosotros para proponer innovaciones que ayuden a transformar y a lograr los objetivos de aprendizaje? En este sentido, es indispensable reconocernos como profesionales clave en la transformación de la educación. Visualizar cómo ocurre la innovación nos permitirá comprenderlo y transformar nuestra práctica docente de manera más fácil. Zabalza señala que la innovación es un proceso de cambio que ocurre en diferentes fases y se configura en diferentes contextos, en el cual están implicadas diferentes personas. El proceso de innovar inicia con la elaboración de la propuesta. Posteriormente, continúa con la fase de experimentación, donde la idea se pone a prueba. Una vez validada, la innovación se difunde para que sea adoptada por una comunidad y se generaliza su implementación a través de procesos precisos. Y culmina con una evaluación, aunque, en realidad, esta fase se presenta en todo el momento de innovación. Quizá pensamos que innovar es siempre llevar todas las etapas en un proceso lineal, con una gran sonrisa, pero en la realidad esto no ocurre así. Resulta que no solamente es implementar una idea, aplicarla y "voilà", "hemos tenido resultados positivos"; se trata de que vamos a tener la idea, a replantearla constantemente, a repensarla de manera iterativa. Esto indica que vamos a llevar diferentes emociones a lo largo de este proceso. Al igual que la educación, innovar es un proceso complejo que no se reduce a ejecuciones técnicas. Si has llegado hasta este video es porque estás interesado en transformar tu práctica docente y estás listo para marcar una diferencia en la educación. Una herramienta, como lo es el pensamiento de diseño o el "design thinking", como se le conoce en inglés, es una estrategia que te permitirá aterrizar la idea y convertirla en realidad, siendo que nos ayudará a sistematizar las dos primeras fases del proceso de innovación.