[AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] El uso del término contrato, el sintagma, contratos inteligentes, no significa que exista propiamente un contrato legal, acuerdo jurídicamente vinculante. Pues en la mayoría de los casos y en los ejemplos anteriormente expuestos, smart contract hace referencia a una línea o secuencia de código informático, un script, un programa de ordenador que se almacena en una dirección de una red blockchain y que posibilita la ejecución automática pues de una determinada orden. Por ejemplo, en el caso expuesto del ascensor comunitario, que expusimos anteriormente, en el caso de incidencia técnica, el contrato inteligente se activará contactando con el servicio técnico y finalizada la actuación del servicio técnico automáticamente emitirá a la orden de pago al proveedor. Su funcionamiento responde pues a una lógica booleana. Si el evento X sucede, entonces la consecuencia Y se juntará automáticamente. En tal sentido, un contrato inteligente es un tipo de software que se programa como cualquier otro software y que posibilita ejecutar, llevar a cabo la tarea o tareas, según las instrucciones para las que se programó. El uso de smart contracts, contratos inteligentes, adquiere pleno sentido en el entorno blockchain y en el internet de las cosas, al posibilitar su interacción con prácticamente cualquier objeto que esté conectado al internet. El ascensor del ejemplo, automóviles, máquinas de todo tipo, electrodomésticos, maquinaria industrial, etcétera, edificios, etcétera. Y seguido el carácter inmutable, inalterable de la cadena de bloques ofrece la seguridad necesaria para que se pueda descartar la manipulación informática de los contratos inteligentes registrados en la red blockchain. Y el internet de las cosas contempla el control, de forma digital, de cualquier objeto conectado a internet. En consecuencia la idea de contrato inteligente dista inicialmente de la idea de contrato legal, en primer lugar, porque debe distinguirse, a pesar de su denominación, las meras secuencias de código informático sin relevancia jurídica, pues que permiten la auto ejecución, ejecución autónoma y automática de lo programado. Debe distinguirse ello de aquel acuerdo jurídicamente vinculante creado con el objetivo de producir efectos jurídicos, y al que les son de aplicación todas las cuestiones relativas al derecho de los contratos y que estará integrado por secuencias de código informático, you que el contrato legal inteligente estará integrado por secuencias de código informático, smart contracts para la auto ejecución de su contenido. A este acuerdo jurídicamente vinculante se le denomina smart legal contract, o contrato legal inteligente. Para insistir más en la diferenciación entre ambos, contratos inteligentes y contratos legales inteligentes, los contratos inteligentes que son secuencias de códigos informáticos, software autoejecutable permiten, como indicábamos, autorizar transacciones de tokens digitales en una red blockchain cuando se cumplen unas determinadas reglas preestablecidas para ello. Dicha automatización, de ciertos hechos o actos, pues se fundamenta, pues también como indicábamos anteriormente, en un algoritmo basado en funciones de lógica booleana, binaria, si A, entonces B. Y ciertamente algunas cláusulas de un contrato legal pueden responder a esta lógica booleana, esta lógica objetiva, objetivable pero ciertamente no todas ellas, pues los contratos su práctica totalidad, incluyen cláusulas interpretables que no admiten una ejecución automática, como a la indicada, basada en aquella lógica booleana. Estas cláusulas no objetivas o no objetivables no pueden ser incluidas dentro de un contrato inteligente, dentro de un smart contract, y dicha limitación de los smart contracts es extrapolable a todas aquellas circunstancias que necesiten de interpretación para ser verificadas, pues no obedecen, como decimos, a dicha lógica booleana. En cambio, con la expresión contrato legal inteligente se identifica a un contrato que efectivamente cumple con los requisitos esenciales de los contratos que establece la normativa legal, y que está integrado por el smart contracts que funcionan como herramientas para garantizar ex-ante la ejecución de de determinadas cláusulas del contrato, que admiten aquella adquisición automática. Lo cierto es que la evolución imparable de la tecnología ha logrado que hoy sea perfectamente imaginable celebrar contratos legales inteligentes, legibles por las personas y por sistemas informáticos, a su vez, como, por ejemplo, los denominados contratos ricardianos, que están formalizados en documentos digitales estándar, como en PDF y escritos en lenguaje natural, por lo tanto comprensibles por los seres humanos y firmados y verificados criptográficamente y que son autoejecutables en parte de su contenido, mediante el uso de smart contracts en un entorno blockchain, al contener en su texto, insertos en lenguaje Mac app que es detectable, precisamente, por los de smart contracts, por este software y, como decimos, estos insertos de Mac app son subyacentes y dichos contratos inteligentes están subyacentes en el documento digital. En todo caso, la consideración de un contrato inteligente como contrato legal dependerá de que se ajuste a los conceptos tradicionales del derecho contractual dándose los elementos esenciales exigidos por las normas civiles o mercantiles y las referidas a la contratación electrónica. Fundamentalmente, en un contrato legal inteligente las partes contratantes establecen los términos del contrato, y se infieren en su texto, contratos inteligentes, smart contracts para la ejecución, la autoejecución de determinadas cláusulas. El contrato legal se almacena en una dirección específica de la red blockchain, como Ethereum, y cuando el evento contemplado en el contrato legal ocurre, por ejemplo, un pago, por ejemplo, la verificación de un resultado, de un evento deportivo, automáticamente la cláusula en la que subyace uno de aquellos smart contracts, se ejecuta por acción de este smart contract, programado por alguien que conoce el lenguaje informático, pues se ejecuta sin la intervención de las partes contratantes y ejecuta la consecuencia que han acordado. Como señalábamos, el uso de contratos inteligentes adquiere pleno sentido en el entorno blockchain y en el internet de las cosas, pues es en la interacción con el mundo real donde adquiere plenamente sentido el uso de contratos inteligentes. Por ejemplo, en un contrato legal inteligente de apuesta, la ejecución automática del pago del premio puede estar condicionada a la verificación de un resultado de, por ejemplo, un evento deportivo. Es decir, la verificación del acaecimiento del evento seleccionado, un evento deportivo, por ejemplo, que no se encuentra registrado como tal en la cadena de bloques, no depende de los contratos inteligentes subyacentes en el contrato legal inteligente, sino que es necesario recurrir a un agente externo, a un tercero que nos brinde dicha información, es decir, una fuente externa al contrato y que son los denominados oráculos, que se conocen como oráculos. La interacción de esta fuente externa, de este oráculo con eñ smart contract que subyace en la cláusula concreta del contrato legal inteligente, permite recabar e incorporar inmediatamente aquella información externa verificable necesaria para la ejecución de lo acordado. Si gana el equipo X, el smart contract automáticamente emitirá la orden de pago, según lo acordado por los contratantes, y que así conste en el contrato legal inteligente. En este caso, el oráculo puede ser, en este caso del ejemplo, puede ser una web, una web determinada a la que las partes contratantes se remiten expresamente en el contrato, por ejemplo. Verificado el cumplimiento de la condición, por dichos servidores de información, por dichas fuentes externas y remitida la misma al smart contract yacente en el contrato legal inteligente, pues se ejecutará el contenido del contrato, de conformidad con lo preestablecido por las partes, produciéndose pues los efectos propios del negocio jurídico. Y como en el ejemplo estaríamos en un contrato legal inteligente, un contrato de apuesta, nada obstaría a que ante la remisión, por ejemplo, de información errónea, o de información falsa por aquel oráculo, por aquella fuente externa, y que desencadenara la ejecución automática del smart contract, en un determinado sentido, pues el perjudicado por la remisión de esta información falsa y esta auto ejecución del contrato, pues el que esté perjudicado, ejercite las correspondientes acciones judiciales ante los tribunales. Porque en definitiva, el contrato legal inteligente reviste la forma de contrato legal, cumple con los requisitos que son exigidos por la normativa legal, y, por lo tanto, aquel perjudicado puede ejercitar aquellas acciones, si así lo estima, de acciones judiciales que le correspondan. Las posibilidades de aplicación de contratos inteligentes pues se revelan muy, muy extensas, la automatización de pagos de todo tipo, la automatización de compraventas, de productos y servicios durante períodos de tiempo determinados. En materia de seguros, automatizado precisamente el sistema de pagos ante incidentes, en apuestas, como en el ejemplo expuesto, votaciones de todo tipo, en la gestión digital de derechos de autor y un largo etcétera. En general, los contratos legales inteligentes y contratos inteligentes serán de aplicación en la ejecución de todo aquello que sea disponible y que para llevarse a cabo no requiera de interpretación o intervención humana. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]