[AUDIO_EN_BLANCO] El nueve de octubre de 1959 Gabriel García Márquez publica en la revista la calle un breve artículo denominado dos o tres cosas sobre la novela de la violencia en Colombia. En este él no solo hace un análisis de la producción literaria suscitada a través de la violencia, con mayúscula, sino que es en sí una síntesis de la forma en como el aborda la violencia en sus obras. El autor critica la novela de la violencia por ser excesivamente testimonial y por carecer de valor estético. En realidad él dice que el problema de esta novela fue el énfasis en la muerte y en la tortura. Y les leo una cita, el exhaustivo inventario de los decapitados, los castrados, las mujeres violadas, los sexos esparcidos y las tripas sacadas, y la descripción minuciosa con la crueldad que se cometieron esos crímenes, no era probablemente el camino que llevaba la novela. El drama era el ambiente de terror que provocaron esos crímenes. La novela no estaba en los muertos de tripas sacadas sino en los vivos que debieron sudar hielo en su escondite sabiendo que a cada latido del corazón corría el riesgo de que le sacaran las tripas. Y un poquito más adelante y teniendo a iii como referencia plantea lo siguiente, quienes vuelvan alguna vez sobre el tema de la violencia en Colombia tendrán que reconocer que el drama de ese tiempo no era solo el del perseguido sino también del perseguidor, porque no hay drama humano que pueda ser definitivamente unilateral. Si vamos a la mala hora, podemos ver que esta se distancia un poco del coronel no tiene quien le escriba, y de algunos de los relatos de los funerales de la mama grande. ¿Por qué? Porque en la mala hora se aborda la violencia de forma más explícita, de forma más directa mientras en las otras obras apenas se sugería si se quiere esta violencia, en la mala hora tenemos agresión, tenemos armas, tenemos tortura, tenemos muerte, tenemos privación de la libertad. Sin embargo una mirada detenida nos hace ver que el énfasis no está necesariamente en las muertes, de hecho solo mueren dos personajes en toda la novela. Sino en la atmósfera de terror. ¿Cómo se construye esta atmósfera de terror? Desde el título mismo, la mala hora, los pasquines dan inicio a esa mala hora, pero son quizá solo este detonante de una violencia que estaba a punto de estallar. Otro elemento fundamental para crear este ambiente, esta atmósfera de terror es el clima, el clima se presenta como una fuerza incisiva que aqueja a la población bien sea en la forma de un calor penetrante o de lluvias que no cesan. De hecho la gran mayoría de los personajes tiende a asociar el clima con el posible retorno de esta violencia. ¿Entonces qué vemos? Que los fenómenos climáticos no solo ayudan a captar si se quiere la interioridad de esos personajes, a captar el temor que ellos sienten frente la inminente llegada de la violencia sino que son el detonante que lleva a predecir ese futuro, a estar pensando en cuando va a ser el momento que esta violencia va a llegar. ¿Entonces qué tenemos? Personajes que no han olvidado este pasado de horror, personajes que saben que esta tregua es una tregua temporal que no va a ser duradera y en ese sentido el clima es como el que ayuda a cuajar todos estos elementos que fortalecen este ambiente de terror. Por otro lado esta novela se enfoca en la figura del perseguidor, tenemos el cura y el alcalde. Ambos presentan ciertos rasgos en común, ambos son representantes de una esfera del poder, el poder político y el poder eclesiástico. Ambos luchan contra alguna peste, la peste de los pasquines y la peste de los ratones y ambos en últimas ven lo que quieren ver, lo interesante es que a través del cura y del alcalde vemos el terror a partir de la óptica de quien lo instaura y lo perpetúa. En síntesis en la mala hora vemos que a pesar de que es una novela sumamente política y una novela que aborda de forma muy explícita la violencia, no, no estamos frente a un inventario de muertes, inventario de torturas. En la mala hora lo que vemos es la creación de una atmósfera de terror y la violencia vista desde la óptica del perseguidor.