[MÚSICA[ [AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] El estilo es fundamental y consiste en la marca o el sello que el periodista da, no solo a la redacción de su nota, sino también a la manera de presentar diferentes acontecimientos, hechos distintivos de aquello que se está reportando. Estamos hablando de que hay géneros como la nota periodística, en la cual no es tan fácil imprimir un sello o un estilo, debido a que en ese esquema se privilegia la aportación de los datos específicos, de los hechos concretos. Sin embargo, una recomendación para quienes están iniciándose en el ejercicio periodístico es el que se busque no dejar de una manera plana, una manera rutinaria, la elaboración de esas notas periodísticas. Pueden intentarse varias formas en las cuales lo que hay es, fundamentalmente, el hacer entradas compuestas, el hacer algún tipo de variaciones respecto a la manera de presentar estas notas. Es una de las fórmulas que permiten que la nota no sea tan chata, que no consista nada más en la elaboración del sujeto, verbo y predicado, sino que hagamos entradas compuestas, que busquemos hacer entradas cortas, llamativas, a veces entradas que en esencia, como lo marcan los cánones del caso, signifiquen, pues, la concreción del asunto informativo. Pero hay otros géneros, particularmente la crónica, en la que va en ascenso la capacidad y la disposición del periodista para pasar del hecho periodístico como tal, hacia una elaboración más cercana a lo literario. La crónica consiste en la manera de presentar algo con todos los factores circundantes, con todos los hechos que dan contexto de tal manera que se puede aspirar a tener una crónica que signifique traspasar los linderos del periodismo estricto y entrar también a los terrenos, incluso, literarios. Es decir, la crónica periodística permite, con mucha frecuencia, entrar al detalle de una parte específica del gran escenario, para, a partir de ella, ir dibujando, ir explicando, ir detallando, determinado hecho concreto. Me refiero, por ejemplo, en el periodismo político, con frecuencia en los actos que se realizan en grandes escenarios con multitudes, en estrados poblados de políticos, de funcionarios, de activistas, es posible que el detalle de la forma como va vestido determinado personaje, el rumbo hacia donde tiende su mirada en determinado momento, quiénes le acompañan y le rodean, puedan ser los elementos a partir de los cuales, como en un <i>zoom</i> televisivo, se vaya abriendo toda la visión del periodista para ir explicándole al público a quien lee, a quien escucha o a quien ve, lo que sucedió en determinado momento. Y se llega finalmente, creo yo, al momento en el cual es la culminación del estilo periodístico, cuando una persona puede leer determinado texto y en ese mismo sentido, darse cuenta de que lo redactó determinada persona. ¿Cómo se llega a ese nivel? Creo que se llega buscando siempre precisión. Es importante que por más vuelos y revuelos que nos permitamos como periodistas, recordemos que es fundamental la precisión en la información. De nada sirve la gran capacidad literaria si se descuida la precisión periodística. Un periodista tiene que fundar, tiene que sustentar, cimentar ese desarrollo de su nota, reportaje, crónica, columna, o artículo de opinión, a partir de hechos concretos que debe relatar de la manera más precisa que sea posible, y desde luego, de una manera veraz y confirmable, porque sino, de otra manera, privilegiamos el volar de la pluma y no la precisión de los hechos a relatar. Creo que en ese sentido, el estilo periodístico es la firma personal que un periodista puede llegar a tener, pero no se va a dar ni de la noche a la mañana, ni de manera automática, ni de una manera garantizada. Puede haber muchos periodistas que puedan pasar toda su vida profesional sin lograr encontrar ese sello, ese estilo, porque también corresponde a algo que es importante. El periodista debe leer mucho. Debe leer literatura, debe leer ensayo, debe leer mucha información y debe tener mucho contacto con las varias maneras de redactar que se tienen en este caso en las notas o el periodismo en español. Creo que es muy importante que enriquezcamos nuestra cultura y nuestra visión para poder poner ese sello del estilo en nuestro trabajo. Si no se realizan estas características y el periodista no busca tener un estilo propio, se convierte solamente en un maquilador de noticias, que con frecuencia lo vemos, o en conductores de noticias que son solamente lectores de lo que les ponen enfrente y que son pasanotas que van pasando una nota tras otra, pero no dan explicación, no ayudan a entender, y en ese sentido, es importante que el periodista de los diferentes medios que pueden ser impresos o electrónicos pueda realmente vincular su trabajo con un ejercicio en el cual ponga ese sello de la visión que tiene y la carga que pone en determinado hecho. No es que luchemos con la objetividad como una especie de barrera de contención que con frecuencia nos es impuesta y aquí entro a un terreno que es polémico, pero el periodista, desde el momento en el que busca el enfoque de una nota, desde el momento en el cual privilegia o la declaración, o el hecho, o la respuesta, o la protesta, está obviamente entrando en una calificación subjetiva de un hecho concreto. Lo que tiene que haber es equilibrio, que el reportero, que el periodista, equilibre su información. Que dé voz a las diferentes partes y que cuide que estén expresadas de una manera puntual. Tiene que haber justicia en ese sentido, en la exposición del material informativo, pero desde luego, porque con frecuencia nos hablan de este concepto de la objetividad, no es lo mismo ser objetivo que ser equilibrado y justo en el manejo de la información. La nota informativa tiene que ser en ese sentido, tiene que tener la objetividad que proviene del traslado de los hechos a la nota o al reporte que se haga. Pero desde luego, siempre hay una carga subjetiva. Cuando esa carga subjetiva llega a convertirse en esa firma, en ese sello específico, es cuando llegamos ya al momento del estilo periodístico. Nunca un periodista está consolidado. Puede llegar a tener espacios fuertes, reconocidos. Puede tener fama, pero la verdad es que el periodista debe de entender que con mucha frecuencia el medio crea esa personalidad, y que esas personalidades, con frecuencia, dependen de ese medio, por lo cual hay que preguntarse en esta época de redes sociales y de muchos nombres periodísticos que constituyen virtualmente casi una marca comercial por sí mismos, qué tanto esa dependencia del medio está siendo superada en la actualidad. Creo yo que un periodista siempre debe estar con mucho cuidado de lo que hace y lo que dice. Hay un refrán o un pensamiento en el medio periodístico que dice, los triunfos y las derrotas duran 24 horas. Es decir, puede uno conseguir la exclusiva más importante, la entrevista más importante pero la rapidez, la velocidad de lo mediático hace que al otro día haya otra entrevista, otro reportaje que superen a lo anterior, o al revés también, a veces comete uno tales errores que cree que se va acabar el mundo, que quiere que se hunda todo junto con uno mismo porque hubo un gran error, y sin embargo, la velocidad mediática hace que las cosas puedan ir avanzando y yo creo que en este momento voy a recordar lo que en alguna reciente entrevista me dijo Carlos Albert, que es un comentarista deportivo polémico, muy crítico y muy congruente en su forma de ejercer este tipo de periodismo deportivo y dijo, es que la clave está en no rendirse, en seguir siendo uno mismo. No es una frase de superación personal, de un manual de superación personal. Es una frase real en la vida. Como periodistas, no debemos rendirnos, debemos luchar por decir aquello en lo que creemos, debemos seleccionar el medio en el que queremos participar y trabajar, y debemos luchar para que no nos impongan ni condiciones, ni censura, ni distorsiones de ninguna índole. [MÚSICA]