A principios del siglo XX, el fisiólogo ruso Ivan Pavlov estaba estudiando la digestión en los perros cuando notó un fenómeno curioso. Pavlov observó que cada vez que le traían la comida al perro simultáneamente sonaba una campana. El perro salivaba cada vez que le traían su comida y con el tiempo descubrió que el perro salivaba de forma anticipatoria cada vez que sonaba aquella campana, aunque aún no haya llegado su comida. Con estas observaciones, Pavlov descubrió y describió lo que dio en llamar el "condicionamiento clásico". Postuló que en el condicionamiento clásico un estímulo neutro se une a un estímulo incondicionado y da una respuesta condicionada. ¿Qué quiere decir esto? El estímulo neutro es aquel estímulo del cual no se espera una respuesta determinada. El estímulo incondicionado es aquel tipo de estímulo del que se espera una respuesta incondicionada. Y así, cuando un estímulo neutro se une a un estímulo incondicionado, da una respuesta condicionada. ¿Qué quiere decir esto? Que antes había un estímulo que del no se esperaba algún tipo de respuesta, pero ahora hay un estímulo que la provoca. Con este hallazgo, Pavlov observó la asociación de un estímulo neutro, la campana, que se había asociado a un estímulo incondicionado, la comida. El condicionamiento clásico no es un concepto privativo de los animales. Las personas también funcionamos del mismo modo. Asociamos estímulos neutros, como el sonido de un teléfono, un aroma específico, el golpeteo de unas llaves en la puerta de entrada de la casa, con una respuesta aprendida. Con el concepto de condicionamiento clásico, Pavlov postuló una de las primeras teorías psicológicas acerca del aprendizaje. John Watson fue un psicólogo estadounidense muy interesado en las investigaciones de Pavlov. Watson consideraba que para que la psicología sea considerada una ciencia, se debía estudiar la conducta manifiesta, es decir, aquello que todos podemos observar dejando de lado la conducta encubierta o aquello que solo la persona puede hacer referencia, como son sus pensamientos, sus sentimientos. Para Watson, los psicólogos debían centrarse en la observación y la comprensión de los estímulos que provocan determinadas respuestas o conductas. A esta corriente se la conoció como "conductismo" y se basaba en el estudio de la mente desde la perspectiva estímulo-respuesta. En ese sentido, el conductismo consideró a la mente como una caja negra. Podemos observar qué ingresa y qué egresa, pero no podemos observar lo que sucede dentro de esa caja. De este modo, la psicología se dividió principalmente en dos líneas: aquellos, como Watson, que sostenían que la mente debía comprenderse como una caja negra y aquellos que buscaban comprender lo que sucedía en el interior de la mente, considerándola como una caja llena. Para los defensores de la caja negra, la respuesta se explica o se comprende observando el estímulo que la provoca, mientras que para los defensores de la caja llena, la respuesta se comprende estudiando qué sucede dentro de la mente. Es así como Watson llegó a afirmar que la personalidad no era más que el resultado de un conjunto de estímulos que provocaron una serie de respuestas. "Dame una docena de niños sanos, bien formados para que los eduque y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger: médico, abogado, artista, hombre de negocios y, sí, incluso mendigo o ladrón, independientemente de su talento, sus inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados".