¿Recuerdan cuando eran pequeños y su mamá o su papá les decÃan: "eres muy responsable para ser tan pequeño" o "eres muy desorganizado y ya estás grande"? ¿Cuántos de esos comentarios se volvieron en aspectos negativos que afectan a tu vida hasta ahora, cuando ya eres un adulto? Por ejemplo, eres un impuntual, eres un desordenado, eres un grosero. Todas esas etiquetas que nos decÃan las personas conforme Ãbamos creciendo nos lo creÃmos como parte de nuestra identidad. Todos esos comportamientos nos lo repitieron tantas veces o, peor aún, nos lo repetimos nosotros mismos tantas veces, que se volvieron parte de nuestra identidad. La identidad la definimos como las creencias que tenemos sobre nosotros mismos. Es de suma importancia entender que lo que piensas de ti mismo va a determinar completamente cómo actuarás. Una persona, inconscientemente, que tenga la creencia de que es un vago va a actuar en consecuencia como un vago. Es decir, de una manera opuesta a la de un luchador. Nuestra identidad guarda un enorme poder, ya que es aquello que nosotros somos en esencia y, si no actuamos acorde a ello, nuestro cerebro podrÃa entender que estamos perdiendo parte de nuestra existencia, lo que equivaldrÃa a la muerte... si queremos ser muy extremistas. Piensen en una persona que aparentemente le va muy bien en la vida. Es guapo, inteligente, proactivo, exitoso y sumamente feliz. Ahora, reflexionemos un instante. ¿Te cambiarÃas por esa persona? Tu cerebro, tu esencia y tu ego nunca, bajo ningún concepto, bajo ninguna circunstancia, te permitirÃa algo asÃ, pues equivaldrÃa a tu muerte. En realidad, dejarÃas de ser tú. De aquà radica la tremenda fuerza que tiene nuestra identidad. Una identidad poderosa va a luchar hasta la muerte por ser lo que es y actuar como tal. Por eso, las personas nos cuesta tanto trabajo cambiar, dejar de hacer un comportamiento que no es del todo beneficioso para nosotros o incluso empezar a tener un comportamiento diferente que nos beneficiarÃa más, pues nuestra mente entiende que está muriendo al momento de cambiar un comportamiento. La clave y lo más importante es tener claro que, si queremos cambiar algo de nuestra identidad, lo podemos hacer cambiando los comportamientos. Primero, tenemos que identificar el comportamiento que no nos deja avanzar y, superimportante, decidir que lo queremos cambiar. Si no hay decisión, por más que lo intenten cambiar y cambiar por un comportamiento que te ayude a avanzar, no va a pasar. Segundo, repetir ese comportamiento las veces que sean necesarias para crear un nuevo hábito. Al final, un comportamiento repetido infinidad de veces logran cambiar nuestra identidad. Al final, solo es decirles y convencerlos de que esa etiqueta que no les sirve ya no es suya. Ahora ustedes son unas personas adultas que tienen el poder y la capacidad de ser diferentes. Debemos entender que estamos en un cambio constante y es muy importante ese cambio para dirigirnos a donde queremos llegar y cumplir nuestras metas.