[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] ¿Cuáles son los pasos fundamentales en el trabajo de la corrección de estilo? Bueno, fundamentalmente es leer, hacer primero una lectura. En primero, muy digamos, muy relajada de esa información, ante todo el editor es un lector. Entonces, y por principio de cuentas debemos leer esa lectura como si nosotros fuéramos el lector. Visto así, nosotros necesariamente vamos a encontrar las contradicciones o las fallas, nos van a ir saltando en la medida que vayamos leyendo. De pronto encontramos una laguna, una contradicción, quizás alguna cacofonía, una serie de sonidos molestos, rimas molestas, también. Entonces, en esa primera lectura que se hace de manera, por lo general, rápida, instalándonos como si fuéramos un lector vamos a detectar todo ese tipo de fallas. O bien, es muy posible que detectemos varias de esas fallas. Ahora bien, retomando ese mismo texto, ese mismo material, pues vamos a entrar en materia. Es decir, a hacer un ejercicio concienzudo que nos permita movernos en dos niveles: un nivel es la gramática, estrictamente hablando, y la otra el fondo. En esos dos niveles vamos a poder movernos de tal modo, que podamos resolver problemas de fondo y problemas de forma asociados a la gramática. Uno y otro nivel están estrictamente relacionados y lo ideal es que haya una congruencia indisoluble entre ambos. Para empezar, y eso depende de la técnica que tenga cada editor, pues vamos, después de esa lectura inicial vamos a empezar a detectar las primeras fallas que puedan haber en términos de gramática, y de sintaxis. Es un ejercicio de revisión de gramática y morfosintaxis. Es decir, la morfología sintáctica, y la gramática en general. Vamos a ver allí, vamos a entrar en materia, a resolver reiteraciones. Si es una nota informativa simple y sencillamente hablando, pues vamos a tratar de evitar la objetivación, vamos a tratar de evitar la editorialización. Vamos a evitar la reiteraciones de ideas, vamos a tratar de que el texto tenga una fluidez que resulte agradable a la lectura. Eso, por una parte. De manera simultánea, desde luego vamos a estar trabajando para detectar posibles contradicciones de fondo. Es decir, vamos a ver, puede ser que un párrafo nos esté manifestando una idea escrito de una manera. Otro párrafo escrito de otra manera muy diferente, puede ser, y es muy frecuente que esté manifestando la misma idea. Luego, entonces, pues hay que, ya sea hacer un fundido, unir esos dos párrafos o eliminar uno de ellos. Entonces, de esa manera, podemos ir resolviendo cosas de fondo. Cosas de fondo también tienen que ver con el contexto histórico, con la coyuntura histórica o del momento, que nos va a permitir detectar contradicciones en función de ese contexto, como puede ser la naturaleza del hecho, si realmente ocurrió así, si ocurrió de otra manera. Allí es donde vamos a poder revisar como, digamos, detectar problemas de fallas de fechas, de detectar fallas en los nombres de las personas, en los nombres de las instituciones. Vamos a detectar también, posibles errores que el propio o la propia fuente, errores en los que la propia fuente haya incurrido. ¿Cómo podemos saber que una fuente incurre en un error? Pues, eso puede ser evidente. Leyendo su propio discurso, podemos ver ahí una contradicción de tal modo, discordante, que bueno, desde luego, podemos consultarlo con la misma fuente o bien, omitir ese párrafo que de dejarlo va a causar una confusión total. Eso es, de manera general lo que tenemos que hacer con un texto. Y yo añado algo más, cuando el editor o el corrector de estilo recibe un texto, debe asumirlo como propio, definitivamente como propio. Ese texto ya dejó de ser del autor, y es ahora del editor. Y yo, digamos, pongo este símil para hablar de ese caso. Ese texto es como un hijo que a nosotros se nos deja en adopción o que encontramos en la calle, todo desvalido, todo desaliñado, sucio, maltrecho, feíto, incluso. Entonces, allí nuestra tarea es tomar a ese niño, acogerlo con todo nuestro esmero y amor e inclusive, hay que regenerarlo. O bien, reacondicionarlo o revitalizarlo por decirlo de algún modo, hay que acicalarlo. Entonces, ese niño en esas condiciones, pues hay que dejarlo presentable, hay que ponerlo radiante, feliz, que tenga vida propia o que recobre su vida fundamental. ¿Qué diferencia hay entre un editor y un corrector de estilo? Bueno, hay una diferencia muy importante. Si bien, el editor por lo general, debe ser un corrector de estilo, el editor tiene como función, atender a los principios de línea de editorial del medio para el que trabaja. Él es responsable en muy buena medida junto con el editor general de tener, digamos, la personalidad, digamos, periodística que debe tener ese medio. El editor debe procurar que esa línea editorial se ajuste permanentemente a todos los parámetros periodísticos que se ha propuesto el medio, concretamente hablando. El editor también en esa concepción, tiene también la función de hacer el cabeceo, de disponer la disposición de los temas, de jerarquizarlos, de decidir qué tema va en qué lugar, de decidir si un tema va ilustrado o no, va destacado o no, esa es la función del editor en un sentido amplio. Y el corrector de estilo, pues, se dedica, su función es estrictamente hablando, como su nombre lo dice cuidar que el texto esté escrito de manera conveniente. Que no tenga fallas, que no tenga vicios, que no tenga errores ortográficos, que no tenga errores de fondo. Para mi la principal característica que debe tener un buen editor y corrector de estilo es, que sea un buen lector. No puede haber un buen editor y corrector de estilo, si no es un buen lector. Y sobre todo yo añado, que ese buen lector sea un buen lector de literatura. Sí, ciertamente, si estamos hablando de un editor y corrector de estilo de asuntos periodísticos, desde luego que debe ser un buen lector de diarios, que debe ser un buen lector de volúmenes sobre temas sociales, sobre temas históricos. Estamos hablando de un perfil que exige necesariamente de una vasta cultura general. Pero como habilidades primordiales es, número uno, que sea un excelente lector, ávido lector, exigente lector. Número dos, debe ser un profesional que tenga muy clara esa vocación. Que no tenga confusiones respecto de si quiere editar o si quiere escribir opinión, o si quiere escribir crónicas, o si quiere ser reportero, o si quiere ser fotógrafo, ese tipo de confusión vocacional siempre nos va a dar como resultado un gran fracaso. Mucha pérdida de tiempo y un gran riesgo, porque una persona que no tiene vocación desde luego, pues no tendrá el suficiente enfoque para realizar su trabajo y puede cometer errores que a la postre pueden causar problemas serios al medio para el que trabaja. Esa vocación, debe ser una vocación probada. Y número tres, definitivamente debe compenetrarse de tal modo con el medio que trabaja, que debe estar preparado eventualmente para asumir las funciones de editor en un sentido más general. ¿Qué quiere decir esto? Que ante la ausencia de los editores principales, pues, ese corrector o editor que está, digamos en un nivel de corrector de estilo, pueda asumir la responsabilidad de cuidar la línea editorial del medio para el que trabaja. [MÚSICA]