¿Alguna vez te has puesto a pensar quién es poseedor de la verdad? ¿Te has puesto a pensar si existe una realidad absoluta? ¿Hay una verdad 100 por ciento objetiva? Yo conozco a personas que piensan que son poseedores de la verdad, que han leÃdo mucho, que han estudiado mucho y que, entonces, se paran en una posición y yo les digo que es una enfermedad. Nos enfermamos de querer tener la razón y nos enfermamos de querer hacer siempre las cosas a nuestra manera. Cuando yo pretendo ser poseedor de la verdad, dejo de escuchar a los demás. Como dirÃa uno de mis maestros, el doctor Humberto Maturana: "Existe efectivamente una verdad absoluta, existe una realidad objetiva, pero nuestra propia biologÃa, nuestros propios sentidos, nos limitan a que podamos acceder a esa verdad absoluta o esa realidad objetiva". ¿Esto qué significa? Que tú y yo podemos ser testigos presenciales de un mismo evento, y no solo lo que percibes, sino lo que interpretas te lleva a construir una realidad. Y entonces tú y yo, quizá, percibimos lo mismo, pero lo interpretamos diferente. Y tú lo ves como algo extraordinario y yo como algo terrible. ¿Quién está bien y quien está mal? Ni tú estás bien ni yo estoy mal o viceversa. Simplemente, construimos realidades diferentes, porque nuestras costumbres, nuestros hábitos, nuestros modelos mentales, nuestra memoria histórica, que son los que conforman nuestra interpretación, son diferentes. Si estuviéramos 100 personas en un auditorio y, de repente, al frente de ese auditorio ocurre un accidente y nos van sacando a los 100 de uno en uno y nos van entrevistando y luego nos regresan al salón y quizás del lado derecho sientan a 80 personas que describieron el evento totalmente igual. Con palabras diferentes, pero lo describieron muy, muy parecido. Y luego al centro sientan a 15 personas que dieron muchos datos que estos 80 no dieron. Pero de este lado, sientan a 5 personas que describieron el evento totalmente diferente a los otros 95. ¿Quién está mintiendo? Nadie. ¿Todos están diciendo la verdad? SÃ, su verdad. Esto es importante que lo notemos. Nadie es poseedor de la realidad. Nadie es poseedor de la verdad absoluta. Cada quien construye su verdad. E insisto, como dirÃa el doctor Maturana, entonces, la verdad es un consenso. La verdad, la realidad, son acuerdos. Si tú y yo tenemos verdades diferentes, requerimos aprender a negociar. Porque si tu visión y mi visión son diferentes y yo me paro en esta posición de yo estoy bien y tú estás mal, entonces, vamos a empezar a tener conflictos, vamos a empezar a tener diferencias. Bien lo decÃa este hombre que participó en la Revolución Francesa, Voltaire. "Podré no estar de acuerdo contigo, pero defenderé hasta con mi vida tu derecho a expresar tu opinión". Y esto es grandioso, porque tú puedes ser poseedor de una verdad y yo ser poseedor de otra verdad y eso no significa que yo estoy bien y tú estás mal, o viceversa. Y entonces, tú tienes el derecho a expresar tu opinión y yo puedo no estar de acuerdo contigo. Y como dirÃa la filosofÃa Zen, seamos capaces de construir acuerdos. Si lo que tú me propones a mà no me sirve y lo que yo te propongo a ti no te sirve, porque somos constructores de verdades diferentes, seamos capaces, entonces, de construir algo que la filosofÃa Zen le llama "el camino del puente" o "la tercera opción", ni lo tuyo ni lo mÃo, lo nuestro. Seamos capaces, entonces, de construir verdades a partir de consensos.