[AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] Solemos imaginarnos a un robot, por su aparición en el cine, como una máquina que tiene forma antropomórfica, es decir, forma humana, que actúa o parece actuar de forma autónoma y que parece interactuar con las personas. Las personas tienden, de forma automática, a atribuir rasgos físicos a un robot de forma semejante a una persona o a un animal. La existencia del vocablo robot se debe a Josef Capek, de origen checo, que lo empleó en 1920 en una charla con su hermano Karel, y lo dio a conocer en una obra de teatro titulada R.U.R. La expresión deriva de una palabra checa, robota, que significa esclavo, trabajador. La locución robotista la creó Isaac Asimov en 1941 para referirse a aquel que estudia o construye robots. Sin embargo, un robot es mucho más que eso, o como mínimo, desde un punto de vista tecnológico, un robot no se ciñe al supuesto del imaginario colectivo. Dependiendo de lo que se entienda por robot, y cómo este se nos represente a nosotros, desde el punto de vista del derecho, tendrá una configuración u otra, y eso va a implicar la aplicación de determinadas normas sobre responsabilidad civil u otras. Por tanto, no todos los supuestos deben ser tratados de la misma manera, desde el punto de vista legal. Un concepto tecnológico de robot, que puede abarcar todos los posibles supuestos podría ser el siguiente. Se trata de un sistema que es capaz de percibir el entorno o contexto en el que se encuentra, que puede procesar la información para planificar una determinada actuación y ejecutarla. Este concepto se comprenden tanto los robots máquinas, como las entidades de inteligencia artificial. En el primer grupo, los robots máquinas abarca tanto un brazo mecánico en una línea de montaje, por ejemplo, en el mundo de la automoción, cómo una máquina que actúa de forma autónoma a partir de un programa de ordenador para una finalidad concreta, como sería el caso de un aspirador, el conocido rumba. En el segundo supuesto, las entidades de inteligencia artificial se comprenden un abanico de supuestos, cuyo denominador común consiste en tratarse de algoritmos que se escriben en código binario, y que pueden responder a una finalidad prediseñada, o bien, que son capaces de tomar decisiones autónomamente, o incluso, muchas de esas decisiones son imprevisibles para la propia persona o el grupo de personas que lo han creado. Estos últimos se denominan agentes, y pueden comunicarse entre sí. Se trata de la comunicación máquina a máquina. Se diría que tienen vida propia. Es el conocido caso del supercomputador creado por IBM, que se conoce con el nombre de Watson o doctor Watson. Este supercomputador es capaz de analizar a una velocidad inimaginable para el ser humano una enorme cantidad de datos y establecer diagnósticos relativos a la enfermedad del cáncer, como propuestas de tratamiento de esa enfermedad con un acierto notablemente superior al de un médico experto. Esta conexión entre agentes se conoce también con el nombre de sistema de multiagentes o sociedades de agentes. Otro supuesto de este segundo grupo serían los robots asesores o robo-advisors en el mundo de las altas finanzas, pero existen muchos más. La inteligencia artificial, en forma de agente electrónico o agente autónomo, puede aplicarse a cualquier ámbito del saber. Los drones, los coches completamente autónomos, forman parte también de este segundo grupo de robots, y pueden responder a un programa prediseñado, o bien, que se les permita pensar a ellos mismos, que tengan capacidad de aprendizaje en función de la información que, en cada momento, van procesando y van almacenando. También, la información que reciben de otras máquinas al estar conectado con ellas. Es otra aplicación más del internet de las cosas. De todo ello se desprende que una máquina, que está dirigida por control remoto por una persona o que es semiautomática, como sucedería con algunos drones o algunos vehículos sin conductor, no puede considerarse un robot. Tres actividades básicas debe realizar un sistema para que lo consideremos un robot. En primer lugar, tiene que percibir o sentir, es decir, acumular información sobre el entorno, para lo cual utiliza toda una serie de sensores que generan una cantidad tremenda de información. Esa información es procesada rápidamente para evitar que el sistema se bloquee, teniendo además en cuenta que, al poseer la máquina diferentes sensores que van captando determinada información, esa información puede entrar en conflicto, puede ser contradictoria, y entonces, es necesario que esa información se concilie para que desaparezca la contradicción, y eso se hace mediante algoritmos, que son los encargados de que toda esa información sea coherente para permitir que el robot, la máquina, pueda ejecutar una tarea, una función de forma eficiente y segura, sin riesgos, y minimizando los posibles daños que pudiera ocasionar. El segundo elemento que nos define el robot es la planificación. Debe planificar. Una vez el algoritmo ha analizado el entorno, tiene la información, la ha procesado, tiene que planificar toda una serie de acciones que van dirigidas a una o a varias finalidades concretas. La planificación supone que tiene que seleccionar acciones o determinadas situaciones, determinados comportamientos que van a realizarse en el futuro a partir de la información que tiene del pasado y del presente. Y el tercer elemento fundamental es, you propiamente, actuar. Es decir, una vez se ha planificado la acción futura, lo que tiene que hacer es ejecutarla. Lo tiene que hacer lo suficientemente rápido como para responder en cuestión de milisegundos a cualquier circunstancia externa imprevisible que el entorno le presente. Para eso, lo que hace la máquina es trazar un plan. Normalmente, utiliza un sistema electrónico frente al que tradicionalmente se utilizaba como control mecánico o hidráulico. La actuación va a afectar al entorno o contexto en el que la máquina, el robot, se encuentre, produciendo también cambios o modificaciones en ese entorno. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]