¿Sabías que el estrés puede ser un gran potenciador de la efectividad? Sí. Existen dos tipos diferentes de estrés el eustrés y el distrés. El primero, es el que nos motiva a actuar, nos genera energía. No importa cuántas actividades tengas, siempre que te sientas capaz de responder a ellas, vas a activar el organismo y vas a pensar más rápido, lo cual es positivo. Las dificultades aparecen en el segundo, en el distrés, que es el estrés negativo. Cuando este ya se vuelve crónico, porque nos afecta el sistema inmune, nos reduce la atención, nos limita la memoria y nos genera problemas gastrointestinales y cardíacos. Por eso, cuando estamos estresados, nos da el problema del colon irritable, nos da la gastritis y nos dan todas las "itis", se nos da el orzuelo, se nos bajan las defensas. Pero, ¿dónde está la clave? En identificar los límites entre el uno y el otro. Ahí es donde mindfulness puede ser tu arma secreta. Hay un neuropsicólogo muy interesante que se llama Álvaro Bilbao y él nos habla acerca de cómo el estrés puede ser considerado como una hormona que activa los sistemas de atención sostenida y focalizada del cerebro. Piensa que es como que activa la zona de urgencia. Esto hace que nos concentremos en una tarea única. Tienes que acabar ese informe y solo piensas en él. Tienes que resolver ese problema y solo piensas en él. ¿Esto qué hace? Que determinados procesos cognitivos vayan a mayor velocidad, pero otros se vean afectados. Después de que la adrenalina se libera y el cortisol, que es la hormona del estrés, es un momento en el que es clave que paremos y entendamos qué tan desbordados estamos, porque los niveles bajos de tranquilidad y los niveles altos de activación cerebral no estimulan el rendimiento intelectual. Un cerebro estresado es un cerebro apagado. Cuando estamos en un nivel intermedio, logramos ser efectivos. ¿Cuál es la clave? Aprender a detectar cuándo tenemos niveles altos de noradrenalina, cuando estamos tan ansiosos que corremos por todos lados, pero no hacemos nada. Y darnos cuenta también cuándo surge el cortisol. El cortisol es una hormona muy complicada porque es la que nos da la ansiedad del chocolate, del brownie y de la harina. Ojalá nos diera ansiedad de un repollo o de una lechuga. Entonces, cuando aprendemos que podemos tener control, todo esto cambia. ¿Qué podemos hacer? Tomar inhalaciones durante cinco minutos, darnos cuenta de que es un reto que podemos superar y decirnos: "estoy activado para hacer esto, me siento motivado". Ese es el momento para aprovechar el estrés positivo. Recuerda que, tradicionalmente, nos han dicho que lo que creemos, creamos. Tu cerebro no tiene sentido del humor y es muy importante que tú asumas una posición de poder con tu cuerpo, con las manos en la cintura o erguido. Siempre, estando derecho, hace que los neurotransmisores circulen mucho mejor. Hay un ejercicio que es el de la pelota antiestrés. Miren, nadie sabe usar esa pelota, porque jugamos con ella, le hacemos así. El ejercicio es: coger la pelota, tomar inhalación y apretarla durante cinco segundos. Después de que la aprietes durante cinco segundos, exhalas lentamente y la sueltas. Ese ejercicio tan sencillo te ayuda, no solamente a recuperar la calma, sino a direccionar tu atención hacia el estrés positivo. Entonces, ¿qué quiero que hagas ahora? Segundo ejercicio. Para por un minuto y cierra los ojos o baja la mirada, como te sientas más cómodo. Después, escucha los sonidos que tienes alrededor. Esto te ayuda mucho a estar presente en el aquí y el ahora. Si no lo puedes hacer porque vas conduciendo, entonces, coloca una canción que te motive, que te suba la energía, que te haga sentir muy feliz. En lugar estar escuchando las noticias, escucha música que te ayude a ir como más relajado. Lo otro que puedes hacer es hacer ejercicios de estiramiento. Tu cerebro no funciona adecuadamente de manera sostenida por más de 90 minutos. Entonces, puedes trabajar por bloques. Te colocas 15 minutos, te paras, te estiras, te mueves y vuelves y trabajas. Tenemos que perderle el miedo al estrés, el estrés no es el enemigo. El problema es que no hacemos actividades que nos ayuden a equilibrarlo. El cuerpo necesita moverse para poder estar en equilibrio. Y ahí hay una clave, es muy distinto movimiento que entrenamiento. Movimiento es: estoy durante una hora trabajando, me paro, camino y vuelvo y me siento a trabajar. Entrenamiento es cuando tú llegas a la casa, te cambias la ropa, te colocas los zapatos de hacer deporte, los tenis y sales a entrenar, ya sean 10, 15 o 20 minutos. El beneficio para tu cerebro es muy grande. Porque te ha pasado que llegas a la casa y te duele como detrás de los ojos, no sabes decir dónde te duele y te sientes con la cabeza gigante. En ese momento estuviste mucho tiempo con el córtex cognitivo encendido. Lo único que te va a ayudar a poder descansar es activar el córtex motor. Porque, ¿qué pasa? Uno dice: "estoy rendido", me acuesto. Tipo tres de la mañana, te va a despertar el cerebro, "¿qué hubo?" "¿En qué íbamos?" Y vas a volver a la rumiación y al otro día vas a estar muy cansado. En ese instante en que tú dices: "me voy a mover, me voy a activar", tienes dos opciones: salir, caminar, hacer cualquier tipo de actividad física, o dos, tener sexo. ¿Por qué? Porque necesitamos liberar dopamina, necesitamos sentirnos bien antes de irnos a la cama para que podamos tener un sueño reparador. Cualquiera de las dos actividades te va a ayudar a recuperarte. ¿Qué es importante? Hay que hacerlo. Porque muchas veces digo: "estoy tan cansado que solo quiero dormir". Entonces, puedes ir, hacer actividad física, darte un baño de agua caliente y ya disponerte a dormir. Mira que ahora que estamos hablando de las sensaciones y de cómo convertir al estrés en nuestro aliado, hay pequeños pasos que a medida que los vas haciendo, vas como generando nuevas conductas, vas reemplazando hábitos y vas enseñándole a tu cerebro de que puede pasar de reaccionar a responder, haciendo pequeñas prácticas un día a la vez. Aplícalas y seguro que vas a ir viendo los cambios.