A continuación, revisaremos los aspectos críticos para el éxito de un programa de cumplimiento. En primer lugar, es fundamental contar con el compromiso de la alta dirección. Para formar una cultura de cumplimiento con la normativa de libre competencia, lo primero que se requiere es el compromiso de la alta dirección de la compañía, que está compuesta por el directorio, el comité de directores o de auditoría, el gerente general o CEO, y los demás gerentes que componen el nivel superior jerárquico de la estructura organizacional. Una vez que existe este compromiso, la alta dirección debe de comunicar esta decisión a todos los integrantes de la empresa e instruir a los ejecutivos para que pongan en marcha la elaboración de un programa de cumplimiento, asignando fondos y personas para que trabajen en las distintas etapas que esto conlleva. A este nivel, es importante, además, capacitar a las personas de la alta dirección que lo requieran. Así mismo, un segundo elemento para el éxito del programa de cumplimiento es comprender y comunicar los beneficios del programa a toda la empresa u organización. Los programas de cumplimiento traen consigo múltiples beneficios que son convenientes de comunicar a la organización desde los inicios. Esto es importante, por cuanto muchas veces este tipo de programas se asocia con mayor burocracia, el establecimiento de impedimentos a la creación y realización de negocios con mayores costos asociados a contratación de abogados, más auditorías, implantación de nuevos sistemas de información, contratación de personas ad hoc, construcción de un canal de denuncias, etcétera. Los principales beneficios de un programa de cumplimiento son los siguientes. Refuerza una cultura de respeto a los valores corporativos y, además, da señales específicas respecto al comportamiento esperado de las personas que trabajan en el interior de la compañía o se relacionan comercialmente con ella. Sirve de ayuda a los ejecutivos para identificar y manejar los riesgos de libre competencia que puedan afectar el logro de las metas de creación de valor que la empresa se ha planteado. Ayuda a prevenir infracciones, you que todos los miembros que componen la empresa recibirán capacitación al respecto. Facilita la detección en caso que alguien cometa una infracción a la normativa. La Fiscalía considera que incluso existiendo una infracción, la implementación de un correcto programa de cumplimiento otorga tres grandes beneficios, posible rebaja de la multa a ser aplicada, en un contexto de requerimiento ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia; el uso oportuno del beneficio de la Delación Compensada en caso que se trate una colusión o cartel; y posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial. Finalmente, incrementa y protege la reputación corporativa, you que hace de la empresa un mejor lugar para trabajar y, además, logra que sea más valorada por parte de los grupos de interés que se relacionan con ella, es decir, los proveedores, consumidores, organismos reguladores, los propios competidores, sus accionistas, los acreedores, y la sociedad en general. [AUDIO_EN_BLANCO] >> Muchas gracias, Ricardo. Un tercer elemento para el éxito del programa de cumplimiento consiste en establecer un grupo de trabajo para diseñar y desarrollar el plan de cumplimiento en materia de libre competencia. Por lo general, este grupo de trabajo está compuesto por el fiscal o abogado jefe de la compañía, el encargado de auditoría, el ejecutivo a cargo del área de administración de personas y, al menos, un gerente de alto nivel que represente a algún área de este negocio. Esto último es importante para combinar la experiencia legal con la experiencia en negocios, y lograr así un equilibrio entre prevención y desarrollo de los negocios. En la aplicación de un programa de cumplimiento es importante saber balancear la creación de valor con la protección de valor. No se trata de que el programa sea una barrera ni un impedimento permanente para llevar a cabo los negocios de la compañía, pero tampoco se espere que sea tan flexible que no permita identificar y manejar los riesgos más relevantes que pueden afectar esos negocios y los objetivos estratégicos de la empresa. En las empresas más grandes se puede nombrar a un encargado de cumplimiento en materia de libre competencia, el ideal es que esta persona goce de autonomía e independencia respecto al gerente general o CEO, y demás gerentes de la empresa, y reporte ante el directorio o el comité de directores o ante el comité de auditoría. El cuarto elemento para el éxito de un programa de cumplimiento es la identificación, evaluación y gestión de los riesgos de libre competencia. El proceso de identificación, evaluación y gestión de riesgos, es un proceso complejo, sobre todo en empresas con diversas unidades de negocios, distintas políticas comerciales, y muchas líneas de productos. Para poder identificar y evaluar los riesgos de cumplimiento con la normativa de libre competencia, lo primero es contar con un modelo o método sistemático para realizar esta labor. En la literatura especializada, existen distintas metodologías que han demostrado ser exitosas. Por lo mismo, es recomendable que la empresa opte por algún modelo que sea conocido y utilizado a nivel internacional. A modo de ejemplo, uno de ellos es el modelo de marco de gestión del riesgo empresarial, publicado por COSO, y eso ustedes lo podrán encontrar en la página web. La versión actualizada de este modelo se publicó en septiembre de 2017 y está a disponibilidad de todos ustedes. A continuación, los invito a realizar la siguiente evaluación. [AUDIO_EN_BLANCO] Una vez definido el modelo, los siguientes pasos son, primero, identificar los eventos que podrían significar una infracción a la normativa. Segundo, llevar a cabo la evaluación de estos riesgos por medio de la estimación de la probabilidad e impacto económico y de reputación que pueden tener. Tercero, seleccionar las posibles respuestas y acciones frente a los riesgos, you sea evitar, aceptar, reducir o mitigar esos riesgos. En cuarto lugar, diseñar e implementar las actividades de control para ayudar a asegurar que las respuestas a los riesgos se realicen eficazmente. En quinto lugar, asignar responsables en las distintas áreas. Sexto, comunicar la información relevante de un modo y en un plazo que permita a la dirección y a las personas y unidades de la empresa asumir y cumplir con sus responsabilidades. Y en séptimo lugar, finalmente, supervisar todo el trabajo de gestión de riesgos de manera continua, con el propósito de ir incorporando los ajustes que sean necesarios. Para identificar los riesgos, se recomienda revisar, a la luz de la ley y normativa vigente, la organización, las políticas, en especial las políticas comerciales, los procesos, los contratos, la estructura de compensación de los ejecutivos, la documentación interna, los controles y las prácticas más comunes que aplican los ejecutivos de la compañía en su interacción con sus clientes, competidores, proveedores, distribuidores y otros grupos de interés. Así mismo, se valoran los riesgos relacionados a conductas o prácticas colusorias y aquellas conductas que revisamos en las unidades anteriores, como por ejemplo, abuso o posición dominante, intercambio de información sensible, riesgos vinculados a las asociaciones gremiales, interlocking y participaciones minoritarias y operaciones de concentración por medio de fusiones y adquisiciones.