Con el objetivo de preparar a la organización a desarrollar una cultura de gestión ágil, se sugiere a manera de guía, utilizar modelos sencillos de autoevaluación de gestión que nos permita de alguna manera desarrollar capacidades adaptativas ágiles, en forma efectiva y autosustentable en el tiempo. De esta manera, el modelo de autoevaluación de gestión ágil comprende ocho áreas estratégicas, que están organizadas en dos grandes grupos. Por un lado, tenemos las áreas de acción, que son las protagonistas, las centrales y, por otro lado, tenemos las áreas de conexión, que lo que permiten es una transición entre un área de acción y otra. Entonces, ¿la idea cuál es? La idea es hacer una autocrítica de la situación actual de la empresa a la luz de las áreas, de tal manera poder hacer un plan de acción de mejora que sea efectivo y autosustentable. En lo que hace las áreas de acción comprende: la gestión de procesos, la gestión de indicadores y resultados, la gestión de organización y personas, y también aprendizaje e innovación. En la gestión de procesos, debemos tener en cuenta las limitaciones y restricciones más importantes, haciendo revisiones y repensados periódicos. En lo que hace gestión de indicadores y resultados, se propone realizar transparencia de la información relevante que permita un adecuado autocontrol a nivel organizacional. En organización y personas, se deberían implementar dinámicas organizacionales a través de equipos interdisciplinarios autogestionados que interactúan en forma alineada con el resto de la organización. En relación a innovación y aprendizaje, se sugiere desarrollar ámbitos de aprendizaje e innovación multidisciplinarios que permiten instaurar una cultura de organización abierta, tanto en lo interno como en lo externo a la empresa. En lo que hace a las áreas de conexión, comprende: la gestión de procesos y recursos, gestión en la cadena de valor del negocio, liderazgo organizacional, y estrategias y objetivos. En términos de tecnología y recursos, se debe disponer del equipamiento, infraestructura y tecnologías necesarias de acuerdo a las tendencias de los entornos adaptativos, con su correspondiente adecuación en su uso por parte del personal. En lo que hace a la cadena de valor del negocio, se promueve desarrollar ámbitos de cooperación interorganizacional con clientes y proveedores claves que permitan la innovación y la mejora sustentable. En relación al liderazgo, se sugiere lograr compromiso e involucración de la dirección en el desarrollo y crecimiento de los empleados, promoviendo la autonomía de decisión y el trabajo en equipo. En lo que hace a objetivos y estrategias, se debería identificar una propuesta de valor efectiva de acuerdo a las necesidades adaptativas de clientes y las tendencias del mercado a través de la definición de objetivos y estrategias claras y explícitas. En función del análisis que se haya realizado utilizando el modelo, la idea es identificar las restricciones, limitaciones, cuellos de botella más importantes a la luz de cada área, de tal manera de poder hacer un cambio organizacional adaptativo, efectivo y sustentable en el tiempo. Esto lo deberíamos hacer a la luz de dos criterios claves, que son los mismos criterios que se utilizan en cualquier cambio organizacional. Por un lado, tenemos la factibilidad, que no es otra cosa que de alguna manera medir el grado de esfuerzo que representa hacer ese cambio y por otro lado, el impacto, que lo que mide es el grado de alcance que tenga este proceso de cambio. Esto deriva en cuatro líneas de acción. Por un lado, podemos tener el caso de analizar conveniencia, que es el caso donde el impacto que tenemos no es relevante. Por otro lado, tenemos la planificación cuidadosa, en la cual, si bien el impacto es relevante, también el esfuerzo es importante. Por otro lado, tenemos el caso de priorizar la implementación, que es en el caso en el cual tenemos un impacto relevante y factible. Y por último, el descartar, donde el impacto no es relevante y el esfuerzo es muy importante. Ahí podríamos pensar que no tiene sentido en poder aplicar el proceso de cambio.