Alguna vez te has puesto a pensar, ¿cuál es el regalo más grande que tú te puedes hacer a ti y es absolutamente gratuito? Date unos momentos. No, no es ser feliz. No, no es estar sano. No, no es estar vivo. ¿Qué pensarÃas si te dijera que el más grande regalo que tú te puedes hacer a ti es "darte cuenta"? Me vas a decir: "¿darme cuenta, Santiago?". SÃ, porque "darte cuenta" te permite conectarte con la vida, porque "darte cuenta" significa dejar de formar parte de la masa, de este gran volumen de zombis, de personas que viven en el automático. El 99 por ciento de la población habita ese espacio. ¿Y qué es lo que ha ocurrido? Bueno, pues hemos venido entrenándonos a lo largo de nuestra vida; si tienes 20, si tienes 30, si tienes 40, si tienes 50 años, has venido a entrenándote a lo largo de toda tu vida a desconectarte. Es tal la cantidad de estÃmulos externos, visuales, auditivos, radiofrecuencia, tal contaminación, que estamos todo el tiempo siendo bombardeados, materialmente avasallados, que entonces nos hemos venido entrenando para desconectarnos y desconectarnos y desconectarnos. Y lo hicimos muy bien, pero nos fuimos al otro extremo y entonces hoy vivimos total y absolutamente desconectados y dejas de darte cuenta de lo que está ocurriendo a tu alrededor. No sabes qué es lo que está pasando con tu pareja, con tus hijos, con tus hermanos, con tus amigos, porque estás en tu conversación interior y dejaste de darte cuenta, dejaste de vivir. Parece ser que entonces nos la pasamos todo el tiempo sobreviviendo. Y si el regalo más importante de tu vida es "darte cuenta", ¿para qué te sirve "darte cuenta"? Pues te sirve para poder hacerte cargo. Si sigues en el automático, muchas personas van a tomar decisiones por ti o vas a tomar decisiones demasiado tarde, o cuando te des cuenta, ya no puedes hacer nada. De lo que se trata entonces es que te des cuenta en tiempo real. Podemos hablar de cinco niveles del darse cuenta. El 99 por ciento de la población vive en el primer nivel. ¿Y esto qué es? No me doy cuenta de que no me doy cuenta y, además, para todo tengo justificación. Eso es terrible porque es vivir total y absolutamente desconectado. Segundo nivel, 0,6 por ciento de la población vive en este segundo nivel. ¿Y esto qué es? Me doy cuenta y a pesar de que me doy cuenta de todas maneras me justifico. A esto lo podemos bautizar como autoengaño perverso. Si ya te diste cuenta, por favor no te justifiques y verdaderamente hazte cargo. Luego vamos al tercer nivel. El tercer nivel es 0,2 por ciento de la población. ¿Y esto qué es? Me doy cuenta después de que ocurrieron las cosas y me hago cargo después de que ocurrieron las cosas. ¿Te estás haciendo responsable? SÃ, es correcto, pero lo estás haciendo "too late", demasiado tarde y entonces a este espacio le llamamos control de daños. SÃ, yo fui, yo me hago cargo. Y entonces, vamos al cuarto nivel, 0,1 por ciento de la población del mundo. ¿Y esto qué es? Me doy cuenta cuando están ocurriendo las cosas y me hago cargo cuando están ocurriendo las cosas. Eso, eso es ser responsable en tiempo real. No estoy sobreviviendo, estoy viviendo. Me estoy dando cuenta. Y una vez que desarrollo esta habilidad y la pongo en práctica una y otra y otra vez, entonces llegamos al quinto nivel. Y no, no es ser prestidigitador ni adivinador, pero, simplemente, cuando desarrollas esta visión panorámica, entonces, te das cuenta cuando eso viene para acá, eso viene para acá, esto viene para acá y tú decides si quieres salir en la foto o te quieres mover. Y esto es anticiparse a las cosas. Ojalá y desarrolles esta habilidad de "darte cuenta". Va a cambiar tu vida.